informe ciudadanode Marcelo Ebrard y los diablos se soltaron, cuando menos dos que estarían dentro del grupo MEC –Mario Delgado y Miguel Ángel Mancera–, y por el lado del PRI, como ya se sabía, Beatriz Paredes.
No hay, dicen algunos, candidato seguro, pero ahora que Delgado y Mancera dijeron que sí, se supone, desde ya, un escenario de guerra interna en la que uno de los dos no llegará a la encuesta o al acuerdo político, que no está descartado por completo, aunque la propuesta de una medición abierta a los habitantes del Distrito Federal ha ganado, en poco tiempo, las simpatías dentro de los amarillos.
La guerra Delgado-Mancera sería un conflicto interno en el grupo de Ebrard, esto sin tener en cuenta a la presidenta de la Comisión de Gobierno de la Asamblea Legislativa, Alejandra Barrales, quien, según nos dicen, triunfó en las ocho últimas encuestas de la semana pasada.
De cualquier forma, lo que hay que destacar de entre todo lo que viene es la estrategia que puso en marcha, o así parece, Marcelo Ebrard. Se ha dicho que su candidato, Mario Delgado, estará apoyado por los militantes de la planilla 22, que tendría el control del PRD, que propone, como dijimos, la encuesta a población abierta. Así que MEC pretende el control total del PRD en la ciudad.
Pero no es todo. Si las circunstancias se dieran, Marcelo tiene a un candidato ciudadano sin tacha: Miguel Ángel Mancera, quien no es militante en ninguna organización política, pero reúne simpatías tanto de los más conservadores como de los militantes centristas de la llamada izquierda.
Y si algún flanco podría estar descubierto, que sería el de la planilla 10, supuestamente contraria a Ebrard, allí está Alejandra Barrales, que nunca se peleó, como alguien ha dicho, con el jefe de Gobierno; por el contrario, ha seguido con fidelidad cada una de sus instrucciones. Como les platicamos alguna vez, Barrales sería la cabeza de playa de Marcelo en la planilla donde ella lleva ventaja sobre sus contrincantes.
Por eso decimos que, si le funciona, Marcelo Ebrard dejará que las fuerzas de cada uno de los precandidatos se muestre con toda su contundencia, a fin de cuentas en cualquiera de los flancos tiene un candidato. Como se ve, Marcelo no puso todos los huevos en una sola canasta, y hasta hoy parece tener controlado el esquema de elección.
Por su parte, Alejandra Barrales, cuyas intenciones políticas todos conocen, no ha dicho que sí quiere ir por la candidatura. La legisladora espera tiempos mejores, tal vez un acuerdo político, para cuando decida ir por la estafeta perredista y tenga la mayor parte de los cabos perfectamente amarrados. De cualquier manera, para nadie pasa inadvertido que toda la publicidad que ha desplegado la diputada tiene un solo fin: ir por la candidatura. Ya veremos.
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