Justicia. Andrés Manuel López Obrador comenzó su campaña rumbo a 2012 en la explanada acotada de la delegación Gustavo A. Madero, poco después de las 11 de la mañana.
El Metro sigue costando dos pesos, y la gente, atenta, lo corrigió a coro:
Tres. Ya con la sonrisa plena, soltó el gancho:
Bueno, así lo dejé yo. Pablo Gómez, de sombrerito y chamarra de cuero, alzó la vista para encontrar culpables con el gesto cómplice del que sabe entender las entrelíneas.
El candidato de las izquierdas subió al templete y empezó por saludar a la gente que escucharía el discurso a sus espaldas, porque al frente ya no cabía nadie, y porque al centro de la explanada, al jefe delegacional, Víctor Hugo Lobo, se le ocurrió instalar un enorme árbol de Navidad que dividió el lugar, y obligó a la gente a desplazarse alrededor del adorno navideño, que no obstante permaneció allí durante todo el acto.
Como nunca, las tribus trataron de mostrar su fuerza con banderas de diferentes colores que identificaban a cada uno de los clanes, y que ondeaban desenfrenadas hasta que apareció López Obrador, y todas declinaron. El discurso iba a empezar y el templete hablaba por sí solo. Los que quieren y los que pueden llegar a la jefatura de Gobierno del Distrito Federal estaban listos para mostrarse. Alejandra Barrales, Benito Mirón, Laura Velázquez, Mario Delgado, Miguel Ángel Mancera, Martí Batres, Porfirio Muñoz Ledo… y hasta Carlos Navarrete y Gerardo Fernández Noroña. Todos como en bote de tamales, sudados y juntitos.
Faltaba, nada más, Joel Ortega, quien tejió como pocos un manto lopezobradorista en esa delegación cuando fungió como delegado, en el gobierno del propio Andrés, y que pese a todo, principalmente los golpes bajos, aún conserva gran parte de esa estructura.
Ésta es su delegación, murmuró alguien cuando se hizo notoria su ausencia. René Cervera, encargado de la organización del acto, se extrañó por la falta, aunque sabía muy de cierto que Ortega no estaría esa mañana en el mitin.
Y es que el acuerdo, se nos comentó por la tarde, era
cortara Ortega. Cervera y Lobo decidieron borrar de la lista de invitados al ex delegado y aspirante a la jefatura de Gobierno del Distrito Federal. Las razones del cortón se dieron a partir de los posibles reclamos que por el episodio News Divine pudiera enfrentar el también ex jefe de la policía, pero después, en el retén que construyó el jefe delegacional con un equipo de choque, quedó claro que Víctor Hugo Lobo no quería sombras en el acto. Al ex delegado Chiguil, simplemente le negaron el paso.
–Ése es Héctor Sánchez, ya me vino a hacer una huelga de hambre aquí. Está mal de la cabeza.
–¿Y por eso lo tratan así?
–Bueno, ahorita lo vemos.
–Pero esos son los pretextos con los que algún gobernador justificó que dispararan en contra de estudiantes.
–¡Míralo! –se le dijo, pero Lobo no quiso dar ni un paso más allá de la primera fila, donde se había ubicado,
porque me quitan el lugar.
–¡Como no!
Luego se lavó las manos:
–Los que le quitaron la manta no fueron los míos... fueron los de Morena.
De cualquier forma, fue en Álvaro Obregón donde se concentró el mayor número de militantes que volvieron a escuchar, y corearon, el reclamo de justicia que levantó López Obrador en el comienzo de una campaña que habrá de salpicar de nuevos horizontes muchas más conciencias que destruyó la mentira, hace muchas, muchas injusticias.
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