¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
“PRI-PRI”, sin simulaciones
Francisco Rodríguez
Indice Político
Es
cierto. Lo que en el pobre es borrachera, en el rico es alegría, cual
reza el proverbio popular. Criticado hasta por sus correligionarios de
aquella época, Andrés Manuel López Obrador fue sin duda el hombre que
para sí tenía a todo un partido político, el PRD, a sus órdenes y
servicio. ¡Cómo le llovieron golpes mediáticos por ello!
A la corriente lopezobradorista llegaron a motejarla como PUSH (Partido
de un Solo Hombre), lo que aún siguen señalando ahora que, IFE mediante,
estaría por nacer Morena como partido político.
Item mas. Corrían los últimos días de octubre del 2012, justo después de
que se oficializara la aspiración de convertir en partido al movimiento
Morena, cuando el dirigente nacional de Nueva Izquierda —sin duda la
corriente perredista con más cargos burocráticos en el organigrama—
Jesús Ortega Martínez, aseguraba que se terminaba el partido de un solo
hombre.
El líder de los también llamados “Chuchos” –ninguna alusión canina, por
supuesto— aprovechó la ocasión para llamar a la militancia para dejar de
pensar como un partido de siglo XIX para ser un partido del siglo XXI, y
aseguró que esto implica terminar con viejos esquemas unipersonales.
Críticas, pues, a López Obrador quien para esas fechas ya había
renunciado a ser militante del partido que incluso dirigió formalmente.
Tal la borrachera, pues.
Desde el domingo, en cambio, hay que ver la enorme cantidad de jubilosos
elogios que el Presidente Enrique Peña Nieto ha recibido tras haberse
convertido el PRI en el partido de un solo hombre. Él mismo.
Ya sin simulaciones, el llamado primer priísta –a quien aquí llamaremos
“Pri-Pri”, en aras de economizar— del país tiene abiertas de par en par
las puertas del añoso edificio de Insurgentes Norte para, desde Los
Pinos o desde el Palacio Nacional, “tirar línea” a sus bancadas en el
Congreso, a los comités estatales para la selección de candidatos, para
lo que guste y mande. Ni más. Ni menos.
Sin simulaciones, valga subrayar.
Porque esto no es novedoso. Sólo que se ejercía cual facultad metalegal,
incluso por aquél que, como Ernesto Zedillo, parloteaba en torno a la
inexistente “sana distancia”.
Obediencia, resistencia
Desde hace justo una semana se ha ido imponiendo la concepción
democrática que enfoca en un sentido integral el tema de la obediencia y
de la resistencia al Jefe de Estado, Jefe de Gobierno, Jefe de las
Fuerzas Armadas y, ahora también –sin simulaciones— Jefe de Partido.
En el largo proceso de la construcción de la concepción democrática, la
idea central que se irá imponiendo es la que expresa Juan Jacobo
Rousseau en El discurso sobre el origen y los fundamentos de la
desigualdad entre los hombres, cuando dice que “la máxima fundamental de
toda la ciencia política es que los pueblos se han dado jefes para
defender su libertad y no para esclavizarles...”.
Es así que, a través del fin del poder —y también fundamento de su
legitimación, que es el servicio a la libertad y a los derechos
humanos—, la ética se vinculará a la política y será posible integrar
poder y Derecho, de acuerdo a los librepensadores más reconocidos.
Todo ello en teoría, claro está.
En la realidad tan terca, empero, hay quienes no ven en el hecho de que
Peña Nieto sea el “Pri-Pri” –primer priísta, en lo que nos
acostumbramos— un hecho que los vaya a beneficiar.
Sintetizar obediencia con resistencia no va a resultar del todo fácil,
más allá de los discursos y las declaraciones aplaudidoras, sobre todo
entre los gobernadores que verán sustancialmente mermadas las
facultades, también metalegales y hasta metaconstitucionales, que
conquistaron en los últimos 12 años de ausencia de poder presidencial.
Plausible, en todo caso, que la simulación se haya desterrado del PRI en
su relación con el “Pri-Pri”, así y en las apariencias pero sobre todo
en los hechos “el partidazo” se haya convertido en propiedad de un solo
hombre.
Mientras no sea el de un hombre solo, ¿verdad?
Índice Flamígero: Lo que son las cosas, a finales de marzo de 2009 el
mandatario estadounidense Barack Obama comparó la lucha del entonces
presidente Felipe Calderón contra el narcotráfico con la de Elliot Ness,
el famoso agente federal del tiempo de la prohibición del alcohol,
contra el mafioso Al Capone. Hoy, el señor Peña Nieto ha revivido la
vieja serie de televisión, al hablar de su lucha contra Los Intocables.
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