Es motivo de orgullo que, a pesar de que han querido destruirnos, no lo han logrado ni lo lograrán. No sólo porque tenemos autoridad moral, sino porque las mujeres y los hombres que participamos en esta lucha, profesamos un profundo amor por nuestros semejantes y, más allá de alevosías y frente a todo tipo de adversidades, mantenemos la firme convicción de construir una sociedad más justa, más humana y más igualitaria
Es motivo de orgullo que, a pesar de que han querido destruirnos, no lo han logrado ni lo lograrán. No sólo porque tenemos autoridad moral, sino porque las mujeres y los hombres que participamos en esta lucha, profesamos un profundo amor por nuestros semejantes y, más allá de alevosías y frente a todo tipo de adversidades, mantenemos la firme convicción de construir una sociedad más justa, más humana y más igualitaria
martes, 16 de julio de 2013
Ya ponganle un bozal al destrampado Fox
Por Esto!
La impunidad de los que debieran estar presos
María Teresa Jardí
Vaya que si tiene razón nuestro compañero de POR ESTO! Alejandro Páez Valera cuando dice, que estamos locos los que creemos, o decimos sin creer, como ha sido a veces mi caso, que Fox está loco. Cuando bien dice que: “... Vicente Fox Quesada es, sin tapujos sea dicho, un vividor; un hombre sin moral y sin ética. Es básicamente un individuo mezquino: así lo demuestra su historia personal...”.
Antes de llegar a gobernador de Guanajuato sabía Fox que no tenía capacidad para ser Presidente y así lo expresó en un desayuno en casa de una de sus primas ante algunos conocidos de ella, entre los que me encontraba.
Pero el poder es dinero y una vez gobernador ya no había reversa para Vicente Fox que es, quizá, el primer claro representante de la “obscenidad sin maquillaje” que hoy afecta a toda la mafia política. Y no es porque tampoco haya tenido él esa especie de “grandeza”, digamos, como el primer abusador del poder, lo que se concretó con Salinas y Zedillo. Pero lo que inició desde Alemán y se convirtió en regla con Echeverría. Y aquí abro un paréntesis y les cuento una anécdota.
El fin de semana pasado fui con mi hijo Julián, un nieto y mi nuera a Cuernavaca a un hotel con jardines espectaculares en medio del cual se encuentra un teatro. El hotel es japonés. Y el teatro una réplica exacta del teatro Kabuki situado en la ciudad de Kyoto. Un lugar convertido hoy en museo. Pero donde se llegaron a representar obras con actores traídos de Japón cuando vivía la constructora del lugar y primera dueña. Una rica excéntrica, heredera única de la fortuna Woolworth, quien se casó por séptima y última vez en ese lugar con un príncipe vietnamita. La que probablemente, a raíz de la muerte de un hijo en un accidente de aviación, vendió el lugar no se ha querido o realmente no se ha podido establecer a quién. Pero lugar que luego de saqueado fue abandonado. Comprado hace 19 años por quienquiera que sea dueño de ese o de todos los hoteles Camino Real. Rescatando lo que se pudo luego de un saqueo de todas las obras de arte por parte de los que lo antecedieron.
Cuenta, como mito de los lugareños, quien nos enseña el Teatro, que dicen estuvo en manos de Díaz Ordaz, primero, y de Echeverría luego; y pienso que tiene toda la lógica “el mito” que bien puede ser certeza. ¿Acaso no hicieron lo mismo Echeverría y su mujer con el mobiliario y obras de arte del Palacio Nacional y de Los Pinos? Y quién sabe si algunas de ellas no fueron a dar a “La Tigresa” por manos de Díaz Ordaz tan proclive a lo mismo. En manos de delincuentes hemos estado casi siempre. Pero que hoy Fox diga que él fue mejor presidente que Benito Juárez es incluso una ofensa a la república por parte de quien es pasto de presidio.
Vicente Fox sabe que no fue Presidente de México y que llegó a robar y a dejar robar y hoy sigue robando lo poco que al pueblo le queda. El agua es un líquido vital que en la realidad se ha ido privatizando merced a los cretinos que se tornan aquí en “gobernantes”, porque están podridos todos los partidos políticos que ahora condicionan la continuidad de un pacto —ignominioso para el pueblo mexicano porque deja fuera a la sociedad en su conjunto— solamente al rollo electorero. Ni siquiera se han enterado las jerarquías de los podridos, repito, partidos políticos, de que el pueblo mexicano ya no cree en las elecciones. Y sin instituciones, dado que desarmadas han sido todas en su estructura ética, nada más grave para un país que dejar morir la esperanza de que el cambio puede darse de manera pacífica. Tantas ejecuciones han acabado la capacidad de pensar de “Los chuchos” y los Madero. Y no se han querido enterar, ni siquiera con la ausencia de electores en las recientemente pasadas elecciones, la condena que para los partidos eso significa.
Fox es el exponente primero, pero no el último, de “la obscenidad sin maquillaje” impuesta como forma de “gobierno” desde la llegada de su segunda mujer al poder con la complicidad autista del esperpento que hoy pretende estar ubicado por encima de Juárez. A algunos, como Fox, tendrían que ponerles un bozal como ejemplo de combate a la indignante impunidad que con Peña continúa.
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