Como el vato nulo del PAN no puede renunciar sin provocar inestabilidad en el sistema político mexicano, el que tuvo que irse fue su empleado Martínez. Y se fue inmediatamente después de la derrota panista, en el que acaso ha sido el único gesto de dignidad que don Germán ha exhibido en su vida.
Ahora el que debe marcharse es el vato nulo de la izquierda, don Jesús Ortega. Le sobró apoyo y dinero de los medios, de los empresarios, del PRI, del PAN y del gobierno federal, y no pudo lograr que su partido, el PRD, alcanzara una votación medianamente decorosa.
De hecho, sin los candidatos leales al movimiento de Andrés Manuel López Obrador -al que Ortega ha combatido en los últimos tres años-, el resultado electoral del PRD habría sido bastante peor.
Lo único sensato que Chucho puede hacer, es renunciar. Si no lo hace, las bases perredistas tendrán que echarlo. Porque Jesús Ortega simple y sencillamente no sirve para nada. Como no sirven, tampoco, sus acólitos Carlos Navarrete, Guadalupe Acosta Naranjo, Graco Ramírez, Jesús Zambrano y Ruth Zavaleta. Que se vayan todos, por incompetentes.
Si el PRD quiere tener un buen futuro, tendrá que ser dirigido por gente del movimiento de AMLO, quien, por lo demás, podrá caminar exitosamente hacia la elección presidencial de 2012 con o sin el Partido de la Revolución Democrática. No solo porque cuenta con el apoyo de dos institutos políticos que conservaron sus registros, el PT y Convergencia, sino por la amplitud y la profundidad de la red de ciudadanos que ha construido en todo el país.
Si el PRD quiere sumarse a lo que viene para la izquierda mexicana, tendrá que despedir a Ortega, no hay duda.
Ahora bien, ¿qué es lo que viene para la izquierda? Organizarse, simplemente organizarse. Crear una estructura electoral realmente eficaz que impida, en 2012, otro fraude electoral.
Se puede vencer al fortalecido PRI en las próximas elecciones presidenciales, pero eso solo se va a lograr con organización. Algo que, tal como lo ha probado López Obrador, no pasa necesariamente por las burocracias de los partidos políticos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario