Es motivo de orgullo que, a pesar de que han querido destruirnos, no lo han logrado ni lo lograrán. No sólo porque tenemos autoridad moral, sino porque las mujeres y los hombres que participamos en esta lucha, profesamos un profundo amor por nuestros semejantes y, más allá de alevosías y frente a todo tipo de adversidades, mantenemos la firme convicción de construir una sociedad más justa, más humana y más igualitaria
Es motivo de orgullo que, a pesar de que han querido destruirnos, no lo han logrado ni lo lograrán. No sólo porque tenemos autoridad moral, sino porque las mujeres y los hombres que participamos en esta lucha, profesamos un profundo amor por nuestros semejantes y, más allá de alevosías y frente a todo tipo de adversidades, mantenemos la firme convicción de construir una sociedad más justa, más humana y más igualitaria
viernes, 3 de junio de 2011
¡Yo tengo la fuerza y la razón!; fecal
Guerra a muerte
*La guerra irregular contra algunos carteles de la droga seguirá hasta el final, no importan las nefastas y macabras consecuencias para el país y los mexicanos, sólo la manutención del poder presidencial, cueste lo que cueste
*No importa que al ritmo actual de asesinatos y ejecuciones los cadáveres apilados pasen de más de 41 mil
*No importa que se viole flagrantemente la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
*No importa que los carteles mexicanos se sigan fortaleciendo y ocupen ya todo el territorio nacional y controlen los mercados de estupefacientes de Estados Unidos y Centroamérica y su influencia se extienda hasta Sudamérica y Europa
MEXICO, DF, 2 de junio (LILIA ARELLANO-Estado de los Estados).- La guerra irregular contra algunos cárteles de la droga seguirá hasta el final. No importan las nefastas y macabras consecuencias para el país y los mexicanos, sólo la manutención del poder presidencial, cueste lo que cueste. No importa que al ritmo actual de asesinatos y ejecuciones los cadáveres apilados pasen de más de 41 mil. No importa que se viole flagrantemente la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. No importa que los cárteles mexicanos se sigan fortaleciendo y ocupen ya todo el territorio nacional y controlen los mercados de estupefacientes de Estados Unidos y Centroamérica y su influencia se extienda hasta Sudamérica y Europa. No importa que se haya sacrificado el desarrollo económico de México y se haya hundido en la pobreza a más de la mitad de la población.
Felipe Calderón, que prometió en campaña ser el “presidente del empleo”; que recientemente fue calificado por su principal e interesada aliada política como el “presidente de la educación” –sarcásticamente, sin duda alguna dados los retrocesos en la materia- se ha convertido en realidad en el “presidente de la muerte, del saqueo impune, de la pobreza, del hambre”.
El forzado inquilino de Los Pinos carece del apoyo popular que requiere un mediano mandatario democrático pero se ha sostenido en el poder porque sus aliados son poderosos: el gobierno de la primera potencia del mundo, Estados Unidos, al que se le sirve rastreramente; la Iglesia Católica, el poder “espiritual” con más influencia en el Continente Americano; y las organizaciones trasnacionales que dominan el comercio mundial y a las únicas a las que se les rinde cuentas en la capital financiera del orbe: Nueva York.
Por eso, a pesar del repudio del pueblo mexicano, medido un día sí y otro también en las encuestas de opinión, Felipe Calderón se muestra envalentonado; con el ánimo renovado de seguir una guerra irregular, sangrienta y costosa que tiene perdida porque su estrategia es totalmente fallida y no cuenta con ningún margen de maniobra para ganarla, porque tácticamente carece de margen para hacerlo pues el domino real del territorio lo tiene los cárteles de la droga; con la intención de amenazar abiertamente a sus adversarios políticos porque tiene en su mano el uso de las fuerzas del estado, policíacas y militares, de los órganos de procuración y administración de justicia; con la confianza de que el Congreso está anulado inmerso en juegos políticos y económicos que lo mantienen bloqueado. Por eso su decisión de ir con todo y contra todos por mantener la Presidencia de la República en manos del PAN.
MÚSCULO POLICÍACO-MILITAR
Ante el rechazo prácticamente unánime de los sectores de la sociedad mexicana a la guerra irregular de Calderón contra los cárteles de la droga por los altos costos en vidas humanas y recursos financieros, no sólo del erario sino de la iniciativa privada nacional, que dejado y que ha llevado a limitar la actividad económica del país y poner en peligro el sistema democrático representativo construido en las últimas décadas, Felipe Calderón recibió este jueves el respaldo del gobierno estadounidense que encabeza el afroamericano Barack Obama a “su” estrategia de combate a los cárteles de la droga; y de la cúpula de la Iglesia católica mexicana, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), cuyo presidente Carlos Aguiar Retes calificó la lucha de la administración federal contra el narcotráfico como “encomiable” y respecto al derramamiento de sangre que ésta ha dejado dice que era “indispensable”.
Frente a las críticas de las organizaciones cívicas mexicanas, las denuncias de violaciones a los derechos humanos en el plano internacional y los nefastos resultados que ha tenido hasta el momento su administración en materia de seguridad pública, a Felipe Calderón le inventaron el “Día del Policía” como el pretexto ideal para intentar apaciguar las diatribas, pero sobre todo para mostrar su músculo militar y policial, no a los perfectamente armados ejércitos irregulares al servicio de los poderosos cárteles del narcotráfico cuyas amenazas no intimidan a sus capos, sino a los adversarios de las otras dos fuerzas políticas importantes del país: el priísmo recargado de salinismo que viene por la revancha tras las derrota 2006 y el movimiento popular de las izquierdas que encabeza Andrés Manuel López Obrador y que aglutina a las fuerzas reales del PRD, del PT y Convergencia.
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