¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
Cien días...
María Teresa Jardí
No
son nada cien días en la vida de un viejo partido como desgobierno de
un país que hace tanto que no tiene gobierno. De un país en el que a sus
habitantes ya se nos ha olvidado o quizá nunca lo supimos, lo que es el
tener servidores públicos al frente de las instituciones. Instituciones
también “perfectibles”. Pero desarmadas del todo, todas ya, en su
estructura ética. En el entendido de que algunas, aunque de manera
imperfecta, como el Poder Judicial, en lo más alto, la tenían.
Cien días en los que han quedado claras varias cosas, como el talante
vengativo de Peña Nieto y su también entreguismo neoliberal irredento.
El fracaso que apunta para ser la Gendarmería en manos de quién tendría
que haber respondido, por partida doble, con la cárcel, por los eventos
en contra de los estudiantes el 1 de diciembre de 2012. Otro Díaz Ordaz o
más bien otro Luis Echeverría.
Díaz Ordaz al menos tuvo la pulcritud de aceptar su responsabilidad ante
hechos atroces e igual de imperdonables que los del día de la toma de
posesión del neoliberal, cuestionado titular, que en la silla del
Ejecutivo, que a la mexicana, además, se ejerce, se sienta.
No han alcanzado a entender las mafias políticas que el hartazgo
acumulado por la mayoría condenada a la miseria a lo largo de 30 años de
generar pobreza y en particular en los últimos seis años de asesinatos,
que continúan, aunque busquen esconderlos los priistas que desde hace
cien días de nuevo desgobiernan al país. El país que desgobiernan los
nuevos incapaces ni siquiera de imitar a los viejos priistas del pasado.
De cuando ese partido tenía principios escritos y entendía que con el
pueblo pobre había que repartir algo más que limosnas electoreras,
aunque también de esas repartiera.
Algún día Mondragón, como la Gordillo, pisará también la cárcel, aunque
es de esperar que su caso no sea por venganza y sí lo sea porque en
México impera de nuevo la justicia.
Cien días en los que ha quedado claro que la represión es de nuevo la
regla. Mucho más brutal porque el deterioro de la mafia política, como
es lógico, como crónica ya lo anuncia. A por los grupos armados, aunque
tengan razones para la defensa. Aquí ya se sabe que solo los
paramilitares tienen permiso para seguir ejerciendo la violencia a
manera de limpia.
Y ni siquiera se han dado cuenta tampoco de la guerra que viene, que
tiene que ver con los elementos paramilitares y delincuentes también
policiacos, persiguiendo gringos porque no quieren recibir ordenes de la
DEA. Ni presumiblemente tampoco de un general colombiano considerado
asesino por el pueblo de Colombia. Un huido de su patria que aquí, como
todo delincuente de altos vuelos, es bien recibido por las mafias que
operan como “políticos”, a pesar de las colas tan largas que tienen.
Cien días que culminarán con una “perfectible” reforma en
telecomunicaciones debidamente acordada con el dúopolio televisivo
convertidor de comediantes en desgobernantes a modo de sus propios
intereses. Y con la entrega del petróleo, condenando al pueblo mexicano
pobre a morirse. Y al rico a ser una estrella más del imperio asesino.
Una lástima la muerte de Chávez. Se murió el más grande luchador por la
libertad. Posiblemente el único, así de Grande con mayúscula, de un
siglo que pinta para que los grandes capitales acaben con los millones
de pobres que sobran a lo largo y ancho del planeta para que ellos
puedan seguir apoderándose, con la venía de desgobernantes neoliberales e
imperiales, de todo cual aspiradoras descompuestas que no tienen
llenadera.
A estos fríos atroces, una vez que se acaben de deshelar los polos,
seguirán las altas temperaturas que van a achicharrar también a los
pobres que no tendrán acceso, jamás, ya se sabe, a los aires
acondicionados que sí tienen los mafiosos que desgobiernan el país con
la mano dura y vengativa de la derecha, desde hace cien días.
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