Saqueo en seguridad pública
Francisco Rodríguez
Indice Político
Una
de las áreas más sensibles, la de la seguridad pública federal, ha sido
un enorme filón de corruptelas durante los últimos cinco años. Desvíos
de partidas, gastos injustificados, millones y millones de pesos pagados
sin que existan justificantes documentales… y un largo etcétera es lo
que en este lapso han encontrado los auditores federales, de acuerdo a
un documento interno de trabajo que obra en mi poder.
Todo ello, al tiempo que la inseguridad pública aumenta desproporcionadamente:
- De 2001 a 2010, por ejemplo, la percepción entre la población adulta
de que no existe seguridad en el país se incrementó del 47 al 70%.
- La incidencia delictiva por cada 100 mil habitantes se incrementó, de 2001 a 2010, de 4 mil 412 delitos a 23 mil 956.
- Y tan sólo en un año, de 2009 a 2010, ese mismo índice pasó de 10 mil 935 a los ya referidos 23 mil 956.
La prevención del delito ha sido nula o, cuando más, escasa. Así, en
relación a los programas sectoriales de seguridad pública de 2007 a
2012, se encontró que los asaltos en carreteras de jurisdicción federal
aumentaron 32.9%, respecto al promedio registrado de 2007 a 2009.
En 2010, la Policía Federal se desvinculó (en un 11.1%) de los lugares
en donde la proliferación de los mercados ilícitos estimula la comisión
de delitos de alto impacto, y sólo tuvo presencia en el 76.9% de la zona
de jurisdicción federal.
Fue así que entre 2009 y 2010 los delitos dolosos pasaron de 15 a 18 por
cada 100 mil habitantes; los robos con violencia, de 185 a 204, y las
extorsiones, de 32 a 39.
¡Todo un éxito… para los delincuentes!, como se ve.
Y todo ello se dio al tiempo que los auditores hallaban una maraña
presupuestal. Por ejemplo, se pagaron con recursos asignados a gastar en
2010 operaciones por 598 millones 274 mil pesos que se habían devengado
en 2009.
Pero también facturas apócrifas. Los ejemplos, botones de muestra
apenas, en los contratos SSP/PFP/CNS/2009, SSP/PFP/CNS/003/2009, y
SSP/PF/CNS/017/2009 en los que no hay especificación de los bienes
adquiridos, no se proporcionan facturas originales que sustenten
erogaciones por 598 millones 418 mil 300 pesos. Por si fuera poco, no se
presentó evidencia de la entrega de los fantasmagóricos bienes. Nadie
sabe. Nadie supo, pues.
Algo que quizá no sepan los cadetes de la Policía Federal es que cuentan
con seguro de gastos médicos mayores. Al menos en teoría, porque se han
venido pagando primas por 3 millones de pesos por ese concepto, sin que
en realidad nadie goce de ese beneficio.
La lista es larga:
Adjudicaciones directas sin ajustarse a los supuestos de excepción a los
procesos de licitación pública, contratación de plazas eventuales que
nunca se hicieron…
Gran saqueo, pocos o nulos resultados.
Es, de hecho, la institucionalización del saqueo al erario público a
cargo de quienes, cuando gobernaban al país sus opositores históricos,
se desgarraban las vestiduras y apuntaban con índice flamígero a los
corruptos.
Y no. No hay comparación, debido a la hipocresía con la que se desenvuelven.
Ha escrito al respecto el colega Edgar González Ruiz –en una crítica al
estupendo libro de Ana Lilia Pérez Camisas Azules, Manos Negras— que “la
ultraderecha está unida en sus proyectos que buscan perjudicar al
pueblo de México, quitándoles derechos a los trabajadores, destruyendo
el Estado laico y beneficiando a los grandes intereses económicos.
“Dentro de ese sector se han creado redes personales y familiares, que
se van tejiendo en las escuelas confesionales, en las parroquias, en el
PAN, en organismos empresariales y mediante alianzas familiares, como
las mencionadas.
“Puesto que el moralismo hipócrita y el abuso desmesurado suelen ir de
la mano, funcionarios panistas, que constantemente reciben bendiciones
de la jerarquía católica, han incurrido en millonarias irregularidades…”
Del saqueo a la Nación, apenas una muestra.
Índice Flamígero: A dieta de concentrado, la candidata Josefina Vázquez:
se repite y se repite a sí misma que ella es la jefa, que ella es la
jefa. En eso, pues, está concentrada. + + + Al fatídico y corrupto
sexenio calderonista aún le quedan 234 días que a muchos se nos hacen
eternos.
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