Organizaciones no gubernamentales
contabilizan al menos 60 mil homicidios por la “guerra” del presidente
Felipe Calderón. Éste, obligado a informar, resta 13 mil a sus cifras
oficiales, al refutar que en otros países hay más muertos. Es lo que
reza el refrán: “Mal de muchos, consuelo de tontos”. El fracasado
combate a sangre y fuego contra las delincuencias organizadas (que
dominan más de la mitad del país), tiene como resultado que esos matones
y narcotraficantes (con su máximo exponente: Joaquín Guzmán Lorea, el Chapo Guzmán,
a quien le facilitaron la fuga los foxistas), estén dispuestos a no
ceder. Pues con sus millones de dólares intercambian droga por armas a
los estadunidenses que se hacen los ingenuos, cuando supuestamente para
seguirle la pista a ese armamento han inventado dos operativos Rápido y
Furioso y Arma Blanca, de los que estaba enterado y aprobó Calderón.
La Agencia Antidrogas y otros tentáculos policiacos de aquel país entran como Juan por su casa,
al menos los 12 años del Partido Acción Nacional en Los Pinos. Y el
secretario de Seguridad Pública, García Luna, es el enlace. En Nueva
York, “explicó” a los hombres del dinero e inversiones, que están
seguros, que la no-guerra de su jefe (y amigo) ha mermado las filas de
los delincuentes, y sólo le falta echarle el guante al Chapo
Guzmán (quien hace tiempo no está en territorio mexicano con sus
inversiones de mil millones de dólares). Pero los delincuentes han
aumentado su poder y le disputan al gobierno federal, al tú por tú, espacios en mar y tierra para su narcotráfico. A la par que sus matones, para distraer a Calderón, siembran la violencia.
En otros países –indica–, hay más homicidios que en el nuestro, lo
cual no está en cuestión. La nación quiere que pare este sanguinario
combate, que los militares regresen a sus cuarteles. No sea que marinos,
soldados y fuerza aérea, atiendan su llamado para que, si están
infiltradas las elecciones presidenciales, suspenderlas. Y nombrar a un
presidente interino o de plano el golpe militar. En este filo
transitamos los mexicanos, al cuarto para las doce, del próximo 6
de julio. El que pretenda consolarnos, al asegurar que los 47 mil
homicidios son pocos comparados con otros Estados, es el punto de vista
de que “el poder, es el poder de matar”. Esta “guerra” intestina no debe
de continuar.
La política tiene miles de recursos para resolver los problemas. Y
negado para ésta, Calderón tiene en las calles de todo el país, a
soldados, marinos y policías que también han cometido violencia contra
mexicanos que nada tenían que ver con su “guerra”. Somos una nación
agobiada por los 47 mil o 60 homicidios. Pero insiste en que no cederá
en su “estrategia”. Así que como van las cifras para dentro de un año,
cuando Calderón se haya ido, tendremos más de 70 mil asesinatos. Ha sido
incapaz de una solución pacífica al problema de la delincuencia
organizada. Y deja correr la consigna, de que esos delincuentes están ya
dentro del proceso electoral. ¿Qué significa esto? Significa la amenaza
de suspender las elecciones. Y entre tanto consolarnos de que hay más
homicidios en otras partes del mundo.
*Periodista
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