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De Tabasco a Yucatán, la ruta del saqueo
Andrés Granier, sus dos compadres y el sobrino Sáiz, con más de 37 años de negocios juntos
Andrés Granier Melo y sus dos compadres, Amílcar Sala Villanueva y
Carlos Alberto Pineda Calcáneo, (a) El “Pelón Pineda”, mantienen una
relación de negocios cuando menos desde hace 37 años, según consta en
Prodes, S.A. de C.V. y Operadora Tabasco, S.A. La primera fue creada en
1977 y la segunda, dos años más tarde, pero ambas están relacionadas: el
objeto social de la primera era construir y administrar cementerios,
venta de lotes para efectos de inhumación, en tanto que el de la otra
era la administración y operación de cementerios, cremaciones, servicios
funerarios y otros. Después surgieron otras sociedades.
Granier Melo y sus dos compadres escogieron a José Manuel Sáiz Pineda,
sobrino de “El Pelón” Pineda, para que operara, desde la Secretaría de
Administración y Finanzas, el desfalco multimillonario que arrancó en
2007, es decir, desde el inicio mismo de la administración.
Ese mismo año, en Villahermosa, Tabasco, este grupo se reunió con
quienes serían su contraparte en Yucatán en el plan de lavado de dinero:
Esteban Correa Bolio y Lorenzo Medina González.
La estrategia se definió básicamente en tres etapas:
La primera consistió en hacerse de entidades financieras,
preferentemente con historial, para no despertar sospechas, en las que
se metería el efectivo robado, para de ahí sacarlo en forma de préstamos
a terceras personas físicas o morales; tal fue el caso de la Financiera
Integral del Golfo, S.A. de C.V., MZ Financiera y MZ Financial Sofón;
las tres fueron adquiridas y/o creadas en octubre y noviembre del 2008, y
sus respectivos objetos sociales fueron adecuados en armonía con el
plan de blanqueo; como por ejemplo basta citar la cláusula que faculta a
los directivos a proporcionar financiamiento aun sin aval o garantía de
por medio. A la cabeza de estas financieras figuró la contraparte
yucateca, con Esteban Correa Bolio y Lorenzo Medina González, quienes, a
su vez, otorgaron poderes amplios, que incluían actos de dominio, a
“operadores personales” de Granier, sus dos compadres y Sáiz Pineda,
como fueron los casos de Ángel González Monterrubio y Ligia Corina
Cabrales Martínez.
La segunda etapa consistió en invertir lo robado en bienes raíces y
otras inversiones, principalmente. Fue así como Lorenzo y Esteban se
dedicaron a comprar compulsivamente terrenos en distintos municipios,
comenzando por Kanasín, terrenos que luego ofrecían en venta para así
reintegrar el efectivo ya “blanqueadito”. Por ejemplo: Lorenzo, como
persona física y socio de la financiera, le pide a ésta un préstamo y
con el efectivo compra un terreno en Kanasín y se lo vende a la empresa
Argenteus, S.A., representada por José Luis Evia Góngora y José Enrique
González Prieto por un monto de 24 millones 732 mil 624 pesos, según la
escritura pública número 356 otorgada el 31 de marzo del 2001, por el
notario público Núm. 89, con residencia en Motul, Emilio García Ferrón.
Tanto Lorenzo, como Esteban, han realizado decenas de operaciones similares.
La tercera etapa
En paralelo con la segunda etapa, la tercera consistió en hacerse
“ejidatarios” en diversos ejidos de Yucatán para hacerse de terrenos y
venderlos muy por arriba de su valor real, sin el correspondiente pago
del Impuesto Sobre la Renta, como lo establece la Ley Agraria.
De esta forma, los dos compadres consentidos de Granier Melo, así como
su ex Secretario de Administración y Finanzas, fueron convertidos en
“ejidatarios” en ejidos de Kanasín, Umán, Tixpéual y Mérida, entre el
2009 y 2010, lo mismo que su contraparte yucateca, Esteban Correa Bolio,
Lorenzo Medina González y sus respectivas esposas y otros empleados.
Dos casos ejemplifican el blanqueo de recursos: la operación por 246
millones de pesos que José Manuel Sáiz Pineda, en su calidad de
“ejidatario”, concretó con la empresa “Patrimonio Kanasín” por la venta
de 136 hectáreas, monto que acordaron pagarle durante 10 años.
El otro fue por 69 millones de pesos por 6 hectáreas en Tixpéual, que
juntas no valen ni 120 mil pesos; en esta compraventa intervinieron los
“ejidatarios” Camilo José Otero Roche y María José Ongay Esquivel,
empleados de Esteban y Lorenzo, quienes recibieron 69 millones de pesos
de Abraham Cupil Córdoba, padre de Marlis Cupil López, secretaria de
José Manuel Sáiz Pineda, y quien guardaba en su predio 88.5 millones de
pesos en efectivo, episodio clave en el destape de la investigación que
se le sigue al ex mandatario tabasqueño por el desfalco de miles de
millones de pesos.
Advertencia
POR ESTO! ha advertido que son muchos más los involucrados en el
latrocinio en perjuicio del pueblo tabasqueño, así como en las tareas de
blanqueo en Yucatán, y que las operaciones consignadas hasta ahora no
son todas, pues el “Grupo Tabasco” y su contraparte yucateca operaron en
numerosos ejidos.
Independientemente de las medidas que han tomado y seguramente tomarán
las autoridades que investigan este mayúsculo desfalco al erario, urge
también modificar la legislación agraria que permite la simulación y
facilita la infiltración de elementos indeseados en el seno de los
ejidos, evidentemente con la complicidad de los funcionarios del sector,
quienes deberían ser sancionados ejemplarmente para cortar de tajo la
especulación con terrenos ejidales.
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