Es motivo de orgullo que, a pesar de que han querido destruirnos, no lo han logrado ni lo lograrán. No sólo porque tenemos autoridad moral, sino porque las mujeres y los hombres que participamos en esta lucha, profesamos un profundo amor por nuestros semejantes y, más allá de alevosías y frente a todo tipo de adversidades, mantenemos la firme convicción de construir una sociedad más justa, más humana y más igualitaria
Es motivo de orgullo que, a pesar de que han querido destruirnos, no lo han logrado ni lo lograrán. No sólo porque tenemos autoridad moral, sino porque las mujeres y los hombres que participamos en esta lucha, profesamos un profundo amor por nuestros semejantes y, más allá de alevosías y frente a todo tipo de adversidades, mantenemos la firme convicción de construir una sociedad más justa, más humana y más igualitaria
martes, 23 de febrero de 2010
Ahora a resgarse las vestiduras... ¡¡no mamen!!
EDITORIAL
¿Intromisión?
Las palabras de Evo Morales, el orgulloso Presidente de Bolivia originario de los Andes, a quien el haber sido alimentado por esas tierras lo llevo a amar a su Patria, a sus Montañas y a entender a su gente, resonaron fuerte en la plaza de Coyoacan el pasado domingo.
Tan fuerte, que retumbaron hasta Los Pinos, Palacio Nacional y el antiguo Palacio de Covián, donde don Fernando Gómez Mont deshoja la margarita y alista la moneda para el águila o Sol.
“Pronto México se liberará” dijo claramente el Mandatario boliviano. Lo que sirvió para que de inmediato se alzaran voces de protesta por lo que llamaron una intolerable intromisión en asuntos de Estado.
Pero no se escandalizaron cuando en su momento el onomatopéyico José María Aznar, a la sazón Presidente de España, se volcó a favor de Fox y el PAN. Ni dicen nada cuando el Cardenal Norberto Rivera y su vocero, despotrican en contra de la política de nuestra Patria.
Cuando para verse parejos, si de juzgar las declaraciones se trata, lo menos que deberían hacer es juzgar a todos con el mismo rasero.
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