La inseguridad, la autocensura y la impunidad se han convertido en una amenaza permanente para la libertad de expresión y el derecho a la información; derechos que contiene la Constitución y los tratados internacionales de derechos humanos de los que México es parte y que se ha comprometido ante la comunidad internacional a garantizar y sin los cuales una democracia no puede vivir.
No se puede seguir ejerciendo la profesión en un entorno de temor, intimidaciones, amenazas y demandas judiciales.
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