Es motivo de orgullo que, a pesar de que han querido destruirnos, no lo han logrado ni lo lograrán. No sólo porque tenemos autoridad moral, sino porque las mujeres y los hombres que participamos en esta lucha, profesamos un profundo amor por nuestros semejantes y, más allá de alevosías y frente a todo tipo de adversidades, mantenemos la firme convicción de construir una sociedad más justa, más humana y más igualitaria
Es motivo de orgullo que, a pesar de que han querido destruirnos, no lo han logrado ni lo lograrán. No sólo porque tenemos autoridad moral, sino porque las mujeres y los hombres que participamos en esta lucha, profesamos un profundo amor por nuestros semejantes y, más allá de alevosías y frente a todo tipo de adversidades, mantenemos la firme convicción de construir una sociedad más justa, más humana y más igualitaria
sábado, 17 de abril de 2010
De los “son los menos” y de la "rídicula minoría"
EDITORIAL
Del valor de las renuncias.
Con una indolencia ciertamente fuera de lugar y por tanto impropia y por demás ofensiva, don Felipe Calderón de nueva cuenta minimiza los hechos que a todos los mexicanos nos afectan.
Y si hace unos días se refirió al narcotráfico como una “ridícula minoría”, cuando son una “minoría” que supera con mucho en número y capacidad a las fuerzas federales. Y si se quiere hablar de ridículos, habrá que decir que el ridículo lo ha hecho precisamente él, no solo al frente de la fallida guerra, sino al frente de un Gobierno igualmente fallido del que no se puede decir nada bueno.
Ahora sale de nueva cuenta el michoacano con que los muertos son delincuentes (como si no fueran mexicanos y la Patria no estuviera comprometida) y para colmo, agregó que los civiles muertos en fuegos cruzados (lo que todavía no es claro) “son los menos”.
El caso es que atado o no de manos para actuar, don Felipe ha demostrado sobradamente su incapacidad para gobernar.
Y si ya hay voces que están pidiendo más que justificadamente la renuncia de Benedictus XVI, también hay razones más que suficientes para que también se solicite la él.
Aunque sería de temer que de nada serviría, pues en México todos los políticos obedecen aviesos intereses que poco o nada tienen que ver con el bienestar de la Patria y de los ciudadanos.
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