Es motivo de orgullo que, a pesar de que han querido destruirnos, no lo han logrado ni lo lograrán. No sólo porque tenemos autoridad moral, sino porque las mujeres y los hombres que participamos en esta lucha, profesamos un profundo amor por nuestros semejantes y, más allá de alevosías y frente a todo tipo de adversidades, mantenemos la firme convicción de construir una sociedad más justa, más humana y más igualitaria
Es motivo de orgullo que, a pesar de que han querido destruirnos, no lo han logrado ni lo lograrán. No sólo porque tenemos autoridad moral, sino porque las mujeres y los hombres que participamos en esta lucha, profesamos un profundo amor por nuestros semejantes y, más allá de alevosías y frente a todo tipo de adversidades, mantenemos la firme convicción de construir una sociedad más justa, más humana y más igualitaria
domingo, 25 de abril de 2010
365 días de un "Estado de Excepción" impuesto
EDITORIAL
Hoy hace un año que con el pretexto de la supuesta pandemia de influenza, primeramente porcina, Felipe Calderón impuso el “Estado de Excepción” que le ha permitido violar las Garantías Individuales consignadas en muestra Constitución.
No obstante todos los atropellos que a diario sufrimos los mexicanos, hoy estamos todavía mucho peor de cómo estábamos cuando lo impuso. La cifra de muertos lo dice todo.
Y por lo visto así seguiremos. Cuando menos hasta que decidamos de manera pacífica llevar a cabo un boicot que haga cimbrar económicamente a las trasnacionales que desde el fondo nos gobiernan, y obligue a las Autoridades a respetar a las Leyes y al Pueblo (una clara y eficaz forma de ejercer la Democracia enseñada por Gandhi)
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