Lo alentador es el ánimo que la gente nos brinda. En sus caras aparece la esperanza para que cambien las cosas, para que acabe la corrupción, la inmundicia nacional.
En todo el estado trabajan 3 mil brigadistas; 75 han venido de Puebla y varios centenares de otros estados. Su propósito es impedir que el PRI, como instrumento de la oligarquía nacional, de los grupos locales y de la televisión, se impongan por enésima vez e impongan otro gobernador.
El Movimiento Regeneración Nacional (Morena) apuesta a que la gente no sólo recupere la esperanza sino que perciba que puede cambiar su destino si se organiza. Morena y los brigadistas creen en la gente, la respetan, no sólo consideran que se puede ganar la elección sino hacer renacer al país.
El PRI no ha cambiado. Confía en el embrutecimiento de la gente, en que ésta puede ser amedrentada o sobornada. Confía en su propaganda y en la lluvia de regalos y la venalidad de los árbitros electorales. Su candidato está cada vez más triunfalista y fanfarrón.
La mayoría de los brigadistas son jóvenes. Es sorprendente que predominen las mujeres. Doña Rosita Salgado, de 65 años, hace brigadeo en el municipio de Zumpahuacan. Sube y baja los cerros buscando protagonistas de Morena pero no se queja. ¡Eso es lo que nos tocó y teníamos que hacerlo bien!
En muchos casos estos activistas han llegado al heroísmo. Caminan más de 12 horas visitando casa por casa, convenciendo familia por familia, casi sin alimentos, trabajando hasta la extenuación.
Pero las redes de Morena se extienden y los protagonistas suman miles. Martha Pérez Bejarano, responsable de la operación política, resume el logro: Ahora sí percibimos un cambio cualitativo. La gente ha comprendido que depende de ellos que las cosas no sigan tan mal; miles, millones han empezado a despertar
. Este domingo, al conocer los resultados de la elección, podremos medir qué tan profundo y tan extenso es ese despertar en el estado de México.
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