lunes, 14 de julio de 2008

EXPORTEMOS COCHINOS

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Federico Arreola
El cerdo de Calderón

No le estoy diciendo cerdo a Felipe Calderón, conste. Ni puerco ni marrano. Ni siquiera cochino, aunque lo merezca. Ni tampoco sucio o maloliente. No le estoy aplicando, al esposo de doña Margarita, ninguno de los numerosos sinónimos de esa repelente palabra. Lo que estoy diciendo, nada más, es que hay un cerdo (mejor dicho, muchos) en el futuro de la patria. Es decir, bendito Dios, a partir de estos días y para la mayor gloria de México, se liberará el comercio de carne de cerdo con China.

Qué maravilla. Comprar y vender marranos debe ser considerado, con toda honestidad y al margen de las pasiones políticas, como el primero de los grandes logros del gobierno calderonista. No lo estoy inventando, lo leí ayer, lo juro, en http://www.senderodelpeje.com/
en una información de Notimex, basada a su vez en otra del diario español El País, en la que se enfatizaba que don Felipe “ni mucho menos se fue con las manos vacías” del país asiático, ya que logró sólidos acuerdos, “entre los que destaca un protocolo veterinario para el comercio de carne de cerdo”. Qué barbaridad, ahora sí podemos decir que la economía mexicana está a salvo.

Y, por eso mismo, Calderón merece ser considerado un prócer a la altura de Juárez. Honor a quien honor merece. Porque, sin duda, para nuestro sistema financiero era fundamental liberar el tráfico de chanchos. Con tantos cochinos que se reproducen masivamente en las administraciones panistas, la cantidad de divisas que vamos a captar si los
exportamos a todos.

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