La Jornada
Pero si bien los familiares y simpatizantes de los presos del primero de diciembre están en su derecho de buscar la liberación de los detenidos por vía legal, las autoridades ejecutivas y legislativas habrían debido mantener cada asunto en su respectiva pista: poner fin, por un lado, a la injusticia, lo que pasa porque la PGJDF se desista de los cargos, y suprimir, por el otro, una norma legal a todas luces imperfecta, inadecuada y autoritaria.
Sin embargo, después de una semana de idas y vueltas en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), sus integrantes, en vez de suprimir el artículo mencionado, se limitaron a reducir las penas correspondientes, que fluctuaban entre cinco y 30 años de cárcel, a entre dos y siete años. De esa manera, la figura delictiva alcanzaría la categoría de
no gravey los imputados podrían lograr la libertad mediante caución. Por su parte, la procuraduría capitalina se empecina en mantener las imputaciones contra los afectados.
ataque a la paz públicaa una acción específica. Por su parte, el gobierno que encabeza Miguel Ángel Mancera porfía en prolongar y en agravar un problema político causado, en todo caso, por la administración que le antecedió y que agravia a una ciudadanía democrática, progresista y opuesta a prácticas autoritarias y represivas.
El artículo 362 debe ser derogado o reformulado totalmente, después de un proceso de análisis y discusión profunda, y no al vapor para sortear un conflicto político como el que plantea la permanencia en la cárcel de presuntos inocentes. Las imputaciones contra éstos deben ser retiradas por el simple hecho de que las capturas y consignaciones respectivas son un triste ejemplo de inconsistencia en el accionar policial y en la procuración de justicia. Cabe recordar, en este sentido, que una autoridad capaz de rectificar gana, a la larga, el respeto y respaldo ciudadano.
Finalmente, los verdaderos responsables de los destrozos y de la violencia del primero de diciembre se encuentran, según los elementos de criterio disponibles, libres e impunes, y la PGJDF tiene ante sí el deber de identificarlos y presentarlos ante la instancia judicial que corresponda.
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