PROCESO
Violencia en el DF: ‘Desde 2010 se los dijimos’
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El Distrito Federal muestra hoy su verdadero rostro: el de la
delincuencia organizada que las autoridades locales se empeñan en negar.
Ismael Rivera Cruces, presidente de la Asociación Nacional de la
Industria de Discotecas, Bares y Centros de Espectáculos (Anidice),
sostiene que desde 2010 le comunicaron al gobierno capitalino acerca de
la irrupción de jóvenes en bares y centros nocturnos de la Zona Rosa y
otras colonias que encararon a los propietarios de los establecimientos y
les dijeron que iban a vender droga. Pero las autoridades no tomaron el
guante. Hoy, ante la desaparición de los 12 jóvenes en el bar Heaven,
no hay duda de que el crimen organizado está en nuestra ciudad, secunda
el dirigente de la Coparmex en el Distrito Federal, Fernando Óscar
García Chávez.
Desde septiembre de 2010, decenas de jóvenes comenzaron a frecuentar
bares y centros de espectáculos de la Zona Rosa y la Condesa. Iban en
grupos de 20 o 30. Desde el principio advirtieron a los gerentes de los
establecimientos que estaban ahí para vender estupefacientes; les
dijeron que si no les permitían el acceso los matarían. Ante las
amenazas, terminaron por abrirles las puertas de sus negocios.
Además de violentos, los adolescentes portaban armas largas. Solían
arribar a la zona en automóviles viejos, no en camionetas. Y así, de
repente, se adueñaron del entorno, según relata Ismael Rivera Cruces,
presidente de la Asociación Nacional de la Industria de Discotecas,
Bares y Centros de Espectáculos (Anidice).
“Atemorizados, acudimos a solicitar ayuda de las autoridades del
gobierno del Distrito Federal. Nos entrevistamos con José Ávila,
entonces secretario general de Gobierno –hoy es diputado local por el
PRD– y Héctor Serrano, su sucesor.
“También lo hicimos con el actual titular de Seguridad Pública, Jesús
Rodríguez Almeida, quien se desempeñaba como subprocurador de la PGJDF
(Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal) y después
encargado del despacho del titular de esta dependencia”.
Rivera Cruz afirma que él y sus compañeros se reunieron con Rodolfo Ríos
Garza, quien por esas fechas era secretario particular del procurador
(hoy es el titular de la PGJDF), así como con Manuel Mondragón y Kalb,
quien se desempeñaba como titular de la Secretaría de Seguridad Pública
capitalina (actualmente es el Comisionado de la Policía Federal).
Esos son los antecedentes de la violencia de alto impacto que se ha
exacerbado en las últimas semanas en zonas de la Ciudad de México,
incluido el barrio de Tepito, considerada hoy como una zona generadora
de crímenes similares a los cometidos por las organizaciones
delincuenciales de 2008 a la fecha.
Esa violencia contradice al jefe de Gobierno capitalino, Miguel Ángel
Mancera, quien insiste en que no existen cárteles de la droga en la
Ciudad de México; incluso considera que la muerte de Horacio Vite Ángel
en las inmediaciones del bar Black el pasado 24 de mayo, así como la
desaparición de 12 jóvenes tepiteños ocurrida dos días después en el
Heaven, propiedad del empresario Ernesto Espinoza Lobo, son atípicos
(Proceso1909).
La noche del jueves 6, un par de horas después de que un comando armado
ingresara al gimnasio Body Extreme –en la calle Panaderos 43, colonia
Morelos, colindante con Tepito– a ejecutar a cuatro hombres y pese a
que aún no iniciaba la investigación, Mancera se apresuró a decir que
ese atentado no tenía relación con el del Heaven, pues se trató de una
venganza directa.
También omitió hablar sobre Antonio Ortega Márquez, quien desapareció de
ese mismo bar en 2011. El martes 4, su hermano Pablo Antonio Ortega
presentó un escrito de inconformidad ante la agente del Ministerio
Público Reyna Lozada Bernal, porque, arguyó, la Fiscalía a Especial de
Investigación para Secuestros regresó el expediente
DGAVD/CAPE/1012/11-08 al Centro de Atención a Personas Extraviadas y
Ausentes (CAPEA).
Las contradicciones
El cúmulo de declaraciones apresuradas y contradictorias de Mancera y
del procurador Ríos Garza abonan más incertidumbre a las familias de los
jóvenes desaparecidos, afirma Eugenia Ponce, tía de Jerzy, hijo de
Jorge Ortiz Reyes, El Tanque, condenado en 2004 a 23 años en prisión por
liderar la banda de narcomenudistas de Tepito.
“El procurador es contradictorio, en reunión sostenida la tarde del
martes 4 nos mostró un video en el que se ve un vehículo color vino y un
taxi que llegan al bar Heaven. La imagen muestra que siete de los
jóvenes bajan del taxi e ingresan al bar, sus padres los identificaron.
Sin embargo, nunca vemos que del otro vehículo baje alguien. Por lo
tanto, no hay nada que nos confirme que los otros cinco muchachos
estuvieron ahí”, dice Eugenia Ponce.
No es verdad, agrega, que les mostraron los resultados de la práctica de
diligencias como el análisis de 12 videograbaciones obtenidas, según el
procurador Ríos, tanto de las cámaras de gobierno como de distintos
establecimientos y tampoco abordaron el análisis telefónico de las
llamadas que hicieron los desaparecidos.
También hay confusión porque el 31 de mayo, después de que las familias
de los jóvenes tepiteños bloquearon el Eje 1-Norte, el gobierno del DF
los envió a la PGR para que solicitaran la atracción del caso: “Ahí
solicitamos hablar con Jesús Murillo Karam, pero nos recibió (la
exdiputada perredista) Eliana García Laguna, coordinadora general de
Políticas Públicas de la Subprocuraduría de Derechos Humanos de la PGR,
quien incluso se disculpó y declaró que no tenía competencia para
atender el caso”, agrega.
El viernes 7, el procurador Ríos sostuvo una tercera reunión con los
padres de los jóvenes. Les mostró un segundo video en el cual se observa
el momento en que fueron subidos en varios automóviles, pero no se ve a
ningún integrante del comando ni a personas encapuchadas. El
funcionario afirmó que en los hechos están involucrados 17 personas que
se ven caminando frente al bar y a bordo de vehículos minutos antes de
la salida de los jóvenes.
Josefina García, madre de Said Sánchez –hijo de El Papis, otro de los
delincuentes presos–, refuta: “Era un video borroso, con imágenes
lejanas en las que se ve a hombres que llegan, estacionan vehículos y
caminan por la calle; pero no se ve que suban a los muchachos. No veo a
mi hijo y si estaba ahí, quiero ver que salga. Juegan con la vida de
ellos. Es una burla. No entiendo por qué lo hacen…”
Otra declaración que “desvanece” la versión de Mancera, según publicó
Reforma el jueves 6, es la de Gabriel Carrasco, El Diablo, jefe de
seguridad del Heaven. Él reveló que Marco Ledesma Rodríguez, El
Mosquito, su hermano Dartx, así como Ernesto Lobo y el encargado del bar
Heaven –conocido como Polo–, le ordenaron apoyar un levantón que “se
realizaría por esos días”.
De acuerdo con el expediente DGAVD/CAPE/ T2/891/13-05, el levantón se
realizaría cuando los jóvenes acudieran al Heaven. Quien iba a dar el
pitazo era Polo. El Diablo se enteró de que la acción se iba a realizar
el 26 de mayo en ese bar, por lo que salió del establecimiento a las
ocho de la mañana y regresó en el momento en que se realizaba el
levantón.
“Espera a Mario (Ledesma Rodríguez) para darle seguridad, el cual sale
del bar y se retira del mismo con una amiga, al parecer española, y con
Andrés Estuard Henonet González, chofer de Rodríguez Ledesma y su
esposa, Brenda Angélica Casas Figueroa”. De acuerdo con El Diablo, ese
día Henonet González se quedó afuera del bar como apoyo.
En sus primeras declaraciones, El Diablo dijo que el secuestro estaba dirigido contra Jerzy Ortiz, hijo del Tanque.
Ese día también fueron detenidos Henonet González y Casas Figueroa. Ella
declaró que su esposo se escondió luego de la desaparición de los
jóvenes y aseguró que él estaba consciente de que en el Heaven se
vendían sustancias prohibidas. Al día siguiente El Mosquino se entregó a
la PGJDF.
“Cuando se registran los hechos del bar Haven, ya habíamos advertido
esta problemática a las autoridades capitalinas. Sabían que desde 2010
ciertos lugares estaban siendo presionados por grupos desconocidos que
entraban a vender sustancias prohibidas en los establecimientos”,
insiste el representante de la Anidice.
Los orígenes
¿En dónde empezó todo?, se le pregunta a Ismael Rivera Cruces.
“En septiembre de 2010 (los distribuidores de droga) sometieron
alrededor de 150 de los 250 negocios de la Zona Rosa y La Condesa.
Llegaban a las 11 o 12 de la noche a los establecimientos y comenzaban a
operar. De muchos lugares tuvieron que irse porque no encontraron
mercado. Curiosamente se retiraron por un tiempo y el espacio quedó
tranquilo durante 2011”, relata.
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