domingo, 8 de noviembre de 2009

No hay que embriagarse por este pírrico amparo

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Victorias pírricas
2009-11-08
Por Ricardo Andrade Jardí


Sería un error para el naciente movimiento social de unidad popular, motivado por el intento ilegal de desaparecer a Luz y Fuerza del Centro (LyFC), pensar que el amparo definitivo otorgado por el Poder Judicial al SME es una victoria real de los electricistas.

Se trata de un paso que abre nuevos cauces de lucha, pero no de una victoria, pues la justicia no entra en la lógica del sistema, que buscará corromper como lo ha hecho hasta ahora, todas las etapas jurídicas del proceso, en este caso el de la extinción de LyFC. Lo que se está jugando en este momento es una batalla entre clases sociales. Donde la gran burguesía mexicana y grandes consorcios neocolonialistas buscan el control, entre otras cosas, de la fibra óptica, así como la generación y venta de energía eléctrica. Para lo que la burguesía requiere de grupos obreros que sean incapaces de organizarse, de exigir con dignidad sus diversas conquistas laborales que en el pasado pos revolucionario peleó el proletariado mexicano. Eran otros tiempos y los trabajadores no se creían el cuento ese del fin de la historia, que hoy parece estar tan arraigado en la izquierda institucional, que ya no tiene ni siquiera una definición ideológica, pues pelea por el poder para establecer capitalismos de bienestar, pero no por profundas reformas del Estado que logren en realidad nuevas formas de organización social. Mientras los trabajadores mexicanos terminaron encabezados por líderes charros o corporatizados a los grupos políticos del poder. Y, el SME no es una excepción. Se han vuelto apáticos a las causas comunes de su clase. El discurso de nuestros sindicatos es ajeno a la realidad que plantean, amenazan con el paro nacional y sin embargo saben que su acoplamiento al sistema los ha dejado sin base organizada, sin conciencia de clase, con trabajadores que ven por mismos y no por el bien común de la clase social a la que pertenecen. Trabajadores inmóviles que responden a corruptos líderes que adormecen a sus bases con contratos colectivos desvinculados entre los sindicatos mismos.

La gran pregunta es si en este momento histórico con más de 40 mil trabajadores electricistas en la calle, estos sindicatos, algunos con gran tradición de lucha, cuando menos hasta antes de la imposición del neoliberalismo, que no sólo terminó con el trabajo de base ideológico de los sindicatos, sino que los convirtió, en su mayoría, en instrumentos corruptos para la venta de votos corporativos electorales. Hoy, más que nunca, como en todo momento de crisis, puede ser el momento de definiciones sociales: Pero la derecha lo tiene claro y se ha preparado durante décadas para cerrar filas a su favor. Y los trabajadores en cambio son hoy uno de los grupos sociales más agredidos, pero hasta el momento, pese a la debilidad evidente de la impopular administración fecalista, no parecen desde los liderazgos sindicales estar ni listos ni dispuestos a dar el cambio, a redefinir sus posiciones, a organizar la lucha de clases ni a trabajar por una base consciente de su papel histórico.

Por eso resulta peligroso que celebremos las aparentes victorias jurídicas del SME cuando lo que se debe afianzar es la unidad popular y el urgente trabajo de base abandonado tanto tiempo. Lograr la conciencia de clase y el potencial que hoy tienen los trabajadores y los carenciados mexicanos para lograr una profunda reforma del Estado, desde abajo y justa para todos, que por momentos no dejará de ser dolorosa, pues las oligarquías no están dispuestas a renunciar a sus privilegios y se han preparado para defender, como sea, “haiga sido como haiga sido”: la inmoralidad de esos privilegios.

Esperemos, pues, que la unidad popular, que es producto de los agravios constantes contra cientos de mexicanos no se diluya en pírricas victorias y siga construyendo el camino del cambio que México requiere, antes de que los escuadrones de la muerte, promovidos hoy por el empresariado FOBAPROA sigan reproduciéndose hasta que limpien a todos los disidentes de este sistema. No nos embriaguemos con victorias inexistentes. Sigamos con el trabajo de base y concretizando un frente nacional de unidad popular, que sea capaz de enfrentar y erradicar la política económica criminal que se nos ha impuesto en México y que pretende terminar con nuestra identidad. Y baste de ejemplo la permitida siembra de maíz transgénico...¡O ellos o nosotros!

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