Moralina cancerígena
Jorge Lara Rivera
Caradura
y cínica –sin duda– pero aún así, la bocaza de Chepina debe estar
sangrándole. Se mordió la bífida lengua (pregona virtud y practica
vicios) al emprenderla contra el PRI y su plausible retorno a Los Pinos,
lo cual moteja de “regreso al autoritaritarismo” ¡Vaya descaro! Pero si
es de dominio público que la candidata blanquiazul tiene en su haber un
sórdido historial de filiación a “El Yunque” y a “El Muro”,
organizaciones fascistas de la ultraderecha mexicana carente de
cualquier escrúpulo y dispuesta a todo, incluso a golpear, secuestrar y
asesinar (como hizo durante la llamada “Guerra Sucia” en los 70), para
conseguir que prevalezcan los intereses oligárquicos y fanáticos que
postula.
Tristemente no se trata de recuerdos acedos. El régimen al cual ayudó a
instaurar es un resabio de ese “ideario” y del autismo propio de los
estados policiacos, autoritarios y fascistoides. Lo peor es que busca
permanecer en el poder a como dé lugar. Una simple mirada a los nombres
de quienes integran el equipo de campaña panista basta para tener claro
el grado en que el jefe del Ejecutivo federal, violando por enésima vez
su palabra –bastante desacreditada ya–, contra todo principio de equidad
y legalidad está metiendo las manos en el proceso electoral 2012.
No se trata sólo del grave desvío clientelar y electorero de los
recursos federales, ni de la propaganda encubierta que, desde el sector
oficial, practica su gabinete de cuates para impulsar las candidaturas
del blanquiazul, usos viciosos prohibidos por ley (ésa que en los
discursos se hincha la boca de respetar), sino de estar inmerso hasta el
cuello en la planeación, operación y control facciosos de la campaña de
Acción Nacional, ultrajando la Constitución General de la República,
las normas del COFIPE y la respetabilidad misma de jefe de Estado que
“haiga sido como haiga sido” se agenció en la desaseada elección de
2006, cuando Vicente Fox Quesada (quien con apoyo de dinero extranjero
usurpó en 2000 la presidencia) “cargó los dados” –según declaró éste–
para favorecerlo, sin importarle arrastrar esa investidura por el fango.
Esto se ha hecho más evidente a raíz de lo que entre ese rictus que
trata de ser sonrisa declaró tan tartufa candidata (“decidí dar un golpe
de timón”); sobre todo por la prolija lista de hampones cercanos al
jefe del Ejecutivo que tras la purga (ellos la llaman
“reestructuración”) del fin de semana fueron enviados como refuerzos
para realizar el trabajo sucio a que Roberto Gil Zuarth es tan proclive y
la contención de los daños por los deslices de la moralina Vázquez
Mota: la mezquindad de ocultar a su hija regordeta para que no le afeara
la foto de la feliz familia bonita en portada de una revista defeña,
sus incoherencias de ebria o dopada en una entrevista de radio, su
egolatría de exigir lleno total que derivó en un estadio de fútbol
semivacío donde el público, acarreado con engaños de las entradas huía
harto de esperarla, sus supuestos mareos en el papel de víctima que se
hace la fuerte, su súbita fuga del restaurante en Morelos, baluarte
panista, ante los airados reclamos de los ciudadanos incluso militantes
blanquiazules, la súbita cancelación de su gira a Veracruz por la
inconformidad con la designación de candidatos, etc. El ex titular de
Turismo, Rodolfo Elizondo Torres y Max Salazar se suman así al
troglodita Francisco Ramírez Acuña y al delincuente Juan Molinar
Horcasitas, y a Cecilia Romero, asociada al tráfico de personas, y al
corrupto y cobarde Javier Lozano Alarcón; pero también inefables como el
pernicioso prepotente Germán Martínez Cázares y al intocable Juan
Ignacio Zavala Gómez del Campo, cuñado de quien presumía “tengo las
manos limpias” (cuando lo primero que hizo como director de BanObras fue
autorizarse un autopréstamo para comprar ¡una vivienda!) y ahora las
tiene manchadas con la sangre de miles de mexicanos sacrificados en aras
de la ambición y la necedad de su pésima administración; hermano de
Margarita Zavala Gómez del Campo de Calderón misma que por una
conversación telefónica entre Gil Zuarth y Martínez Cázares ha quedado
exhibida como el verdadero órgano “democrático” decisorio para el
“dedazo” y el “palomeo” de candidaturas en el ¿democrático? PAN. ¿Y con
compañías tan impresentables y de tan dudosa honorabilidad se atreve
todavía Vázquez Mota a pretender dictar cátedra de “valores”, de “ética”
y prevenirnos del “autoritarismo”?
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