viernes, 16 de octubre de 2009

No es por nada pero esto apesta a Nopaleón

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Huele a Napoleón
por Francisco Cuamea

La historia es necia. Se niega a seguir una línea ascendente y prefiere tejer una red temporal de idas y venidas, de rutas sinuosas hacia arriba y hacia abajo. De un lado a otro. Mejor dicho, los necios somos nosotros.

El tiempo suele engañar a los hombres. O los hombres piensan que engañan al tiempo. Cuando piensan que han llegado a un estadio de superación y libertad, el retroceso estalla frente a su conformidad.

La Revolución francesa fue en 1789 y hasta proclamaron los Derechos del Hombre y el Ciudadano. Todo olía a libertad, igualdad y fraternidad. Luego los humores se tornaron densos. Un militar llamado Napoleón se coronaba Emperador de los franceses 15 años después. ¿Cómo? ¿Un imperio después de una liberación ciudadana?

En México gobernaba un Presidente y había una República. Era Benito Juárez y corría la segunda mitad del Siglo XIX. El indio de Guelatao tuvo que huir a San Luis Potosí, pues los franceses, esos de la inspiradora revolución, se introdujeron en México para colocar al austriaco Maximiliano de Habsburgo como Emperador. La historia no es una lectura de corrido. Más bien, puede seguirse como el método alternativo que Cortázar utilizó en Rayuela.

En otras palabras, hoy puede suceder lo que pensamos que nunca pudiera ocurrir. En estos días de tecnología, mundialización y presunta democracia todo, cualquier cosa, es posible.

Y no es catastrofismo.

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