Es motivo de orgullo que, a pesar de que han querido destruirnos, no lo han logrado ni lo lograrán. No sólo porque tenemos autoridad moral, sino porque las mujeres y los hombres que participamos en esta lucha, profesamos un profundo amor por nuestros semejantes y, más allá de alevosías y frente a todo tipo de adversidades, mantenemos la firme convicción de construir una sociedad más justa, más humana y más igualitaria
Es motivo de orgullo que, a pesar de que han querido destruirnos, no lo han logrado ni lo lograrán. No sólo porque tenemos autoridad moral, sino porque las mujeres y los hombres que participamos en esta lucha, profesamos un profundo amor por nuestros semejantes y, más allá de alevosías y frente a todo tipo de adversidades, mantenemos la firme convicción de construir una sociedad más justa, más humana y más igualitaria
lunes, 30 de abril de 2012
Las teleras ya tienen segura su bancada
(Segunda Parte)
Jenaro Villamil
La Propuesta de López Obrador
Fue hasta el 17 de abril de este año, en plena campaña, que López Obrador propuso en Jalapa, Veracruz, la democratización de los medios, aclarando que no va a expropiar a ninguna cadena de televisión, pero sí a combatir los monopolios.
Casualmente, después de este discurso del martes 17 de abril, arreciaron las críticas de Televisa en su contra. El comentarista estelar y vocero de facto de la empresa, Joaquín López Dóriga inició desde el 22 de abril un ataque frontal hacia López Obrador. El pretexto fue la crítica del perredista al papel de Televisa durante la “guerra sucia” del 2006. El contexto es, sin duda, esta posición nada grata para Azcárraga Jean.
Pues x mi fecal y providencia a la chingada
MÉXICO, D.F. (Proceso).- El pasado lunes 23, en la biblioteca del Congreso de Estados Unidos en Washington, el presidente de México reveló al mundo que la Providencia lo había puesto en su cargo para combatir al crimen organizado.
Un historiador de finales de este siglo tendrá que tomar en cuenta a esa agencia de Dios, la Providencia, para recontar la guerra que hoy seguimos viviendo y sus hechos de espanto. Las cabezas rodantes, los cadáveres encajuelados, la caravana de viudas, huérfanos y padres de hijos muertos recorriendo de luto las carreteras, los narcos tumbados en tapetes de lujo embadurnados de sangre y billetes de 500 pesos, los más de 150 mil ciudadanos desplazados de pueblos convertidos en pueblos fantasmas, donde sólo el viento recorre las casas desiertas.
La Divina Providencia: la agencia por la cual el Dios que está en las alturas metafísicas ejerce en la Tierra la lucha del Bien contra el Mal. La definición es de un santo, Tomás de Aquino.
Sin el concepto de la Providencia, nuestro supuesto historiador finisecular sencillamente no haría sentido de los números crudos de esta guerra y sobre todo de las decisiones que los han causado. Para empezar la decisión de su lanzamiento.
Discutida en el interregno de la anterior presidencia y la actual, mientras la capital del país se encontraba paralizada por las huestes del candidato perdedor de la contienda electoral, los colaboradores más íntimos de Calderón carecían de información suficiente para llegar a una decisión sensata, simplemente porque entonces la información nunca había sido recabada. No sabían cuántos eran ni en dónde estaban los enemigos, desconocían el tamaño de sus arsenales y sus fortunas, sólo intuían que las policías se hallaban infiltradas y que el Ejército tendría que librar la guerra. Las afirmaciones me las hizo un testigo presencial de aquellas reuniones, el entonces ya designado secretario de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña.
Así que lo que el Cisen no aportó al núcleo íntimo del presidente para la toma de la decisión, lo aportó la Providencia: la certeza de que era una guerra donde el Bien triunfaría sobre el Mal.
Al cabo del año 3 de la guerra, 125 líderes del crimen y más de 6 mil sicarios se habían sustraído de su actividad, y sin embargo el número anual de los muertos no disminuía y la violencia se había recrudecido y esparcido por ciudades antes relativamente pacíficas. La ecuación supuesta por el presidente era la inversamente contraria: a menos capos, más paz. ¿Qué demonios podía estar ocurriendo?
La pregunta no se la hizo el presidente, pero sí un investigador, Eduardo Hidalgo, quien armó con su propio dinero un observatorio de las cifras de la guerra y su localización geográfica, y un año más tarde ofreció una hipótesis en la revista Nexos. Con cada capo abatido, se desestructuraba un cártel: fragmentado en pandillas, las pandillas se enfrentaban rompiendo todos los códigos previos, para lograr con una crueldad ciega la hegemonía territorial. Los hechos confirmaron lo publicado por Eduardo Hidalgo. Muerto Arturo Beltrán Leyva, mandamás del narco en Morelos, en el estado la violencia se disparó como nunca antes. Capturado el capo mayor de Acapulco, La Barbie, el puerto se convirtió en un campo de batalla de adolescentes asesinos.
También en su año 3, algunos hechos vinieron a perturbar la fe, ya no la eficacia de la guerra, sino la misma creencia de que esta era una guerra del Bien contra el Mal. Para empezar, los muertos inocentes cobraron identidad. Los ciudadanos de bien abatidos en fuegos cruzados, ultimados por soldados intoxicados o prepotentes en estado natural, o asesinados por criminales, empezaron a nombrarse a sí mismos como víctimas de la guerra.
El presidente los desconoció en un primer momento. Famosamente los llamó daños colaterales y después empleó una metáfora desafortunada en donde parecía aludirlos. “Cuando se limpia la casa, el polvo sale por las ventanas”.
Otro trastorno semántico ahondó la discordia entre el presidente y la población civil. En una de las primeras reuniones de víctimas con el presidente, en Tijuana, las mujeres asistentes empezaron a llamar, así como si nada, a la guerra “su guerra, presidente”, dando a entender que no era la de los civiles. ¿Qué nos aquejaba a nosotros los civiles?: nos lo empezamos a preguntar un par de columnistas. El homicidio, el robo, la extorsión, los secuestros, cometidos, sí, por bandas criminales, pero no el tráfico de droga ejecutado por la élite de los cárteles y rigurosamente controlado con tecnología de punta por los capos. La distinción, más la creciente evidencia de que la captura y asesinato de capos esparcía la violencia, llamaba claramente a un cambio de objetivo en la guerra.
De nuevo, sólo la Divina Providencia pudo eclipsar en el presidente Calderón una conclusión en la que buena parte de la opinión pública coincidió.
Para el año 4, el entonces secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, reveló un dato. Según declaró, nadie había ofrecido al gobierno alternativas a una guerra frontal contra el narco. Ese nadie era para entonces bastante extenso, ruidoso y transnacional: Congresistas, gobernadores, investigadores, expresidentes del continente, columnistas mexicanos y estadunidenses, activistas sociales, víctimas de la guerra, habían propuesto una lucha contra el crimen con una estrategia menos bélica y más compleja.
Legalizar la mariguana para colapsar los recursos económicos de los cárteles; un tratado con Estados Unidos para impedir la compra de armas en sus armerías de la frontera; medidas severas contra el lavado del dinero; enjuiciamiento de los funcionarios coaligados con el crimen: para empezar a nombrar las numerosas propuestas que circulaban. Así como tres propuestas de mayor calibre que articuladas cambiarían la guerra contra el narco por una guerra por la paz: implantar el respeto a la ley, dar autonomía real al sistema judicial y crear una nueva policía honesta.
Lo revelador del dicho del entonces secretario de Gobernación es que en los salones de juntas de la Presidencia de la República todas esas voces sumaban nada, cero, nadie. Es comprensible: era pura palabrería humana incomparable con la voz divinamente autorizada de la Providencia.
Hay quien duda de la sinceridad de las palabras del presidente Calderón. No es mi caso. Creo que en la biblioteca del Congreso de Estados Unidos el presidente Calderón afirmó su convicción. La Providencia lo colocó en el lugar preciso para librar una guerra contra el mal del narcotráfico. Es por ello que igual creo que debe impedirse que las clases de religión se impartan en las aulas mexicanas.
Rueda de prensa sobre PEMEX
AMLO ofrece dirección de pemex
a Cuauhtémoc Cárdenas 30 abril 2012
No se puede seguir con tanta corrupción
Donde aprietes sale pus, decía José Pagés Llergo. En un país donde la mordida es parte de su historia, la corrupción nunca había sido tan a la vista, tan evidente, tan extendida y profunda como ahora, gracias no a la providencia a la que tanto le debemos los mexicanos, sino a la denuncia publicada por el New York Times.
“El caso Walmart me tiene muy indignado”, dijo el presidente Felipe Calderón cuando se dio cuenta, después de un intento de arrojar culpas a autoridades locales, de que su gobierno está metido hasta las manitas en la mugre y se apresuró a que la Secretaría de la Función Pública demostrara su existencia ordenándole investigar el asunto.
Ya se lo investigaron, don Felipe. El jueves en la primera página de EL UNIVERSAL, la reportera Lilia Saúl publica: “El gobierno federal favoreció en seis años a Walmart con más de 200 permisos, concesiones, licencias y autorizaciones, así como con dos mil contratos. En 2009, la delegación de la Semarnat en Quintana Roo autorizó el cambio de uso de suelo en terrenos forestales de Playa del Carmen, para la construcción de una tienda de la cadena de supermercados. Por la apertura de la sucursal se eliminaron 30 mil metros cuadrados de selva media. De la Comisión Reguladora de Energía, Walmart también ha recibido permisos para poder generar energía eléctrica… ha recibido 206 permisos, licencias y autorizaciones… dos mil dependencias federales le compran desde objetos de oficina hasta alimentos para empleados… Respecto al Banco Walmart, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores se ha negado a dar información… así como del acta constitutiva de Suburbia, Vips y El Portón”. Servido don Felipe.
Pero no es eso todo. Este columnista se convierte en el Marqués de Comillas y usted, don Felipe, ahorra tiempo y dinero si corre a sus detectives, miembros de su equipo, y delega el trabajo en periodistas. Juan Carlos Fonseca, reportero de Unomásuno, publica el jueves una entrevista con el doctor Enrique Bonilla, fundador del, nada menos, Frente Nacional contra Walmart, quien explica cómo además de no pagar sueldo a 27 mil empacadores, 17 mil acomodadores y franeleros pagan 50 pesos diarios de sus propinas y 22 mil lavadores de autos pagan 300 pesos diarios por el derecho a trabajar 11 horas diarias.
Walmart ha crecido 84% en este sexenio en que la tasa anual de crecimiento ha sido de 2%. Las autoridades laborales permiten estas prácticas… pagan los salarios más bajos del mundo a sus 240 mil trabajadores, el 30% no percibe sueldo ni prestaciones, no está en el Seguro Social como obliga la Ley Federal del Trabajo… no se pagan horas extras y tiene 60 mil “esclavos”, según el doctor Bonilla.
El gancho de los precios bajos desvía la atención de los procedimientos para lograrlos: “A los proveedores les exigen que la primera entrega sea gratuita… no pagan los impuestos que deben, sino los que quieren… en Alemania, el gobierno obligó a la tienda a respetar la normatividad y la tienda se retiró del país porque no alcanzó las ganancias que esperaba”.
¿Se sabía eso en México? Seguramente, pero los medios de difusión, impresos o electrónicos, están advertidos por Walmart: cualquier ataque significará la pérdida de la publicidad de uno de los más grandes anunciantes del país.
La corrupción tiene una semejanza con el narcotráfico: ha crecido en los dos últimos gobiernos. Y una diferencia: mientras la guerra contra el narcotráfico fue declarada por el señor Calderón, la lucha contra la corrupción ha sido la basura que se barre debajo del tapete. En ambos casos las consecuencias son catastróficas.
Más de 100 mil bajas, entre muertos, desaparecidos, heridos y desplazados en el derrotado combate a la delincuencia, mientras que la apatía frente a sobornos, complicidades y tráfico de influencias ha producido fortunas fantásticas cuyos dueños y magnitud empiezan a salir a la luz.
En los siete meses de vida del actual gobierno, poco se puede esperar en cuanto a la contención de esos graves males. Pero en las campañas electorales, el compromiso, no sólo la promesa, sino el compromiso garantizado de poner fin a una guerra perdida y a una delincuencia que involucra a los poderes públicos, será un argumento decisivo para orientar el voto. Ninguno en favor de quien continúe por el mismo camino o pague apoyo con impunidad.
La lucha contra la corrupción es el tema puesto sobre la mesa por la denuncia del periódico neoyorquino. Cualquier candidato que rehuya o soslaye el asunto, primero que debe ser encarado categóricamente y sin ambigüedades, se hace sospechoso y no merece nuestra confianza. En cualquier programa de gobierno debe ser el propósito inicial.
El IFE y TEPJF no son garantía de nada
Hacía mucho tiempo que no leía un libro de análisis político tan cuidadoso, tan bien escrito, en muchos aspectos tan apasionante, que encierra un largo trabajo de investigación, y una reflexión a fondo sobre las implicaciones políticas y culturales a corto y largo plazo de la elección presidencial de 2006. Este estudio de Díaz-Polanco sobre el fraude electoral de entonces, lo lleva a penetrar en algunos aspectos claves de la política en México y a presentarlos como inevitable aspecto de nuestro semblante político, aunque no guste a muchos. En cambio para otros, que quisiéramos vernos sin disimulos, el libro de Díaz-Polanco resulta fascinante, incluso porque muestra ese pragmatismo sórdido de nuestro tiempo (y de nuestros políticos) que, con todo cinismo, canjean valores morales y culturales por dinero y prebendas.
Un aspecto que contribuye a la calidad del libro es la de traer a juego y rescatar la presencia de ciertos “héroes” de las letras universales que iluminan lo dicho. Nada más faltaba que la sonrisa de telenovela de Peña Nieto fuera lo último que nos quedara en la elección de este año. Parece que vuelve Kafka (estuvo presente en el 2006, y estará en primera fila en el 2012) para presidir nuestro destino manifiesto en más de un aspecto.
Mencionemos en primer término, el carácter sacrosanto de la ley que los funcionarios e instituciones dicen respetar a toda costa y que, en verdad, en la historia del país, han convertido en sus contrarios: la justicia, la verdad, la elemental lógica, la voluntad popular, el destino de la nación…, son negados y traicionados y ante esto no hay recursos eficaces: ni siquiera el Tribunal (de la ley) porque este apenas le devuelve al ciudadano una “sonrisa obscena”. Además porque de las instituciones sólo podemos esperar “una cadena arrolladora y caótica de actos de corrupción” (nos dice el señor K, protagonista de El Proceso, de Kafka). Claro, parece que “hay la opción de no dirigirse al Tribunal en los mismos términos del desdichado K” –nos dice Díaz Polanco– y es a esto que apostó Andrés Manuel López Obrador en el 2006, con el resultado conocido.
De todos modos, El Proceso kafkiano “ilumina una contradicción (profunda) entre verdad-justicia y ley…”, es decir, para la maquinaria del tribunal (las instituciones) “la ley sólo significa un mecanismo que no se compromete con la sustancia de ninguna verdad, (es) una máscara vacía, una voz sin sujeto”. Slavo Zizek sostiene que el rasgo distintivo de la ley “es que no hay ninguna verdad sobre la verdad, (es) una mera apariencia, un semblante, la ley es necesaria sin ser verdadera”. Y más adelante, todavía “La necesidad de la ley y la verdad de la justicia se oponen o no se implican mutuamente”. Como es obvio, en esta intuición del carácter profundo de las instituciones y de la ley anida el núcleo posible del despotismo, los posibles tentáculos de la dictadura.
Bajo esta sombra ominosa en que se desarrolló el proceso electoral de 2006, Héctor Díaz-Polanco nos narra con detalle la guerra sucia y las operaciones ilegales del presidente en turno, Vicente Fox Quezada, operando en la sombra (no tanto) el desafuero de López Obrador, las acciones más que dudosas del IFE y del TEPJF. Un ejemplo, entre muchos otros: la comparecencia del presidente del IFE Juan Carlos Ugalde declarando triunfador a Felipe Calderón, y la comparecencia pregrabada, segundos después, de Vicente Fox, prácticamente con la misma declaración y en los mismos términos.
Naturalmente, durante las campañas electorales no se hizo esperar una tormenta de injurias e invectivas en contra de López Obrador, todo bajo la mirada distraída del IFE que no se atrevió a llamar la atención ni a organizaciones empresariales que se habían lanzado ilegalmente a la contienda, ni al presidente Fox que era el campeón de una de las arbitrariedades más espectaculares en la historia política de México.
Una de las secciones más interesantes del libro de Díaz-Polanco es, sin duda, el análisis de los “científicos” (de la UNAM, casi todos ellos) sobre los resultados de la elección, que para la mayoría estuvo preñada de manipulaciones perfectamente ilegales, inclusive la intromisión en los paquetes electorales en una dimensión imposible de precisar. Es decir, el escrutinio de la elección presidencial de 2006 estuvo también a la vista de especialistas-científicos de la UNAM, y sus resultados no son de ninguna manera favorables a las instituciones encargadas de la legalidad de la elección, como el IFE.
Uno de los resultados más interesantes de esta revisión de las conclusiones de los científicos-universitarios es el hecho de que, con mucha probabilidad, la transferencia de votos en favor de Felipe Calderón se hizo a costa de Roberto Madrazo (candidato del PRI), y no necesariamente de López Obrador. Y es que de Roberto Madrazo, en caso de que se hiciera transparente la maniobra, difícilmente podría esperarse una reclamación “fuerte” como hubiera sido el caso con López Obrador. Había también la posibilidad fácil de la negociación política con el PRI, para calmarlo.
La participación de Elba Esther Gordillo, según estos análisis, se concretó más a advertir sobre la dimensión de la necesaria transferencia cibernética, para el triunfo de Calderón, en vista de su nutrida red de informantes a través del territorio nacional.
Se trató pues, en conjunto, nos dice Díaz-Polanco, de un gran fraude que se hizo en parte “a la antigüita” y en parte con instrumentos de la más avanzada cibernética.
El autor culmina su libro recordándonos el carácter cínicamente oportunista de una serie de intelectuales que apoyaron públicamente, en los términos más baratos posibles, el triunfo de Felipe Calderón, en tanto que otros intelectuales y hombres de ciencia del país denunciaron valientemente el fraude y sostuvieron la necesidad de afinar la elección contando otra vez “voto por voto”.
'El copetón' capaz de matar por su desliz?
Por Guadalupe Lizárraga
Los muertos cercanos a Peña Nieto
“Nos está exterminando”, dice Agustín Estrada, sobreviviente de tortura por parte de Enrique Peña Nieto, a quien ha denunciado sistemáticamente, desde 2007, por violaciones de derechos humanos ante organismos oficiales y medios de comunicación en México. Estrada habla en plural, porque se refiere a la primera esposa del candidato a la presidencia del PRI, Mónica Petrellini, quien muere el 11 de enero del mismo año en que se dieron los primeros atentados contra Estrada Negrete y contra los cuatro guardaespaldas de Peña Nieto, asesinados el 12 de mayo también de ese mismo año. Todos ellos sabían de la homosexualidad de Peña Nieto.
Su esposa Mónica los sorprendió teniendo relaciones sexuales dentro de la oficina del grupo parlamentario del Partido Revolucionario Institucional de la LV Legislatura en la Cámara de Diputados del Estado de México, según el testimonio de Estrada. Recuerda que fue a mediados de 2004, y que en esa ocasión fue cuando le entregó Peña Nieto un mensaje de amor escrito de prisa en una hoja de papel, con su firma y que aún conserva.
Estrada Negrete también se refiere a los guardaespaldas asesinados y reconoce a uno de ellos que era el que lo recogía en su casa o en la oficina para llevarlo al Hotel Tollocan, de Toluca, uno de sus lugares de encuentro. “Sus guaruras iban por mí. Es el moreno de camisa blanca con rayas”, dice Estrada, y “es la misma camioneta en que me trasladaban”.
Reconoce Agustin Estrada a guardaespalda esjecutado. Foto: Notimex
El maltrato y las golpizas
La primera golpiza que recibió Agustín Estrada por parte de Enrique Peña Nieto fue después del desencuentro éste último tuviera con su esposa Mónica. El reclamo era que los había descubierto por la supuesta “culpa” de Estrada, y eso se tornaba un problema grave para su matrimonio, según le gritaba el candidato. Otra de las ocasiones en que Estrada fue agredido físicamente por Peña Nieto se dio en noviembre de 2006, en el proceso de las elecciones para gobernador. Esa ocasión, dice, Estrada que su esposa se molestó mucho por su presencia en el presidium. Y posteriormente, Peña Nieto citó a Estrada en las oficinas del PRI en el Estado de México. Ahí volvió a reclamarle, y volvió a agredirlo físicamente, dejándole un hematoma en un brazo.
Quien llegó a saber de estos actos de violencia, fue el actual gobernador Eruviel Ávila Villegas, por la estrecha relación que mantenía con Estrada. En ese tiempo, Eruviel y Peña Nieto no eran cercanos, declara Estrada, y “podía confiarle ciertas cosas” a Eruviel.
Poco después de la segunda golpiza que le diera peña Nieto a Estrada, éste se encontró con Eruviel en un evento artístico con padres de familia y fue cuando el funcionario le preguntó por esos golpes, el más notorio en el brazo.
Estrada estaba siendo víctima de violencia y, sin embargo no podía negarse a los encuentros con Peña Nieto, porque era un hombre vengativo y con mucho poder, dice.
Sobre la última conversación con Peña Nieto
Agustín Estrada, en la última conversación que sostuvo con Enrique Peña Nieto, según su testimonio, fue de reclamos por parte del ahora candidato presidencial. Para este encuentro, ya había pasado el día en que Estrada decidió reivindicar los derechos de los homosexuales y manifestar públicamente su preferencia sexual en el Día internacional contra la homofobia, 17 de mayo de 2007.
“Peña Nieto insistía en que yo tenía la culpa de lo que me estaba pasando”, dice Estrada, “por haberme vestido de mujer”. Así que otro de sus reclamos, en esa conversación dice, fue que Estrada andaba “en esos grupos”, ayudando a los discapacitados y a los niños con necesidades especiales. La discusión surgió por unos aparatos auditivos y sillas de ruedas que le pidió Estrada para los padres de familia del Centro de Atención Múltiple 34, con estas necesidades. A lo que Peña Nieto le habría respondido que ese equipo se lo había dado porque Estrada se lo pidió expresamente, no porque le interesaban los niños con discapacidad, cuenta.
Estrada Negrete concluyó un doctorado en Educación, por la Universidad INACE, en la Ciudad de México, que de acuerdo a su testimonio, lo solventaba Enrique Peña Nieto, pero cargado al presupuesto del actual gobernador Eruviel Ávila Villegas, nombre con el que se expedían las facturas de colegiatura. Su tesis profesional fue sobre problemas de aprendizaje en niños de quinto año de la escuela primaria. Por la misma universidad realizó una maestría en Psicología. Y es egresado de la licenciatura en Educación por la Universidad Pedagógica Nacional.
La conversación de ese día concluyó en una nueva amenaza por parte de Peña Nieto, según Estrada, diciendo “Te voy a romper tu madre” y “quienes se van a encargar de meterte a la cárcel van a ser terceras personas”. Y así lo cumplió el candidato. Quienes lo metieron al reclusorio Almoloya de Juárez, sin siquiera una orden de aprehensión fueron Ernesto Monroy Yurrieta, Gerardo Dorantes Mora, Miguel Cruz Morales y Roberto Cárdenas Vera, funcionarios asesores de la Secretaría General de Gobierno del Estado de México, con la causa penal 108/2009.
Eruviel tuvo que disciplinarse ante Peña Nieto por gubernatura
Agustín Estrada, no sólo fue recluido en la cárcel. Fue violado por reos y policías, fue golpeado y humillado. Se le obligó a pagar fianza, y el día que salió de la cárcel le pusieron una camiseta que decía “puto”. La Comisión Estatal de Derechos Humanos declaró que no se habían violados sus derechos, la “violación había sido consensuada”. Pese a argumentos y discusiones, la CEDH dijo que los policías habían tenido sexo con él en el reclusorio, pero que no se trató de ninguna violación. Tampoco le quisieron aceptar la denuncia ante los Ministerios Públicos de Ecatepec y Toluca.
Su relación con Eruviel Ávila se volvió distante, dice, ni le valió para evitar más agresiones. Antes, “él se portaba muy bien conmigo y no me escondía. Me respetaba”. En una ocasión, Estrada invitó a un evento de la comunidad escolar a Eruviel, entonces diputado. Cuando el funcionario tomó el micrófono para agradecer el evento a Estrada, ya que era el director de la escuela, se refirió a él como "un estuche de monerías" y le habló a la comunidad del doctorado que estaba estudiando Estrada.
Pero cuando quiso regresar a la escuela para recuperar su trabajo, en septiembre de 2009, todo había cambiado, sostiene Estrada, aunque él seguía teniendo su nombramiento de director de la escuela. De nuevo, los policías llegaron a impedirle el paso haciendo una valla ante la puerta de la escuela. Un helicóptero sobrevolaba la zona. Eruviel era ya el presidente municipal y no contestaba sus llamadas.
Los siguientes meses fueron pelear por sus derechos laborales, con el grupo de madres de familia que lo apoyaron en todo momento, dice Estrada. Pero también se giraron órdenes de aprehensión contra las madres y dos menores, quienes fueron llevados al Ministerio Público de San Cristóbal de Ecatepec, al de Ciudad Cuauhtémoc y al de San Agustín. Incluso, los niños fueron llevados al Cerezo de adultos. Y todos tuvieron que pagar fianza por su salida. La causa penal era “por obstruir las vías públicas”. Tiempo después, Eruviel volvió a buscarlo y se vieron varias veces. Le pidió disculpas, dice Estrada, “pero tenía que ser disciplinado con quien le había dado la gubernatura”.
Todos estos actos de discriminación y violación de derechos humanos fueron difundidos con oportunidad en diferentes medios mexicanos, y algunos extranjeros como el de la revista francesa Têtu, algunos con detalles precisos, otros de manera general. Fueron puestas las denuncias formales ante los distintos organismos de derechos humanos de nivel nacional y ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Sin embargo, las agresiones no cesaron por parte de Enrique Peña Nieto, ni aún después del atentado que casi le quita la vida a Agustín Estrada Negrete, el 15 de septiembre de 2010.
Esta carta fue escrita por Agustín Estrada y recibida el 29 de abril, en esta edición.
Lic. Guadalupe Lizárraga. Directora del Periódico Los Ángeles Press. Presente:
Por medio de esta carta reciba un afectuoso saludo y, al mismo tiempo, le expreso mi eterno agradecimiento por ser la única reportera que ha publicado la historia completa, sin censura, referente a la violación de mis Derechos Humanos en México, por la tortura, el hostigamiento penal, la discriminación, la homofobia, el abuso de poder y la tiranía que me ha tocado sufrir y padecer por mi expareja homosexual Enrique Peña Nieto. Agradezco su vocación de servicio, su profesionalismo, su investigación, su metodología y sobre todo que me haya dado voz. Respetuosamente
Aquí toda la información
http://www.losangelespress.org/agustin-estrada-documento-tortura-y-violaciones-por-parte-de-enrique-pena-nieto-desde-2007/
Miente el IFE si puede fiscalizar campaña
En todos esos casos, Luis Carlos Ugalde y los otros consejeros pretextaron que
la leyno les permitía hacer otra cosa. Como cualquier corrupto burócrata de ventanilla, pedían a los denunciantes darse otra vuelta el próximo día para formarse de nuevo en la fila.
El viernes pasado, la recientemente nombrada consejera electoral María Marván resucitó el fantasma de Ugalde. Indignada con la osadía de la coalición progresista y el PAN de denunciar los gastos de Peña, de manera tajante afirmó que en el IFE
no podemos hacer absolutamente nada. De acuerdo con la consejera,
quien se queja de irregularidades sabe perfectamente que el proceso de fiscalización de las campañas es hasta que acabany el instituto electoral
no puede hacer ni más ni menos de lo que le pone la ley.
El consejero presidente Leonardo Valdés ha cometido una pifia similar. En un artículo de prensa escribió que
es imposible determinar ahora, durante el periodo de campañas, el rebase de topes de gastos de campaña de candidato alguno: el IFE no está facultado para auditar los gastos de partidos y candidatos antes de que termine la propia campaña.
No nos dejemos engañar. El Cofipe señala que
en casos de excepción, y previo acuerdo del Consejo General, la Unidad [de Fiscalización] podrá abrir procesos extraordinarios de fiscalización con plazos diferentes(artículo 85). Asimismo, el artículo 84 de la misma norma ordena a todos los partidos presentar un
informe preliminarde sus gastos de campaña antes del 15 de junio.
Y cuando se trata de irregularidades que ponen en riesgo la equidad y la legalidad del proceso electoral en su conjunto, ni siquiera es necesario recurrir a los burocráticos lineamientos del proceso fiscalizador. El Cofipe indica que
cualquier persona podrá presentar quejas o denuncias por presuntas violaciones a la normatividad electoral(artículo 362). Si la queja presenta indicios claros de que la ley pudo haber sido violada, el IFE está obligado a admitir, investigar y resolver el caso. El instituto debe proceder de manera
inquisitivay
exhaustivaen estos procesos, de acuerdo con los criterios del TEPJF.
Es completamente falso entonces que la ley prohíba que el IFE revise antes de la elección los gastos de Peña. Esto queda aún más claro con la pantomima del acuerdo entre el PRI y el IFE para que la autoridad electoral envíe auditores para revisar los papeles del viejo partido de Estado. Ahora resulta que la autoridad siempre sí puede
hacer algo, pero siempre y cuando el proceso sea dirigido y convocado por el mismo partido. Queda claro que no es la ley, sino la voluntad lo que limita la acción del instituto electoral.
donacionesen especie y los
descuentosde parte de personas físicas y morales, algunos incluso de dudosa procedencia, también seguramente están a la orden del día.
El IFE se enorgullece de que se han seleccionado 50 distritos electorales al azar para ser monitoreados directamente a nivel de calle por auditores del instituto. Sin embargo, esta revisión no es permanente y el IFE dará previo aviso 48 horas antes de cada visita. Dos días es más que suficiente tiempo para inmediatamente retirar cualquier propaganda fuera de la ley y así esconder el despilfarro. Y una vez que se sepa cuáles son los 50 distritos que estarán bajo vigilancia especial, los partidos tendrán un cheque en blanco para gastar a manos llenas en los otros 250.
También habría que preguntarnos hasta qué punto estos auditores se limitarán a tomar fotos y pasear por las calles, o si fungirán como verdaderos detectives para descubrir la compra y coacción del voto durante las semanas previas a la elección, así como para perseguir el acarreo y las prácticas ominosas, como el carrusel, durante la jornada electoral. La sospecha es que una vez más en el IFE imperarán la desidia y el formalismo burocrático por encima de la exhaustividad y el compromiso con la investigación.
En cualquier democracia y de acuerdo con nuestra propia Constitución, no debe ganar quien acarrea, engaña y compra más votos y propaganda, sino quien recibe más sufragios libremente emitidos. Recordémosles a los consejeros del IFE que el presidente electo no lo determinarán ellos el próximo 1º de julio, sino el TEPJF posteriormente, una vez que haya podido evaluar la autenticidad del proceso electoral.
Si el instituto no actúa ahora para defender la legalidad, no cabe duda de que una vez más se podría poner en duda la legitimidad y la validez de la elección presidencial.
Justicia ya para Regina Martínez, ni una muerte más. En solidaridad con los estudiantes de Michoacán
www.johnackerman.blogspot.com
Twitter: @JohnMAckerman
El fantasma de Huerta ronda amenazante
Álvaro Cepeda Neri