13 mayo 2009
La noticia de que la Universidad Pontificia de México (que nada tiene que ver con la Universidad Veracruzana que también solo le hace caso al Estado Vaticano)…
Vaya a llevar a cabo las “Jornadas de Historia, Iglesia, Independencia y Revolución”, con las que pretende contribuir a la “revisión y ¡purificación!” de nuestra memoria histórica (cabiendo comentar que si purifican el dinero, han de pensar que lo mismo pueden hacer con la Historia)…
Aclarando, según ellos, cual fue la verdadera participación de la iglesia católica durante la Revolución mexicana; o cuáles fueron las circunstancias que rodearon la excomunión del cura Miguel Hidalgo (irrisorio y patético “documento” que el amable lector puede leer haciendo clic aquí)…
Es ya verdaderamente la debacle total. La igle$ia judía de Roma siempre ha querido, desde hace Siglos, volver a hacerse cargo de la educación, es decir, intervenir directamente en la formación oscurantista de las juventudes…
El que pretendan que se reconozca su papel en el acontecer histórico de la Nación. Como si los mexicanos no tuviéramos memoria de su intrigante, oprobiosa y humillante actuación que desembocó en guerras fraticidas que ensangrentaron nuestro suelo; y no una, sino en varias ocasiones…
¿Cómo olvidar el auténtico genocidio que cometieron a su llegada a nuestro suelo, cuando arribaron con la cruz, las traiciones, la esclavitud y las enfermedades por delante, ocasionando la muerte de las cuatro quintas partes de la población?…
¿Cómo olvidar su “$anto Oficio” que literalmente torturó y ejecutó decenas de miles de mexicanos? ¿Cómo olvidar las guerras de Reforma?...
¿O la excomunión que les aplicaron a quienes dispararan contra los franceses o los norteamericanos durante sus respectivas invasiones; o la traída de Maximiliano? Por no comentar que ofrecían “indulgencia plenaria” (el cielo eterno) a quienes durante las cruzadas mataran a un musulmán...
¿Cómo olvidar cuando contrataron a Antonio López de Santa Anna para que se levantara en armas en contra del entonces Presidente Don Valentín Gómez Farias y lo exiliara de la Patria?...
¿Cómo soslayar la Guerra Cri$tera, cuando fusilaban o colgaban de un árbol ante sus alumnos a los maestros que hablaran de Don Benito Pablo Juárez García. Y todo al grito de ¡Viva Cri$to Rey!?...
¿Cómo olvidar que a los cristeros que el Estado Mexicano ajustició como alzados y traidores, Juan Pablo II los convirtió en $antos? O el atentado en contra del General Álvaro Obregón, para que después también hicieran $anto a Agustín Pró?...
¿O el atentado en contra de Adalberto Tejeda, entonces Gobernador de Veracruz, cuando el autor intelectual resultó ser el “padre” Rafael Guizar y Valencia, que tuvo que salir huyendo para que no lo detuvieran y juzgaran; y al que también han hecho $anto…
¿Cómo soslayar que dentro de las sacristías han violado niños por cientos, como queda demostrado a cada rato, sobre todo a partir de que se destapó el caso del fundador de los Legionarios de Cri$to, Marcial Maciel?...
¿Cómo pasar por alto el enriquecimiento inexplicable y su complicidad con todo tipo de delincuentes a los que perdonan a cambio de dinero? ¿O los chantajes que a partir de su secreto de confesión llevan a cabo?...
¿Cómo entender que el tal Benedictus XVI, hoy de viaje por Medio Oriente, censure acremente el antisemitismo, cuando ellos mismos (el Vaticano) se encargó de promoverlo por todo el mundo al decir que los judíos habían matado a Jesús, el histórico personaje que nunca existió y que es solo un refrito de Orfeo, el cristo griego que a su vez los helenos copiaron de la India (Krishna)?…
¿Cómo olvidar su responsabilidad sobre la idiosincrasia de los mexicanos que consideran inferiores a las mujeres, gracias a la discriminación que hacia ellas tienen en el Vaticano?...
Y por último, para no hacer interminable la lista de las porquerías que disfrazadas de bondad han cometido los curas católicos: ¿Cómo no entender que la abulia e indolencia del mexicano deviene del pensamiento mágico de que todo se va a resolver por milagro, no por trabajo?...
Lo cierto es que tenemos demasiados dioses para odiarnos los unos a los otros, pero no los suficientes como para poder vivir en paz. Y todavía se sienten buenos; y quieren purificar la Historia ¡El colmo!...
Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.
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