¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
“Benedicto” García Ramírez
Francisco Rodríguez
Indice Político
Amén de la sorpresiva abdicación de Benedicto XVI al trono de San Pedro,
la historia de la Iglesia Católica conoce otras renuncias en
situaciones límite de cisma, en las que estaban en juego tres grandes
causas: causa unionis (superación de la división interna), causa fidei
(las herejías y errores), causa reformationis (la reforma de las
costumbres).
Una institución como la Iglesia Católica, con dos mil años de
existencia, ha visto casi todo en su historia. Sin embargo, hoy estamos
ante algo realmente nuevo con Benedicto XVI.
Su renuncia, ¿es un gesto de cobardía, de congruencia… o la necesaria
exigencia de una fidelidad a la misión, que incorpora su persona, pero
que está más allá de ella y es más sagrada que ella? Dios y él lo saben.
Nadie más.
Cosa similar sucede con la también sorpresiva renuncia de Sergio García
Ramírez al encargo conferido por la Cámara de Diputados –tras casi un
año de cónclaves o negociaciones “en lo oscurito”— para ocupar un
asiento en el Consejo General del cada vez menos sólido Instituto
Federal Electoral (IFE). Sólo él y Dios conocen los reales motivos de su
dimisión aunque, como en el caso del todavía Obispo de Roma, se pueda
especular en torno a ellas.
No se va García Ramírez por una causa unionis. Su abrupto abandono de la
correspondiente silla en el Consejo General no abona a la cohesión de
un órgano dividido en facciones partidistas, dado que el PRI-PVEM, PRD y
PAN mantienen secuestrado al organismo que debiera arbitrarlos.
Tampoco por una causa reformationis, pues una reforma política tras otra
lo único que se consigue es que los partidos afiancen su hegemonía por
sobre los comisionados.
Puede ser, en cambio, una causa fidei, ya no sólo por la excusa
presentada por el renunciante de que su paso por el IFE sólo era
transitorio, sino por las herejías y errores que este órgano colegiado
acometió, entre otros muchos, con la presentación de las cuentas de
gastos de los partidos políticos en el más reciente proceso federal
electoral.
Pero, aparte de Dios y de García Ramírez, ¿alguien más sabe las verdaderas causas de su sorpresiva e inédita dimisión?
¿Viola la ley de leyes?
Me recuerda el presidente de Transparencia Mexicana Gabriel Reyes Orona
–también ex procurador fiscal de la Federación— que, de acuerdo al
Artículo 5 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,
el cargo de García Ramírez en el IFE es irrenunciable.
Reza el texto constitucional, en efecto, que “las funciones electorales y
censales tendrán carácter obligatorio y gratuito, pero serán
retribuidas aquéllas que se realicen profesionalmente en los términos de
esta Constitución y las leyes correspondientes.”
Es una obligación bien retribuida, además, la de ser consejero del IFE. Y
no se puede renunciar, habida cuenta que el mismo numeral de la Carta
Magna expresa que serán obligatorios “los servicios públicos, en los
términos que establezcan las leyes respectivas, el de las armas y los
jurados, así como el desempeño de los cargos concejiles y los de
elección popular, directa o indirecta.”
¿Viola la Ley de Leyes García Ramírez con su renuncia a un encargo que es obligatorio?
Sólo Dios y él lo saben, porque la Cámara de Diputados ya dio entrada a
su dimisión, lo que quedó muy claro con el tajante “¡ya renunció!”, con
el que la semana pasada sorprendió Manlio Fabio Beltrones al propio
dimitente, por no mencionar a los demás consejeros y representantes de
partidos reunidos en ese mismo momento en Consejo General.
Falsa puerta de salida, además, encontraron García Ramírez y el
presidente Leonardo Valdés al investirse aquél en “invitado” del
segundo. ¿Puede “invitar” cualquier comisionado a quien quiera? ¿Los
“invitados” pueden participar en las discusiones?
Benedicto XVI, por su parte, ya no participará en el cónclave que
elegirá a su sucesor. ¿Por qué García Ramírez tendría que seguir
participando en las reuniones –de cualquier tipo— en el IFE?
Sabrá Dios… ¿o quién más?
Índice Flamígero: Bien por la multa a Telmex, empresa a la que se
castiga por negarle el servicio a Axtel. Pero ¿cuándo se atreverán a
castigar a Telcel por el pésimo servicio que ahora mismo presta a los
consumidores? No hay cobertura de internet en muchas zonas. La red está
más lenta que nunca. Y una llamada sí y otra también se interrumpen o se
cortan. ¿Hasta cuándo?
www.indicepolitico.com / pacorodriguez@journalist.com
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