• ¿ Y los legisladores, apá…?
No se debe esgrimir la espada para matar, mi estimado, sino para defender.
Porque sin duda que a últimas fechas la calle se está convirtiendo en un muy divertido termómetro, yes?
Ese que dibuja el hartazgo social que oscila en terrenos tan volátiles como la inseguridad pública, el movimiento de Andrés Manuel López Obrador y, ayer, una deliciosa probadita del revuelo por venir anunciado por las diversas organizaciones encabezadas por varios poderosos sindicatos que mostraron músculo para (ahogar a los agobiados capitalinos) enviar sus señales de alerta a este régimen cuyo espléndido buquetanque de gran calado hace agua frente a las emocionantes aguas de la adversidad.
Y como si faltaran más ingredientes al delicado coctelito, my friend, la célebre ABM, en voz de su presidente, Enrique Castillo Sánchez Mejorada, advirtió la lindura de que las actividades sociales y económicas para el progreso del país corren riesgo de paralizarse si continúa el gravísimo deterioro del cacareado Estado de Derecho y de la mentada legalidad, en franca alusión al tsunami rojo que inunda México.
El magnífico mensaje se vio, además, aderezado por el timing de la amena proyección de varios analistas económicos de la cifra para la inflación del presente año, que cerrará en 5.61 por ciento muy cerca del peligroso techo de 6 por ciento.
Detonantes altamente efectivos para un coctel C-4 graduado que puede detonar un larguísimo conflicto latente que ya se siente en las calles. De cara a un segundo aniversario de (des)gobierno.
La gran marcha sindical de ayer, amable lector, debe analizarse con mucha cautela y frialdad, porque demuestra la fuerza que hace la unión.
Exhibe que el malestar y el agravio no es BS (also known as… bullshit). Muestra la fragilidad del tejido de la gobernabilidad. Manifiesta que en la política laboral descabeza… perdón (es la moda), encabezada por Felipe y su secretario del Trabajo (sucio) Javier Lozano Alarcón, hay una atractiva analogía del sello de la casa: no hay estrategia. No hay rumbo, ni brújula. No hay equilibrio (tan necesario hasta en la simpleza para andar, hopefully clear-headed, en bici) y mucho menos oficio para entender la magnitud de esta ola capitaneada por este régimen que pega ya directo en la línea de flotación de la economía familiar.
El nudo marino de lo acontecido ayer, mi estimado, será bordado en una entretenida reunión mañana, donde los diversos sindicatos pondrán sobre la mesa la posibilidad de un paro nacional —comenzando por 24 horas– que, va de más decirle, podría hacer realidad, aunque no lo parezca, el inquietante pronóstico de la ABM, y… paralizar el país. Porque entre sindicatos como el SME, la UNAM, la UNT, la CNTE, la CNC y las otras organizaciones, sí se podría tener el poderío como para, literalmente, fundir los focos rojos del alocado tablero de la seguridad nacional, ¿no cree…?
Y para que no se especule sobre fracturas o fragmentación sindical, sigue in crescendo el grito de solidaridad con el sindicato minero de Napoleón Gómez Urrutia, y los abominables atropellos de la más elemental legalidad. La multitudinaria marcha de ayer, no se me haga muchas bolas, reveló la reagrupación del movimiento obrero que no se debe subestimar ni minimizar.
Los ausentes de la fiesta fueron, of course, las huestes de Elba Esther Gordillo y Carlitos Romero Deschamps que, ya sabe, se cuecen en el selecto calderón de los patrocinios, la impunidad y las mercedes sexenales.
Sí, my friend, ayer comenzó otro emocionante capítulo de la adversidad sumándose a la variedad de peligrosos frentes abiertos donde el PAN anunció que se aprueba el chisguete energético o habrá más impuestos…
¡¡¡¡Chingón!!!
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