¡¡Exijamos lo Imposible!!
Blog Pedro Echeverria
El CCH, semillero de autogobiernos en la UNAM, así como de educación libertaria
Pedro Echeverría V.
1. Los medios de información están asustados porque los estudiantes
del Colegio de Ciencia y Humanidades (CCH) tomaron la dirección general
de esa institución en la UNAM apoyo a los estudiantes de Naucalpan,
dado que las autoridades no han querido solucionar sus demandas
académicas. Está claro que gobierno o autoridades no escuchan ni
dialogan; siempre se acusa a estudiantes, campesinos, trabajadores,
porque realizan cualquier acción, pero no se dice que están cansados de
exigir. El sistema capitalista exige que los jóvenes estudiantes sean
obedientes, pacientes, formales, respetuosos, bien vestidos y con un
lenguaje decente exento de palabras “ofensivas”; pero como a los
estudiantes les vale un carajo la formalidad, las buenas maneras, su
vestido y presentación, así como el maltrato de la prensa y sólo buscan
la solución de sus demandas, entonces la gente de ideas viejas y las
autoridades se asustan y los acusan de “delincuentes”.
2. Por otro lado hay una enorme campaña del gobierno de Enrique Peña
Nieto y de Televisa para evitar el resurgimiento del movimiento
estudiantil y del Yo soy 132 que tanto los ha cuestionado. ¿O se piensa
acaso como los tontitos que los estudiantes sólo deben estudiar, los
obreros producir riquezas, los políticos robarse el presupuesto y los
empresarios acumular capital? Sin embargo los estudiantes más
conscientes de la UNAM, el POLI, UAM, los colegios privados, no dejan de
moverse con el fin de rescatar su dignidad; ellos saben que sólo puede
haber una buena educación pública si todos cuentan con un sistema
educativo abierto para todos, que la falta de comida y trabajo, donde
nadie sea explotado ni oprimido y donde nadie se quede con las riquezas
que el pueblo produce. Por eso los estudiantes del CCH, así como de
otras escuelas e instituciones, se han comenzado a movilizar
reivindicando sus derechos.
3. El CCH de la UNAM fue directamente un producto del movimiento de
los jóvenes de 1968 y de la matanza de estudiantil del dos de octubre en
Tlatelolco. Nació en 1971 como proyecto educativo del presidente Luis
Echeverría Álvarez (1970-76) y del rector Pablo González Casanova, en el
que Manuel Pérez Rocha fue importante. Meses antes habían nacido la
“Prepas Populares de Liverpool y Tacuba” como reclamo a la falta de
escuelas preparatorias, por lo menos en la Ciudad de México. Sólo había
nueve preparatorias tradicionales con viejos programas y metodologías.
Laboré como profesor 12 años, fui dirigente del autogobierno del plantel
Oriente y también directivo sindical –junto con varios profesores
cecehacheros de los cinco planteles- del sindicato de académicos
(SPAUNAM). Por lo menos durante los primeros siete años el CCH fue la
máxima institución académica y política por su participación masiva y
solidaria.
4. A los profesores no nos controlaban las autoridades sino los
estudiantes. No teníamos que firmar o checar entrada y salida porque
logramos que los estudiantes tuvieran autoridad para exigir en asamblea
de academia, la expulsión como profesor, por lo menos de los grupos, al
que se fallaba por impuntualidad o por incapacidad para coordinarlos en
las “clases”; no se perdía la plaza, sino las horas del grupo que
fundamentaba su queja. No era “tiranía” de los estudiantes sino una
respuesta concreta a las posiciones marxistas y libertarias que
manejábamos en clases, asambleas y mítines. ¿Qué pasó con la enseñanza
si los estudiantes pasaban mucho tiempo en las asambleas? Pues sencillo:
se demostró que los egresados de CCH llegaban revolucionados; cuando
ingresaban a Facultad demostraban mejor capacidad que los de las prepas
formales y autoritarias.
5. Los estudiantes del CCH fueron, por lo menos hasta 1985 que me
mantuve en él, unos 75 mil distribuidos en cuatro turnos (de 7 de la
mañana a 10 de la noche) y cinco planteles. 15 mil en cada plantel era
una fuerza representada en asambleas generales (estudiantes, profesores y
trabajadores) permanentes que sacaban resolutivos que las autoridades
–por lo menos en el plantel Oriente con autogobierno- tenían que acatar.
Por lo menos desde 1973 comenzaron a registrarse “estudiantes
rechazados” en lo exámenes de admisión, pero eran pocos relativamente
en el contexto de los 75 mil estudiantes y mediante la lucha logramos
siempre que ingresara un buen porcentaje de ellos. Pero al casarse y
hacer compromisos económicos los profesores y al comenzar a imponer
normas reglamentarias las autoridades, aquella conciencia de lucha cayó y
los alumnos comenzaron a perder apoyos.
6. Pienso que el espíritu de aquellos primeros siete u ocho años del
CCH sigue presente, pero ya se ha perdido muchísimo, sobre todo el
autogobierno (que también se registró en la Facultad de Arquitectura, o
por lo menos el cogobierno como se dio en la Facultad de Economía), la
desaparición de dos turnos, sobre todo lo de anteponer a la lucha
unitaria militancias partidarias; sin embargo allí está el Yo soy 132
que ha logrado unir muchas fuerzas estudiantiles que pueden apoyar de
manera directa las batallas del CCH. Tengo confianza en que aquellas
batallas resurgirán sobre todo si se recogen experiencias pasadas de
movimientos históricos. Si bien del CCH y la UNAM han surgido –como en
todas las escuelas- personajes que se han acomodado de manera
oportunista al sistema, también muchos han seguido trabajando
políticamente contra el sistema de opresión. (7/II/13)
Consultar: http://pedroecheverriav.wordpress.com
pedroe@cablered.net.mx
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