¡¡Exijamos lo Imposible!!
Contrlínea
Ante el botín y el autoritarismo, debemos evaluar a los funcionarios
Álvaro Cepeda Neri *
Siguen los actos de funcionarios de todo nivel que en la cima del poder
se enriquecen con el patrimonio público.
Y en la capital del país –
que
está en busca de erigirse en un Estado más de la Federación–,
existen mil
maneras de saquear sus finanzas;
pues quienes llegan a su jefatura,
hacen transacciones económicas donde se llevan su tanto por ciento.
Con
excepción de los dos períodos de Uruchurtu,
cuando menos desde Casas
Alemán,
Corona del Rosal,
Martínez Domínguez,
Sentíes Gómez… ¡Hank
González!,
Ramón Aguirre,
Espinosa Villarreal,
¡Rosario Robles! y
Marcelo Ebrard,
salvo prueba en contrario,
ninguno salió con las manos
limpias.
Todos han cometido,
impunemente,
ejercicio indebido del
servicio público,
abuso de autoridad,
enriquecimiento ilícito y un largo
etcétera.
Marcelo Ebrard,
por ejemplo,
vendió 434
mil 590 metros de la calle Benito Juárez a un hotel en la colonia Santa
Cruz.
Esta vía pública está fuera del mercado de bienes y supuestamente
se vendió en 4 millones,
como consta en la escritura ante el Notario
227.
Su precio es quizá 100 veces mayor.
Alfredo Páez (
Reforma,
11 de mayo de 2013)
informa de esa venta que huele a enriquecimiento
ilícito.
Antes,
también con Marcelo Ebrard,
se puso a la venta otro
predio público y al armarse fuerte denuncia,
la operación se vino abajo.
El abuso de los funcionarios carcome a las instituciones;
genera odio
en la población y acumula malestar social y político,
que lleva a la
desconfianza ciudadana y al repudio popular violento.
Este abuso también se manifiesta en aquellos que se comportan como dioses
asegurando tener la verdad absoluta, y una vez que toman una decisión
ha de acatarse sin siquiera el llamado “derecho de pataleo”. Los
Artículos constitucionales 1, 3 (para el caso estricto de los maestros),
5, 6, 7, 8, 9 y 39, fueron diseñados para cuestionar, impugnar y hasta
hacer que los funcionarios tomen buenas decisiones políticas, económicas
y sociales.
Suponiendo sin conceder, tal vez esta
Reforma Educativa sea para mejorar la calidad de la enseñanza. Y que el
peñismo tiene razón. Aunque Chuayffet debe ser evaluado en teorías
políticas, pues ha salido con la babosada de que tal reforma
“será democrática o no será”. Aunque los maestros estén equivocados, aún
así tienen derecho de impugnar. Y si han recurrido a manifestaciones
que los funcionarios y sus nazifascistas periodistas califican de
violentas, es porque los Chuayffet, “montados en su macho” (sin doble sentido), autoritariamente quieren imponer tal reforma. El locutor Jesús Martín, de Radio Red, recomienda dar de “palos” a los maestros o que se hagan realidad las amenazas peñistas.
Vendría bien someter a un examen a esos
funcionarios y políticos de la elite. Saber si están actualizados en
política económica ya que siguen aferrados al neoliberalismo de la
Thatcher. También someterlos a una revisión psiquiátrica, porque algunos
están como locos… de poder y quieren que los maestros acepten exámenes
que ponen en riesgo su empleo, sin haber sido previamente actualizados
en conocimientos. Hay que evaluar a los funcionarios, para ver si como roncan, duermen.
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