La conocí ayer. Sus familiares le dicen "tía Güera". Es una mujer menudita, setentona, chihuahuense que pasó muchos años de trabajo en la ciudad de México, clasemediera, de modales apacibles y voluntad de hierro. Ahora ya viaja poco por una serie de cánceres que se ganó a punta de jugar a las vencidas con el Mal durante muchos años, y que hoy la limitan severamente por los efectos desagradables de quimios, radioterapias y demás terrible y tóxica parafernalia alópata.
Es motivo de orgullo que, a pesar de que han querido destruirnos, no lo han logrado ni lo lograrán. No sólo porque tenemos autoridad moral, sino porque las mujeres y los hombres que participamos en esta lucha, profesamos un profundo amor por nuestros semejantes y, más allá de alevosías y frente a todo tipo de adversidades, mantenemos la firme convicción de construir una sociedad más justa, más humana y más igualitaria
Es motivo de orgullo que, a pesar de que han querido destruirnos, no lo han logrado ni lo lograrán. No sólo porque tenemos autoridad moral, sino porque las mujeres y los hombres que participamos en esta lucha, profesamos un profundo amor por nuestros semejantes y, más allá de alevosías y frente a todo tipo de adversidades, mantenemos la firme convicción de construir una sociedad más justa, más humana y más igualitaria
martes, 29 de julio de 2008
TOTAL ERAN POBRES ....Y ADEMAS OBRERAS
La conocí ayer. Sus familiares le dicen "tía Güera". Es una mujer menudita, setentona, chihuahuense que pasó muchos años de trabajo en la ciudad de México, clasemediera, de modales apacibles y voluntad de hierro. Ahora ya viaja poco por una serie de cánceres que se ganó a punta de jugar a las vencidas con el Mal durante muchos años, y que hoy la limitan severamente por los efectos desagradables de quimios, radioterapias y demás terrible y tóxica parafernalia alópata.
No hay comentarios:
Publicar un comentario