sábado, 23 de junio de 2012

Por convicción yo votaré por Amlo y punto

¡¡Exijamos lo Imposible!! 
La vuelta a la izquierda 
Tiaré Scanda

Tiaré Scanda es actriz de cine, teatro y TV. En 1996 fue nominada al Ariel a mejor actriz de reparto por “El callejón de los Milagros” y en 2001 a la Diosa de Plata a mejor coactuación femenina por “De ida y vuelta”. En la telenovela “Por ella soy Eva”, de Televisa, es “Marcela Noriega”, mujer víctima del machismo y la violencia intrafamiliar.

Todos somos mexicanos pero no a todos nos educó la misma madre.

En la recta final del proceso electoral, aún siendo críticos del candidato, muchos votantes están convencidos de que la izquierda, trabajando en conjunto con los ciudadanos, puede lograr que haya justicia, crecimiento económico, mejor educación, acceso a la información, confianza y paz social.

“Usted tiene que aceptar que está mal”, me dijo un señor priísta cuando respondí a su pregunta de por quién pensaba votar.

¿Cuáles serán los valores que lo hacen identificarse con su partido y pensar que él está bien?

Más que una filiación política, ser priísta es una actitud ante la vida que, personalmente, no comparto. Como de colonizadores. Como si pensaran: “Estos indios no entienden que mientras nosotros sigamos siendo ricos, ellos van a tener trabajo sirviéndonos”.

No les cabe en la cabeza que los demás también quieran ser exitosos y proveer a sus hijos de las mejores cosas posibles, igual que ellos.

No tengo nada en contra de que la gente sea rica, especialmente si ha trabajado para lograrlo. Los hay quienes reciben herencias porque sus padres o sus abuelos se esforzaron para que vivieran mejor, y quizá hasta generaron empleos, todo eso me parece muy bien.

Pero los otros ricos, los que se han enriquecido robando, los que estando en el poder han sido cómplices de narcotraficantes, asesinos de periodistas y hasta encubridores de pederastas, esos no pueden seguir impunes ni ser premiados con nuestra confianza y por eso sería profundamente triste y descorazonador que ganara el PRI.

¿De verdad seremos capaces de devolverles el poder para que lo usen en nuestra contra?

Respecto a los otros partidos, como me decía un amigo hace poco, no están conformados por suecos, daneses o finlandeses; son los mismos mexicanos.

Insisto. Todos somos mexicanos pero no a todos nos educó la misma madre. Hay mucha gente que todavía tiene valores, que devuelve el cambio cuando le dan de más, que le cede el lugar en el camión a una persona mayor o una mujer embarazada. Que se solidariza con sus vecinos, y que entiende que en la medida que el de al lado esté bien, todos vamos a estar bien.

Y esa gente busca asociarse con otros que se le parecen. Lo que los une es la esperanza, a veces ingenua, de que la balanza puede inclinarse hacia el bien.

Lamentablemente, “en todos lados se cuecen habas”. Y en medio de un grupo de personas buenísimas puede haber tres o cuatro ambiciosos, mezquinos, que son como esos malos de las caricaturas cuyo único objetivo es “dominar el mundo”. ¡Falta que lo permitamos!

Con un gobierno de izquierda todos los ciudadanos vamos a poder opinar. Con uno de derecha, sólo algunos podrán hacerlo. Pero si el partido que queda en el poder es históricamente represor y violento, ahí estamos jodidos porque no nos vamos a poder defender de eso.

El día del #DebateYoSoy132 me dio mucho gusto escuchar a alumnos de doctorado cuestionar respetuosa pero incisivamente a los tres candidatos presidenciales que aceptaron participar. Ha quedado claro que el respeto no es servilismo ni miedo. Llamó la atención la silla vacía de un Peña Nieto que no quiso exponerse a la crítica, porque tiene cola que le pisen como de aquí a Atenco y de regreso, pasando por casa de Salinas y Montiel, entre otros. Quizá tenía miedo de que le preguntaran de qué murió su exesposa y no recordarlo. O que siendo estudiantes lo fueran a empezar a fastidiar con el tema de los libros, como si la educación fuera importante.

Decir que el movimiento #YoSoy132 no es autónomo es no reconocer el derecho y la capacidad de los jóvenes inteligentes a defender su futuro.

Es natural que sea la gente de izquierda la que más se identifique con esta actitud rebelde y que estén anhelando que todos esos jóvenes voten por Andrés Manuel. Pero ellos van a votar por quien les dé la gana porque no hay ninguna razón para que no haya en ese grupo muchos jóvenes católicos, despistados fans de Quadri o personas cuyos padres son panistas o priístas. ¿Pero por qué no podría uno cuestionar hasta a sus padres? ¿Y si no es a esa edad, cuándo?

Queda muy poco tiempo para que si alguien no ha tomado la decisión de por quién votar, la tome, conciente de que su voto vale y que sumado a los otros modifica, o no, el rumbo del país.

Nos ha llovido mucho. Esperemos que el 2 de julio amanezca soleado.

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