
Objetivo oficial: debilitar el Movimiento por la Paz
22 de agosto de 2011
Atraídos por el poder, algunos familiares de víctimas mortales de la guerra calderonista, así como dirigentes empresariales, están siendo incorporados a una estrategia gubernamental cuyo objetivo es debilitar el Movimiento por la Paz. “Todo parece indicar –afirma Javier Sicilia– que tienen la intención de dividirnos” antes del reinicio del diálogo con el Legislativo y el Ejecutivo sobre la Ley de Seguridad Nacional. Pero no hay una pelea por el liderazgo del movimiento, advierte el poeta. Y Álvarez Icaza especifica: “un debate entre víctimas no ayudaría en nada”, porque los interlocutores son el gobierno y el Congreso.
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Al reiniciarse el diálogo entre el Movimiento por la Paz y el Poder Legislativo para discutir la Ley de Seguridad Nacional, el gobierno de Felipe Calderón ideó una estrategia para debilitarlo. El secretario de Gobernación, Francisco Blake, llamó de última hora a un grupo de personajes para crear otro frente ciudadano que defienda su propuesta de ley y fortalezca la idea de una confrontación entre las agrupaciones civiles.
Ante ello, el poeta Javier Sicilia advierte que el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad no menguará sus tareas ni entrará en el juego de una estrategia del Ejecutivo para debilitarlo, porque la fuerza del movimiento que encabeza está en la defensa de las víctimas y no en intereses particulares o políticos.
El martes 16, la Secretaría de Gobernación (Segob) organizó un encuentro con organizaciones civiles y empresariales para hablar de la Ley de Seguridad Nacional, e invitó a Isabel Miranda de Wallace, quien de inmediato se pronunció por la aprobación de ésta. A su vez, María Elena Morera, lideresa de Causa Común, hizo lo mismo en una entrevista radiofónica, emulando al empresario Alejandro Martí, quien un día antes se había manifestado en dicho sentido.
No es coincidencia, señala Sicilia en entrevista con Proceso al término del reinicio del diálogo con la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados, con la cual se llegó al acuerdo de debatir los cambios propuestos al mencionado proyecto de ley.
“Hay que tomar en cuenta que esto lo están haciendo previo al reinicio del diálogo con el Legislativo y el Ejecutivo. Todo parece indicar que tienen la intención de dividirnos. Quieren crear nuevos interlocutores para que nuestra presencia se pierda, pero no vamos a entrar en esa pelea”, aclara el poeta.
Sicilia recuerda que desde el inicio del Movimiento por la Paz invitaron a unirse a Martí, Morera y Miranda de Wallace, de quienes recibieron apoyos, pero cada uno decidió tomar su propio camino.
“Nosotros los hemos apoyado a ellos también, pero si han tomado la decisión de respaldar la iniciativa del Ejecutivo, esa es su voluntad y la respetamos. Nosotros insistimos en que la Ley de Seguridad Nacional debe ser cambiada por una propuesta humanista, ciudadana, de respeto a los derechos humanos”, sostiene.
Mientras el Movimiento por la Paz ha dado espacio a otras agrupaciones de víctimas de la guerra que declaró Calderón al narcotráfico, prosigue, Martí, Morera y Miranda de Wallace han encabezado esfuerzos individuales de víctimas de la inseguridad pública.
Aun así, insiste en que todos son víctimas y en que el debate que se quiere dar en algunos medios es falso, “porque no existe una pelea por el liderazgo del movimiento de víctimas.
“Nosotros no vamos a entrar a ese debate, no buscamos ser los líderes y además respetamos a todas las organizaciones de víctimas que hay en el país.
“Aunque todos somos víctimas, nuestro movimiento les ha dado la voz que no tenían en los últimos cuatro años, no se les escuchaba ni tenían los espacios que hoy hemos ganado. Eso nos da la fuerza y la unidad que difícilmente podrán debilitar con esta estrategia.”
Sicilia reitera que el tema principal son las víctimas y que por ello están exigiendo una Ley de Seguridad Nacional con perfil ciudadano, que proteja los derechos humanos y que no le dé carta abierta al Ejecutivo para usar a su discreción las Fuerzas Armadas en situaciones de seguridad pública.
“No hay que olvidar eso: las víctimas necesitan justicia y no un enfrentamiento, como el que al parecer intenta construir el Ejecutivo, entre distintas organizaciones. Por eso nosotros no vamos a entrar en ese debate falso, pues si lo hiciésemos generaríamos condiciones de debilidad, y eso no beneficia a nadie, menos a las víctimas. Lo que me parecería muy grave es que el Ejecutivo esté tratando de armar este conflicto sólo para debilitar el movimiento. Las víctimas están unidas en el mismo camino del dolor y no están polarizadas.”
Ciudadanos a modo
Con credenciales de ciudadanos, arrogándose la representación de la sociedad civil, un reducido grupo de víctimas de la delincuencia se asimiló a la parafernalia oficial, según se desprende de un seguimiento que Proceso hizo de las declaraciones y discursos de quienes hoy respaldan sin reparo la propuesta oficial de reforma en materia de seguridad nacional.
Conocida por realizar su propia investigación sobre el secuestro de su hijo, Mario Alberto Wallace, ocurrido en 2005, María Isabel Miranda de Wallace se ha convertido en una figura pública que encabeza la Asociación Alto al Secuestro y que, en 2010, recibió de Felipe Calderón el Premio Nacional de Derechos Humanos.
Hoy, Miranda de Wallace participa activamente en diversas iniciativas y eventos presidenciales sin ocultar su admiración por Calderón. Tan sólo en 2011 ha acudido como invitada de honor al menos a ocho actos oficiales.
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