Contralínea
¿Elbazo, calderonazo y televisazo?
Álvaro Cepeda Neri *
El cártel de la cúpula del SNTE (Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación) tiene más de 23 años de poder absoluto, con la complicidad, primero, de quien la empolló: Carlos Salinas de Gortari y sus testaferros: Manuel Camacho y Marcelo Ebrard, quienes ahora militan en la cómoda oposición del chuchismo perredista después de que su priísmo los hizo trepadores electoreros-burocráticos. Luego, doña Elba Esther Gordillo Morales se coludió con Ernesto Zedillo, responsable de los homicidios de Acteal (Chiapas), Aguas Blancas y El Charco (Guerrero). Después, la Maestra apoyó a Marta Sahagún y se hizo cómplice de Vicente Fox, para terminar siendo amiga de Felipe Calderón: responsable de más de 100 mil asesinatos, más de 30 mil desaparecidos; un corrupto que se fue sobre los dineros federales junto con su pandilla panista.
Ahora, la profesora que hizo
ostentación de “intocable” por más de 2 décadas al amparo del poder
presidencial, está encarcelada como presunta responsable de malversación
de fondos sindicales para su beneficio y el de sus 40 ladrones, al
robar las cuotas de los maestros a los que desde siempre se les han
impuesto “líderes vitalicios”… Hasta que algún presidente en turno
(Carlos Salinas ayer, Enrique Peña hoy) se deshacen de ellos.
La señora Gordillo es multimillonaria
por el saqueo al SNTE y dueña de un partido político (para entronizar a
su hija como senadora, a su nieto como diputado federal, etcétera);
impuso directores generales en el ISSSTE (Instituto de Seguridad y
Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado) y la Lotería
Nacional, instituciones que saquearon impunemente; además de chantajista
de gobernadores corruptos. Quinazo o no, y entre venganzas
políticas del peñismo por su desafío al poder presidencial y desobedecer
reformas en busca de elevar la calidad magisterial, la Maestra, al bajar de su jet privado, fue detenida por tener en contra una acusación de lavado de dinero y
delincuencia organizada y disponer de miles de millones de pesos
(convertidos en dólares en un truculento movimiento de depósitos en
bancos y empresas extranjeras) surgidos de las cuotas sindicales de sus
agremiados.
Salinas echó del poder sindical a
Carlos Jonguitud Barrios; y Elba Esther (que apoyó con votos la
candidatura de Peña), que creyó que por su rostro de las mil y una
cirugías y sus arreglos sería tolerada y aceptadas sus condiciones,
está encarcelada. Sólo que esta vez le pusieron al frente de la
embestida a su enemigo a muerte: Emilio Chuayffet, quien preparó el terreno para que la Maestra esté tras las rejas, con el beneplácito de los propios profesores y de los mexicanos que demandaban su caída.
Procesar penalmente a la corruptísima Gordillo Morales y a su cártel sólo es la punta del hilo.
Deben seguir Calderón, Televisa, Tv Azteca… La reforma a las
telecomunicaciones ha de abrir la competencia, transparentar la
publicidad y constituir un defensor del televidente frente a la
desinformación y programación perversa de Emilio Azcárraga y Ricardo
Salinas Pliego; deben perseguir el abuso de poder de Calderón y su grupo
panista, al permitir y ocultar que militares y policías federales –con
Genaro García Luna a la cabeza– que ya debieron ser remitidos al
Ministerio Público, mataran y enterraran clandestinamente a cientos de
mexicanos, pero están impunes.
Calderón hizo uso fraudulento del
dinero público en fidecomisos de donde sustraía millones de pesos para
el pago de su elite administrativa; y ordenó no cobrar impuestos a
empresarios y banqueros. El expresidente, ahora escondido en territorio
estadunidense y contratado por la universidad de Hard-bar, debe
ser presentado a juicio político cuando menos. En lo que procede la
demanda ante la Corte Penal Internacional de La Haya. Si Peña no quiere
ser tachado de parcial por la opinión pública y de que su promesa contra
la corrupción es para echarle el guante a los rateros del panismo, empezando por Calderón, entonces la acción penal contra Elba Esther Gordillo no debe quedar en un elbazo para deshacerse de quien retó al Congreso de la Unión y al propio Peña como presidente de la República.
Así que después de la que se creyó
“vitalicia”, no hay más que poner al duopolio televisivo ante la
competencia de los tribunales, con una legislación en telecomunicaciones
democrática, que de un tajo legal ponga fin a los abusos de Azcárraga y
Salinas Pliego, quienes con su telebancada de senadores y
diputados federales se suponen intocables. Y arropados por la impunidad
como poderes fácticos, han constituido su cártel, para –como los
narcotraficantes– retar al Estado y al gobierno mientras someten a la
sociedad a sus manipulaciones, a través de su duopolio en radio,
televisión y otros negocios. Del elbazo, Peña deber ir al calderonazo y luego al televisazo,
de tal manera que no quede duda de que el presidencialismo priísta no
será repetición del salinismo ni del zedillismo, y mucho menos del
foxismo o del calderonismo. La nación se ha puesto alerta, y para que
sea motivada necesita saber que en su país hay justicia constitucional.
Acabar con el favoritismo y la impunidad significa continuar contra
Televisa, Calderón y García Luna, entre otros.
Si todo se queda en Elba Esther Gordillo, entonces Peña será tachado como
el prepotente que solamente ejecutó una venganza y no una decisión
política democrática y republicana para deshacerse penalmente de la
corrupción que ahoga al país. Y que ha vuelto escéptica a la nación.
Tras Elba Esther Gordillo debe seguir Calderón, por ladrón y homicida. Y rematar con las televisoras.
*Periodista
No hay comentarios:
Publicar un comentario