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Reconciliación o carpetazos?
Sanjuana Martínez
Enrique Peña Nieto quiere cerrar la era de horror y barbarie iniciada
por Felipe Calderón. Y para ello no ha escatimado recursos, leyes y
simulaciones a fin de instaurar el llamado “momento de reconciliación”.
El
problema es que el número de muertos durante su gobierno va en aumento:
casi nueve mil en seis meses. A este ritmo superará a su antecesor que
cerró sexenio con 100 mil muertos y 300 mil desaparecidos.
Las mañas del PRI para gobernar son conocidas: repartir dinero, poder,
puestos, estatus… y lo más importante, los priistas son maestros en la
vieja máxima: divide y vencerás. Han logrado desarticular la fuerza
imponente del movimiento de víctimas de la guerra.
Los familiares de los desaparecidos y asesinados siguen luchando, pero
ya no tienen esa cohesión, ni mucho menos la unanimidad para exigir
resultados. De la escena pública ha desaparecido, por ejemplo, nuestro
querido Javier Sicilia, entre otros tantos líderes que en su momento
durante el inicio del sexenio creyeron las promesas del nuevo inquilino
de Los Pinos.
A cambio, surge el llamado para acudir a actos de “reconciliación”,
escenarios públicos donde los funcionarios o policías piden perdón a las
familias de los desaparecidos y solicitan el necesario olvido de lo
sucedido para “sanar las heridas” y así vivir todos en paz y armonía.
El espectáculo colorido proviene de colectivos y gente muy diversa. En
primer lugar tenemos a la famosa Isabel Miranda de Wallace, presidenta
de la Asociación Alto al Secuestro quien acaba de celebrar una ceremonia
en el Memorial de las Víctimas de la violencia, denominada “Duelo,
reconciliación y paz” con Alto al Secuestro, MéxicoSOS y Provictima.
Según ella, con este tipo de actos se busca que las víctimas “sanen” su
dolor y “recuperen el valor de la vida y la paz”.
El evento, con toda la escenografía y palomas blancas lanzadas al cielo,
pretende lavar la cara del gobierno de Enrique Peña Nieto y de paso la
del ex mandatario denunciado por crímenes contra la humanidad, Felipe
Calderón. No es más que una operación de maquillaje para intentar dar
carpetazo a los graves casos de violaciones de derechos humanos que
sucedieron y que siguen sucediendo.
En distintos estados de la República, este ejercicio de “reconciliación”
se repite, seguramente bajo la línea del gobierno federal. Por ejemplo,
en Nuevo León, la Comisión Estatal de Derechos Humanos, presidida por
Minerva Martínez y la organización Ciudadanos en Apoyo a los Derechos
Humanos CADHAC, dirigida por la religiosa Consuelo Morales, han
encabezado este tipo de actos del perdón.
El pasado 14 de mayo, en la Sala del Cabildo de Juárez, Nuevo León, el
Alcalde Rodolfo Ambriz Oviedo pidió disculpas públicas a los familiares
de Israel Arenas Durán, desaparecido el 17 de junio de 2011, junto a
otros tres jóvenes: Adrián Nava Cid, Javier García Álvarez y Reynaldo
García Álvarez. Se trata de desapariciones forzadas, ya que los cuatro
fueron detenidos por agentes de tránsito del municipio de Juárez al
salir de un bar y posteriormente entregados a “Los Zetas”. Ninguno de
los agentes detenidos ha señalado el paradero de los desaparecidos. El
acto de “reconciliación” es confuso, ya que las disculpas provienen de
un alcalde que ni siquiera era alcalde en el momento de la desaparición
de los cuatro jóvenes.
¿Cuál es la verdadera intención de este tipo de eventos simuladores,
estimulados por “recomendaciones” de las comisiones estatales de cada
ciudad, en complicidad con supuestas organizaciones no gubernamentales?
El pasado 29 de mayo, el Alcalde del municipio metropolitano de Apodaca,
Nuevo León, Raymundo Flores, ofreció una disculpa pública a familiares
de Martín Torres Martínez de 17 años, desaparecido el 19 de octubre del
2012, por cuatro uniformados de esa localidad. Dentro de la escenografía
preparada, los familiares de las víctimas como en este caso, Ubelia
Martínez, madre del joven desparecido, luce triste, llorando,
descompuesta por el dolor y la angustia. Algunos familiares de
desaparecidos me han comentado que la comisión estatal de derechos
humanos y otras ONGs los presionan para acudir a este tipo de actos y
les prometen ayuda psicológica, becas, y apoyo económico a cambio.
En el escenario de la simulación del gobierno de Enrique Peña Nieto, hay
que incluir la reciente creación de la Unidad de Búsqueda de Personas
Desaparecidas, una dependencia que nace sin presupuesto, ni protocolos
de búsqueda.
Para buscar a más de 300 mil desaparecidos y 80 mil migrantes
desaparecidos en México durante su paso a Estados Unidos, el gobierno
capacitará nada menos que a 12 agentes del Ministerio Público. El número
resulta ridículo ante la magnitud de la tragedia nacional. Y nos
confirma que se trata, nuevamente, de una operación de maquillaje.
Todo esto aunado a la famosa Ley de Víctimas y su falta de operación a
seis meses de gobierno del señor Peña Nieto. Una ley sin dientes y con
grandes lagunas para la atención debida a las víctimas. La Secretaría de
Gobernación apenas acaba de publicar el decreto por el que se reforman,
derogan y adicionan diversas disposiciones de la Ley General de
Víctimas, así como del Código Federal de Procedimientos Penales. Entre
los cambios de maquillaje se reforman los artículos del 1 al 180 y se
derogan del 181 al 189. El gobierno sigue discutiendo cuál es el
estatuto de “víctimas potenciales” y creó el Registro Nacional de
Víctimas.
El nuevo modelo nace obviamente sin presupuesto, solo con la finalidad
de resarcir los derechos de los miles de mexicanos, víctimas de la
delincuencia organizada y establecer la figura de “reparación integral
de daños” con el pago de indemnizaciones.
Es evidente que el PRI de Peña Nieto quiere ir dando carpetazos a los
asuntos a base de dinero. Afortunadamente no todos los familiares de
víctimas de la guerra están dispuestos a perdonar y olvidar, sin antes
encontrar a sus familiares o recibir el acceso real a la justicia.
México tardará décadas en determinar el paradero de cada uno de los
desaparecidos y para ello necesita una Comisión de la Verdad en este
gobierno o en los siguientes.
(SIN EMBARGO.MX)
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