martes, 12 de marzo de 2013

Miente sin rubor ni reticencia el EsPurioII

¡¡Exijamos lo Imposible!! 
Por Esto!
Cien días de mentiras y simulación
Jorge Canto Alcocer

En escasos 19 minutos, en el interior de un Palacio Nacional herméticamente cercado por elementos militares, maquillado y peinado con esmero, Enrique Peña Nieto repitiócon menos soltura que López Dóriga y menos gracia que Gómez Leyva- la incontenible cantidad de mentiras que a diario nos recetan los medios de comunicación controlados por el Estado y las oligarquías.

Sin apenas cambiar el tono de voz, el narrador de sus propios elogios mintió sin rubor ni reticencia. Nunca mencionó a los más de tres mil muertosincluido el Secretario de Turismo de Jalisco-, los actos represivos e intimidatorios del primero de diciembre en la Ciudad de México y capitales estatales, las crecientes amenazas contra las comunidades zapatistas de Chiapas, los “gasolinazos”, las alarmantes y negativas estadísticas económicas del sector industrial, las acciones de su partido tendientes a aumentar impuestos y enajenar las riquezas energéticas, los nombramientos de personajes siniestros y absolutamente desprestigiados, como Osorio Chong en Gobernación, Rosario Robles en SEDESOL, Pedro Joaquín Coldwell en Turismo, José Murat en la coordinación del “Pacto”, Carreño Carlón en el Fondo de Cultura Económica … y un larguísimo etcétera.

¿Cuáles son entonces los avances que cacarea el nativo de Atlacomulco? En su plana exposición, Peña repitió inconsistentemente los términos “presidencia democrática”, “visión y rumbo claro”, “transformación del país”, “verdadera sociedad de derechos”, “política social de nueva generación”, México próspero”, “estricta política de austeridad”, “cercanía con la gente”, entre las más destacadas.

Pero la realidad de estos cien días desmiente una a una las frases del títere de Salinas de Gortari. Su presidencia no es democrática porque se impuso por métodos justamente antidemocráticos; porque se ampara en acuerdos cupulares y no en construcciones populares, desde las bases; y porque desde su imposición ha aumentado la represión y acoso contra los movimientos populares y democráticos.

Tampoco es posible hablar de “visión y rumbo claro”, y mucho menos de “transformar al país”, cuando todo lo que se ha hecho en materia económica es mantener e incluso fortalecer las políticas anti-populares y pro-oligárquicas, sin apartarse un solo ápice de las tendencias neoliberales que nos tienen a nosotros y a buena parte del mundo sumidos en una espantosa crisis en lo estructural y lo ideológico.

La frase de “verdadera sociedad de derechos”, ¿se la habrá dedicado a las víctimas de Florence Cassez? ¿A los cientos de migrantes centroamericanos que sufren continuamente secuestros, abusos y asesinatos? ¿A las más de tres mil víctimas mortales del crimen organizado? ¿A los periodistas recientemente asesinados? ¿A los medios de comunicación que han tenido que callar ante las amenazas y los atentados?

¿Serán las dádivas de la cruzada nacional contra el hambreuna nueva calca del salinista “solidaridad”- lo que Peña considera su “política social de nueva generación”? ¿Hará referencia lo de “México próspero” al aumento de multimillonarios en medio de la miseria y la degradación?

¿Cercanía con la gente? ¿Estricta política de austeridad? ¡Eso que fueron chistes malos! Si cuando está de gira el “presidentito” todo un ejército de militares y agentes secuestran las plazas públicas con el fin de evitar protestas y momentos bochornosos al cónyuge de la “Gaviota”, con los consecuentes gastos, multiplicados por dispendiosas concentraciones de acarreados y demás prácticas del “nuevo” PRI.

Al término de sus palabras, Peña “amenazó” con mantener el “apasionado” ritmo de los cien días. ¡Qué horror! ¿Significará eso que la gasolina se elevará hasta más de 30 pesos el litro? ¿Que el IVA superará el 30 por ciento? ¿Que los muertos del crimen organizado seguirán apilándose sin freno? Creo que nos iría menos mal a los mexicanos si en vez de ese “apasionado ritmo” tomara Peña las cosas con tanta tranquilidad y sosiego como en los funerales de nuestro admirado Hugo Chávez, donde, avergonzándonos delante de más de treinta mandatarios mundiales y cientos de miles de venezolanos, el mentiroso funcionario se echó un prolongado sueño. ¡Al menos así no dijo tantas mentiras y barbaridades!

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