Del beso del anillo de Juan Pablo II a la venida del Papa Benedicto XVI, con un Estado prostituido
Pedro Echeverría V.
1. Entre 10 días decenas de miles de mexicanos estarán esperando
ansiosos –con los brazos y la boca abierta- la venida del Papa Benedicto
XVI; recuerdo que en la última visita del Papa Juan Pablo II el
presidente Fox –después de darle un abrazo- le besó el anillo. La
realidad es que las cinco visitas papales; 1979, 1990, 1993, 1999 y 2002
fueron exitosas para el Vaticano porque extendieron su influencia en
México y lograron que el Estado laico, impuesto desde mediados del siglo
XIX y consolidado con la Revolución Mexicana, se debilitara hasta
convertirlo el neoliberalismo en cuasi religioso. Las visitas fueron
iniciadas durante el gobierno de López Portillo, pero se profundizaron
en los sexenios del salinismo y el panismo. De la separación del Estado y
la Iglesia y las guerras cristeras, la visita de de Benedicto XVI está a
punto de lograr la libertad religiosa total. La derecha mexicana está
eufórica de alegría.
2. ¿Puede olvidarse acaso que Juan Pablo II fue aclamado como uno de los
líderes más importantes del siglo XX por ser uno de los principales
(junto a Reagan, la Thatcher y los Bush,) símbolos de la lucha por la
destrucción de los gobiernos de la Unión Soviética y de los países del
bloque? ¿No se recuerda acaso la oposición de Juan Pablo II a la
Teología de la liberación y a todo lo que tuviera que ver con las ideas
de marxismo? ¿Puede pasarse por alto el papel que jugó Ratzinger
(Benedicto XVI) al lado de Juan Pablo II, sobre todo para la mejorar de
manera significativa de las relaciones de la Iglesia católica con el
judaísmo, el Islam, la Iglesia ortodoxa oriental y la Comunión
Anglicana? No debe olvidarse que el Estado Vaticano es una poderosa
institución vista desde el punto de vista económico, político e
ideológico y que sus intereses están muy bien desarrollados con los
demás estados imperiales.
3. Ante la próxima visita al país del Papa Benedicto XVI, su nuncio
apostólico en México, Christophe Pierre, confirmó que uno de los temas
prioritarios en la agenda papal es conseguir la “libertad religiosa”
plena en el país, lo cual implica cambios constitucionales que
garanticen la instrucción religiosa en las escuelas públicas y la
posesión de medios de comunicación masiva por la jerarquía eclesiástica,
entre otros puntos. En tanto Calderón jura que la visita no tendrá
tintes políticos, el Nuncio establece claramente la posibilidad de
incidir como nunca antes en la naturaleza misma del Estado mexicano,
laico por definición constitucional. “No debería partirse del miedo de
que el clero o la Iglesia ‘tomen el poder’ o ejerzan poder político. En
la actualidad esto, en mi opinión, nace más del prejuicio que de una
amenaza real”, pues aclara que la jerarquía no pretende “obtener
privilegios” con los cambios legislativos.
4. “la jerarquía del clero y la iglesia -apunta el Nuncio apostólico- no
pretende obtener privilegios, tomar el poder para luego ejercer el
poder político”. Señala que conoce bien, a través de la historia de
México, “las luchas y confrontaciones entre la Iglesia y el Estado”;
pero considera que ese es un viejo prejuicio que impide ver la verdad
impidiéndonos construir una sociedad democrática. Y recomienda: “No
debería partirse del miedo de que el clero o la Iglesia ‘tomen el
poder’. En la actualidad esto, en mi opinión, nace más del prejuicio que
de una amenaza real”, pues aclara que la jerarquía no pretende “obtener
privilegios” con los cambios legislativos. Habría que preguntar en voz
alta: ¿Quién cree en esa iglesia católica que durante toda su vida ha
estado estrechamente ligada a los intereses de los más poderosos
magnates del capital? Basta conocer el origen del pensamiento de los
integrantes de la Teología de la Liberación.
5. Tanto la iglesia mexicana como la mundial poseen todos los recursos
para recuperar el poder. Y eso han hecho desde hace muchas décadas con
sus alianzas imperiales para dominar en casi todos los países. La
táctica de la iglesia no es desesperada sino lenta pero sin dejar de
avanzar. Si en algunos lugares vemos que sólo las viejitas y viejitos
van a la iglesia es porque mediante otra táctica controlan a los jóvenes
por eso ahora empiezan a recuperar la educación, los medios de
información, los partidos políticos, el poder. Los viajes papales no son
sólo las grandes concentraciones de masas sino esencialmente para los
acuerdos que firma la iglesia con los más poderosos sectores dominantes.
¿Existe acaso un país donde los jerarcas de la iglesia no sean parte de
los grupos dominantes de la región? Es una realidad bien conocida en el
mundo y al mismo tiempo ha sido la causa de multitud de denuncias del
bajo clero.
6. Benedicto XVI va a Guanajuato –la entidad más derechista y panista de
la República mexicana- no solamente a realizar algunos actos masivos,
sino a firmar acuerdos con banqueros, empresarios y políticos que se
comprometan a sacar adelante la libertad religiosa plena, total en
México; de modo que no exista ya ningún obstáculo para poseer emisoras
de radio y TV, periódicos, que se pueda enseñar religión en todas las
escuelas y que se logre la aprobación constitucional de leyes que
garanticen la presencia de la iglesia en todos lados. El clero sabe que
el laicismo mexicano fue un dique que le impidió avanzar durante
décadas; pero con el total apoyo del neoliberalimo –sobre todo el
gobierno de Salinas que en 1992 estableció relaciones con el Vaticano-
las cosas no sólo se han recuperado sin que caminan ya sin obstáculos.
Es el motivo principal de la visita de Benedicto y su corte de
negociadores encabezados por Christophe Pierre.
7. De dos frases famosas de Marx: “La religión es el opio del pueblo” y
“Proletarios de todo el mundo… uníos”, ha sido más real la primera que
la segunda. La religión se hace más fuerte en medio del hambre que
producen las crisis mundiales y los proletarios se hacen más débiles: en
vez de unirse para luchar se convierten en más temerosos del hambre y
el desempleo. Por eso el capitalismo es cada vez más fuerte y las
batallas de los trabajadores no han logrado liberarse de la permanente
explotación que sufren. La religión, como una ideología que justifica la
opresión y la pobreza, ha jugado un enorme papel en beneficio de los
sectores poderosos. No es un problema de los curas, obispos, cardenales o
papas en lo individual, sino de una institución que lleva dos mil años
dominando y justificando la explotación de millones de seres humanos
mientras vive muy a gusto en estrecha alianza con los ricos
explotadores.
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Correo: pedroe@cablered.net.mx
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