¡¡Exijamos lo Imposible!!
La Jornada
1-D: excarcelaciones y pendientes
La inminente liberación
bajo fianza de los 13 detenidos del 1° de diciembre que aún permanecían
en prisión –Bryan Reyes fue liberado anoche y se esperaba que, de un
momento a otro, salieran los restantes– pone fin, en lo inmediato, a una
situación a todas luces injusta; es un positivo primer paso hacia la
restitución del estado de derecho en la capital de la República y
constituye una recuperación del sentido democrático, progresista y
apegado a los derechos humanos al que deben apegarse, por mandato
popular, las instituciones políticas del Distrito Federal. Sin embargo,
aún queda mucho camino por recorrer para corregir las injusticias
cometidas, lograr el pleno esclarecimiento de lo ocurrido en esa fecha e
identificar y sancionar a los verdaderos culpables de la violencia y
los destrozos, así como a los mandos y elementos policiales responsables
de los atropellos perpetrados.
Es lamentable,
por principio de cuentas,
que los representantes
capitalinos,
en vez de reconocer desde un primer momento el abuso de
autoridad y el extravío represivo que condujo a 14 ciudadanos a la
prisión y a la imputación legal,
y de desistirse,
en consecuencia,
de
los cargos presentados,
hayan sorteado la situación mediante un parche
legal,
como el que efectuó antier la Asamblea Legislativa del Distrito
Federal en el artículo 362 del Código Penal capitalino.
Tal arreglo
desembocó en una situación paradójica y exasperante:
las autoridades,
en
lugar de resarcir a ciudadanos que fueron violentados en sus derechos
básicos,
les cobran una fianza por dejarlos en libertad y,
para colmo,
sometidos a proceso.
Un factor a considerar es la presión política ejercida por los
propietarios de los locales comerciales del Centro Histórico
vandalizados el 1° de diciembre.
Sin ignorar las pérdidas sufridas ni el
derecho de los empresarios a la justicia,
es claro que su posición fue
el punto de partida para un clamor de linchamiento judicial de aquellos
que fueron capturados en forma arbitraria,
discrecional y aleatoria por
las fuerzas policiales.
Tal clamor fue minuciosamente atizado por la
mayor parte de los medios informativos,
especialmente los electrónicos,
los cuales se encargaron de juzgar y condenar a los detenidos,
sin
preocuparse por informar sobre la otra cara de lo sucedido:
las
manifiestas provocaciones a la violencia protagonizadas por individuos
aún no identificados,
la brutalidad y la saña policiales y las fallas
–
involuntarias o no–
ocurridas en la cadena de mando durante esa
jornada.
Cabe esperar que en los próximos días se hagan evidentes en
las diligencias judiciales las irregularidades,
falsedades e
incoherencias de las acusaciones contra los 14 y que caigan por su
propio peso,
que se reconozca el extravío de autoridad cometido en
contra de ellos;
que los verdaderos responsables del vandalismo y de los
atropellos perpetrados el 1° de diciembre sean puestos a disposición de
las autoridades jurisdiccionales,
y que la ALDF emprenda un proceso de
análisis y debate con la participación de la sociedad sobre el artículo
362 del Código Penal.
Si se logran tales propósitos,
la ciudad de México
podrá volver a concentrarse en la solución de problemas sociales y
administrativos,
y el país ganará en civilidad,
justicia,
libertades y
vigencia de la legalidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario