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Nuevo partido, viejas tretas
Francisco Rodríguez
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Al decir de los clásicos, en política no existen las casualidades. Fortuito, entonces, no es el anuncio que el fin de semana hicieran personajes tan disímbolos como Manuel Espino, los hermanos Arce-Círigo, Ramón Sosamontes, Patricia Olamendi y Teresa Vale de que ya les ordenaron, perdón, de que ya se les ocurrió crear un nuevo partido político que dizque para combatir, ejem, ejem, la corrupción.
Y no es casual, sino causal. Nacerá el nuevo partido al amparo de las
viejas tretas que alguna vez dieran vida artificial a los ya
desaparecidos partidos Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM) y
Popular Socialista (PPS), esto es, será “paraestatal”. Con él se
pretendería hacer frente a la formación de otra naciente organización
política, la que ahora mismo organiza Andrés Manuel López Obrador, a
partir de su Movimiento de Regeneración Nacional, popularmente conocido
cual Morena.
Así, si el PARM era manejado desde la Secretaría de Gobernación –bien
podría decirse que el controversial Manuel Bartlett fue su último real
dirigente–, el de Espino, Arce-Círigo bros., Sosamontes,
Olamendi y Vale, se adivina, va a ser “coordinado” directamente desde
las oficinas que en el próximo gobierno ocupe el todopoderoso Luis
Videgaray, indudable alter ego del mexiquense Enrique Peña Nieto.
Y si en su momento el PPS era definido como el de los “poquitos, pero
serviles”, el de dulce, chile y manteca en el que forman filas un ex
dirigente nacional panista que proviene de “El Yunque”, ex legisladores
perredistas que se iniciaron en la guerrilla y, entre otros, un par de
señoras que alguna vez se enmarcaran en la democracia social, tiene ya
bien precisada la nueva posición que –sumiso IFE mediante– habrán de
ocupar en el espectro político en los próximo meses y años: esquirolear al partido que está conformando López Obrador.
Sumados en su momento a la campaña de Peña Nieto bajo el disfraz o
bandera de la concertación social, los promotores de este nuevo partido
pecan de infantiles cuando anuncian que, entre sus objetivos está el de
poner fin a 200 años de confrontaciones políticas por diferencias
ideológicas. Todos a portarse bien y a mantener un pensamiento uniforme,
please.
Y si tal pensamiento único coincide con el del poderoso en turno,
pues más que mejor, pues, como en los cuentos escritos para llevar a
dormir a los niños, viviremos felices para siempre.
¿Cuánto va a costarnos a los contribuyentes este nuevo cuento, perdón,
este nuevo partido mescolanza de intereses personales y sin seguidores
ni militancia?
Esa es la pregunta en torno a la cual debemos reflexionar.
OTRA ARRUGA AL TERCIOPELO
Una tras otra aparecen las arrugas en lo que algunos insisten en
llamar transición “aterciopelada”. César Camacho, personaje
indudablemente cercano al señor Peña Nieto, acaba de publicar su opinión
en torno a la guerra de Felipe Calderón, a la que intitula “Sin Capos,
el Narco no Luce de Capa Caída”. Y dice:
“Detrás de la polvareda levantada por la carencia de una estrategia
informativa, la ineficacia en la conducción del operativo, la ausencia
de inteligencia en la investigación y demás desaciertos evidenciados por
el supuesto abatimiento de ‘El Lazca’ y posterior extravío de su cuerpo
que hubiera constituido la evidencia absoluta, persiste un problema
mayúsculo sobre el que es preciso detenerse para analizar el combate al
narcotráfico que encabeza el gobierno actual que, todo indica, yerra al
centrar sus esfuerzos en atacar a los llamados ‘capos del narcotráfico’
pues, asumiendo sin conceder que a la fecha hayan abatido ‘a 22 de los
37 delincuentes más buscados’ como reza la propaganda gubernamental, la
violencia en el país no cede, no deja de crecer el número de
consumidores de estupefacientes –lamentablemente, de manera subrayada,
entre la juventud mexicana- ni disminuyen las cantidades de droga
exportada a todo el planeta desde nuestro territorio. Estamos en el peor
de los escenarios: ausencia de estrategia, lo que hace imposible
verificar sus resultados, cuando se anuncian, y abundancia de evidencias
cotidianas de que los narcotraficantes están en jauja.
“Desgraciadamente, aun sin capos, el narcotráfico no luce de capa caída…”
Índice Flamígero: Paulatinamente se apaga la
estrella mediática de Felipe Calderón. Ya no ocupa las ocho columnas.
Ahora las acapara quien será su sucesor ¡dentro de 44 días!
www.indicepolitico.com / pacorodriguez@journalist.com
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