2009-05-27
El ensayo, mi estimado, es la mejor preparación.
El tsunami de la crisis (del Estado fallido rumbo al estallido), que aún no toca fondo y que merma los bolsillos de millones de mexicanos y que trae sumamente inquieta a la poderosa élite empresarial, my friend, pega justo en la línea de flotación electoral del cacareado “presidente del empleo” (remember aquellito de it´s the economy, stupid), que parece desarrollar una copia calca de aquella cortina de humo desarrollada por la detención de Raúl Salinas, encabezada por Ernesto Zedillo de cara a su crisis con el error económico de diciembre.
Ayer, el atractivo operativo llevado a cabo en Michoacán, tierra del inquilino de Los Pinos donde comenzó su mal llamada guerra contra la organizada delincuencia, con la detención de 11 ediles y 17 altos funcionarios del gabinete de Leonel Godoy, no deja de tener un tufillo electoral con todo y los informes de inteligencia estadunidense que con datos duros involucran al gobierno michoacano en traviesas actividades.
El estupendo quid serán las secuelas que alcanzan a toda la red de protección de la famigila michoacana cuyos volátiles círculos golpean distintas aristas políticas y que, según la PGR, fueron producto de meses de investigación de inteligencia y gabinete (with a little help of our not so distant neighbors), y qué mejor timing ahora que el PAN ha hecho del narcotráfico su delicada bandera electoral porque del flanco económico mejor ni acordarse, amable lector, y ni hablar del naufragio del barco de gran calado y su emocionado capitán.
La espléndida cortinita mediática que hará los headlines y sesudos análisis para desviar reflectores de la explosiva crisis económica dependerá del curso de las sugestivas investigaciones, además del curiosito mensaje que se envía a otras entidades y que, en aras de llevar votos, perdón, agua al molino presidencial, podría tocar otro nivel de despachos, yes?
Porque en México, again, algo grande está por pasar y con la velocidad de la inercia que lleva la descomposición política (dejemos a un lado la de seguridad, la social y la económica) orquestada por el partido en el poder (del no poder) se está culminando la fractura de un tejido de delicadas complicidades.
Por la Mirilla
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