¡¡Exijamos lo Imposible!!Reinventarnos
María Teresa Jardí
Cuando en un país se llega al punto de que en las antaño charlas de café convertidas ahora en desayunos y comidas en carísimos restaurantes de moda donde departen amigablemente y, sobre todo, “se dejan ver”, intelectuales a modo, sometidos funcionarios de altura, empresarios patito y corruptísimos, también, políticos, ante el ocultamiento, por parte del la derecha que anida apoderada como la peste de hasta el último rincón de todos los partidos políticos, a que el tema, de moda también, sea el la frivolidad del encargado, por parte de la usurpación panista, de la seguridad del país, haya sido el que tripulaba el avión tirado en Paseo de la Reforma, matándose él y asesinando, con su frivolidad extrema, a acompañantes y personas que estaban en el lugar, con impunidad absoluta, cuando se reconoce hasta por parte de los cercanos a la usurpación fascista, la falta de neuronas de que adolece al que le apostaron “porque el otro era un peligro”, el otro, al que los ciudadanos de a pie, mucho más sabios, salieron a elegir como legítimo. Es tiempo de entender, por parte de la sociedad, que llegó la hora de reinventarnos para los mexicanos.
Me explico. Hoy ya es claro, hasta para las infantes recién paridos, que en México se desarmó por completo la estructura ética de absolutamente todas las instituciones. Y como sin instituciones que cumplan cada una con el cometido para el que fueron creadas no hay república posible, así como nos fueron dejando sin policía, también nos hemos quedado sin república. Pero las instituciones no son los edificios que las albergan en los que se han gastado millonadas para ponerlos muy modernos de fachada los últimos sexenios en México. Mientras crecían y más costaban en construcción, mantenimiento, etc., menos eficientes se fueron haciendo. Era parte del desmantelamiento de las mismas. Un claro ejemplo es la CNDH y otro el Congreso de la Unión y uno más los Tribunales Superiores de Justicia. No sé si la Codhey se ha cambiado de sede. Pero en todo caso es evidente que es una más igual de cuestionada como sus similares. Y ni qué decir de los partidos políticos que fueron aumentando la corrupción de sus jerarcas con cada cambio de sede partidaria…
Pero así como es evidente que las instituciones no son los edificios que las albergan también salta a la vista que las instituciones son las personas que las manejan y en la restructuración ética de la mente de los mexicanos está la construcción de la identidad mexicana y la posibilidad de reconstrucción ética como nación soberana. Es decir, si como sociedad no asumimos el rol de quiénes queremos ser como personas, qué valores tener, qué principios, si no nos reconstruimos éticamente como personas no podemos tampoco ser los constructores del lugar donde queremos vivir y seguiremos condenándonos a vivir para siempre en el infierno que se nos ha asignado ser como patio trasero del fracasado capitalismo impuesto desde el imperio que, para nuestra desgracia, nos tocó, en el reparto de calamidades a vivir en la tierra, como vecino nuestro.
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