El sentido común, más que las encuestas, decidió, antes incluso que las mediciones, que Mancera se alzara con el triunfo. Las señales, que parecían confusas, iban delineando el horizonte. Luego del primer mitin de Andrés Manuel López Obrador en la delegación Gustavo A. Madero, al que asistieron todos los que en ese momento pretendían la nominación, incluido Mancera, el ex procurador nunca más se presentó en la gira, aunque todos los demás sudaban junto con López Obrador la dinámica de la gira.
Hubo quien entonces descartó a Mancera, pero fue el mismo López Obrador quien, a su paso por la delegación Tláhuac, muy en su estilo, definió al futuro abanderado de las izquierdas. Y luego el gesto de Mancera de renunciar a la procuraduría y no pedir licencia para ausentarse del cargo acabó con los rumores que descartaban al doctor en derecho penal.
Después, cuando rindió su cuarto informe de labores como procurador, aparecieron como hongos, por toda la ciudad, los carteles que dejaban en claro que Mancera estaba listo para la contienda. Cumplió con todo, incluso con el protocolo de dar aviso a Los Pinos de que dejaba el cargo.
Son muchos los pedazos del rompecabezas que significan poner de acuerdo al PRD, y ésa será una de las primeras tareas que habrá de resolver el candidato de las izquierdas. Pero hay mucha confianza en que esta vez, con Mancera, se deberán dejar algunas de las rémoras, de los lastres en el camino, para gobernar con la libertad que requiere la ciudad.
Aún no termina la historia, pero el buen camino lo habrá de definir el carácter de Miguel Ángel Mancera, porque ya son sabidas las historias de chantaje que desde las tribus se lanzan sobre los candidatos, y se tendrá que escoger, por ejemplo, entre la vida de Nueva Izquierda –que perdió todo– o la muerte total del PRD. Él sabrá.
ya vienese comunicó cuando muchos, tal vez la mitad, habían decidido huir. La señora Paredes llegó después de las ocho de la noche, y aunque había quien le recomendó que ya no llegara, porque sólo quedaban muy pocos, 50 o tal vez menos, ella quiso entrar, y todos quedaron con cara de ¿what? cuando la diputada federal priísta lanzó un regaño a los que se habían ido, por no esperarla. Así nos lo contaron.
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