Doble Fondo
Juan P. Becerra-Acosta
Le costó mucho trabajo entender, si acaso lo convencí, porque nunca me mostró su ponencia universitaria. Me gustaría saber qué fue de él para contarle lo que hace el PRI de hoy, el moderno, liberal y progresista PRI de izquierdas del siglo XXI. El PRI, que en 17 estados de la República (Baja California, Campeche, Chihuahua, Colima, Durango, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Nayarit, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Quintana Roo, San Luis Potosí, Sonora, Veracruz y Yucatán) ha promovido, como gobierno o como oposición, leyes que criminalizan a las mujeres que tienen que abortar, hasta el punto de tratarlas como “enfermas” e imponerles tratamiento psiquiátrico o psicológico.
La mujer es dueña de su cuerpo. Punto. Ninguna mujer tiene ganas de abortar. Ninguna mujer quiere abortar. Ninguna tiene el menor placer al sufrir tal desgracia. Simplemente, cualquier mujer tiene el derecho de contar con esa lamentable opción si sus condiciones de vida así se lo imponen. No hay mujeres pro aborto. No conozco una sola. Hay mujeres que exigen que aquellas mujeres que acudan a esa alternativa lo hagan en condiciones salubres, no riesgosas. ¿Eso es un crimen? ¿Una locura? ¡Por Dios!
El PRI de Enrique Peña Nieto (en el Estado de México los priistas ya cocinan una legislación similar) y de Beatriz Paredes (¡una mujer avalando el trato criminal a las suyas, un trato de herejes!) es un partido… “de derechas”. Medieval. Punto.
Pero qué bueno que temas tan delicados como este obliguen a todos a quitarse las caretas y exponerse como lo que son: gente orgullosamente de ultraderecha a la que le importa un comino que, debido a los abortos clandestinos, en promedio dos mujeres mexicanas pierdan la vida… cada semana (estadística del gobierno federal).
Hay que recordarle a esta gente las espeluznantes cifras sobre el tema la próxima semana…
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