¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
¡NI un impuesto más!
Ricardo Monreal Avila
En los próximos días habrá un atraco fiscal a los ciudadanos bajo el nombre de reforma hacendaria.
Ese adefesio que están por aprobar PRI, PAN, PVEM, PANAL y un sector del
PRD, ni es reforma ni es un nuevo diseño hacendario. Simple y
llanamente es una cascada de nuevos impuestos, donde se grava el
patrimonio de ciudadanos y empresas, especialmente de ciudadanos de
clase media, y se bolsean las finanzas de las pequeñas y medianas
empresas.
Para justificar este atraco, se ha querido presentar como una reforma de
“alto contenido social”, aduciendo que los nuevos ingresos fiscales se
destinarán a crear un “seguro de desempleo”, una “pensión universal”
para adultos mayores de 65 años en adelante, y hacer universal el acceso
de los mexicanos a los servicios de seguridad social (una especie de
seguro social universal, al estilo Noruega).
Sin embargo, nada más falaz y mentiroso que ese supuesto destino social.
El famoso “seguro de desempleo” se va a financiar en su mayor parte con
el dinero que tienen los trabajadores actualmente en sus respectivas
Afores o fondos de retiro. No es otra cosa que permitir a un desempleado
retirar su propio dinero ahorrado, con lo cual está mermando sus
recursos para el retiro. Cuando llegue la jubilación del trabajador,
tendrá menos recursos para su retiro. Si de por sí ya hay problemas con
los fondos de pensión de los trabajadores, porque están diseñados para
fondear a un cuentahabiente hasta los 80 años de edad (si vive más allá,
tendrá que sobrevivir de la caridad), con este falaz “seguro de
desempleo”, la pensión podrá durar 5 años menos, es decir, hasta los 75
años de vida de un trabajador.
Con relación a la “pensión universal”, cabe decir que sólo comprenderá a
los adultos mayores que a partir del próximo año cumplan 65 años de
edad y que no sean pensionados de alguna institución de seguridad
pública, como el IMSS y el ISSSTE. Los adultos mayores a esa edad y que
actualmente no gozan de una pensión, no accederán a este beneficio. De
casi 6 millones de mexicanos que podrían estar en esta situación, sólo
25 mil podrán aspirar a esta ayuda de poco más de mil pesos mensuales.
¿Para qué le alcanzan mil pesos al mes a un adulto mayor? Para medio
alimentarse cinco días.
Con esto se demuestra que la supuesta utilidad social de la mal llamada reforma fiscal es una fantasía o un vil engaño.
El gobierno necesita 800 mil millones de pesos cada año para poder
compartir la utilidad petrolera con particulares. Esa es la cifra que
Pemex aporta cada año al fisco, la cual representa por sí sola tres
veces más que el ISR pagado por todas las empresas del país el año
pasado.
Además de ese boquete, el gobierno necesita hacer frente a su cartera de
compromisos firmados durante la campaña. Hablamos de un billón 600 mil
pesos a lo largo del sexenio, o de 10 puntos del PIB. Este es el
verdadero trasfondo de las necesidades fiscales del actual gobierno. Y
para obtener ese dinero no le importa pasar por encima del patrimonio de
los mexicanos actuales, y a la vez hipotecar el futuro de los mexicanos
de la próxima generación, contratando más deuda pública.
El gobierno espera obtener con esta reforma alrededor de 500 mil
millones de pesos frescos el próximo año. De ellos, 240 mil millones
provendrán de los nuevos impuestos, y 260 mil millones de déficit
público, es decir, deuda pública. Si contemplamos que la deuda actual
del sector público equivale a 4.5% del PIB, con el nuevo adefesio fiscal
se podrá ir hasta el 6% del PIB en dos años. Hacienda argumenta que es
un déficit manejable, que en otros países la deuda es el 100% o más del
PIB… Curiosamente, era la misma justificación de Humberto Moreira cuando
pedía y pedía dinero, y el Congreso del Estado autorizaba más y más
deuda.
La desigualdad en el reparto de la riqueza nacional ha sido cada vez más
alarmante. Tenemos que reconocer que es importante cambiar
profundamente las cosas en materia hacendaria. Ya que este rubro es
nodal para el sano desarrollo de la sociedad y el Estado.
El IVA representa la segunda fuente de ingresos tributarios en México,
sin embargo, comparado con los niveles internacionales, su recaudación
es de las más bajas. Mientras que en nuestro país la recaudación es del
3.74% del PIB, el promedio de los países que integran la OCDE es de
6.9%, empero. Una reforma fiscal congruente tiene que atacar sin duda la
evasión fiscal en el ancho mundo del comercio informal, pero también
tiene que limitar de una vez por todas, la evasión fiscal de las grandes
empresas.
México es un país que ha desaprovechado ampliamente sus recursos, en
aras de favorecer ambiciones personales y actitudes mezquinas. Tenemos
como compatriota a uno de los hombres más ricos del mundo, y en
contraste, los niveles de pobreza extrema rondan cerca de la mitad de la
población mexicana. Para 2008, 39 familias, muchas de ellas
relacionadas entre sí, tenían en sus manos alrededor del 13.5% del PIB
nacional, es decir casi 135 mil millones de dólares.
Porque esta reforma es meramente recaudatoria y no redistributiva, es
importante que los ciudadanos hagamos valer nuestro legítimo derecho a
protestar, rechazar y resistir este nuevo atraco fiscal. Un movimiento
ciudadano como el que se expresa en los países europeos y asiáticos
cuando los gobiernos sólo atienden su voraz apetito por más recursos
fiscales, y no ofrecen ninguna contraprestación a los ciudadanos.
Hace más de dos siglos las 13 colonias americanas se rebelaron contra la
Corona inglesa y alcanzaron su plena independencia bajo un lema
fiscalista: “No taxation without representation” (ningún impuesto sin
representación y autorización del Congreso).
Hoy que un grupo de legisladores busca imponer y hacer valer su voluntad
política sobre el bolsillo y el patrimonio de los mexicanos de ahora y
de mañana, es tiempo de redactarles un decálogo fiscal ciudadano que
regule su voraz apetito y les recuerde que los impuestos no son
autónomos, tienen un mínimo de contraprestaciones ciudadanas que
cumplir. Aquí algunas de ellas:
¡Ni un impuesto más, sin transparencia en el gasto. Ni un impuesto más
sin rendición de cuentas. Ni un impuesto más, sin combate a la
corrupción. Ni un impuesto más, sin austeridad en el gasto. Ni un
impuesto más, sin servicios públicos de calidad. Ni un impuesto más, sin
bajar la deuda pública. Ni un impuesto más, sin etiqueta de destino. Ni
un impuesto más, sin bajar el sueldo de los altos funcionarios
públicos. Ni un impuesto más, sin cortar el gasto corriente. Ni un
impuesto más, sin fortalecer la defensa de los contribuyentes!
Sólo hasta entonces se podrá hablar de una reforma fiscal ciudadana, no
del atraco fiscal que está preparando una mayoría antipopular en el
Congreso y en el Pacto por México.
ricardomonreala@yahoo.com.mx
Twitter: ricardomonreala
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