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Bashar Al Assad: 30 mil homicidios. Calderón: 100 mil
Por Alvaro Cepeda Neri
Prólogo Político
De entre las “primaveras” árabes, el levantamiento del pueblo de Siria
contra su presidente-dictador Bashad al-Assad, arroja ya 30 mil
homicidios; 20 mil de los cuales nada tienen que ver en el conflicto.
Estos son “daños colaterales” en opinión de Calderón, quien en su huída
ha regañado a la asamblea de la ONU, presionando a sus militares para
que aumente la cifra oficial de 100 mil homicidios (otros conteos
afirman que son más de 200 mil de todos los bandos asesinados y
arrojados a fosas comunes). Dejando más de 100 mil desplazados, miles de
huérfanos, familias destrozadas. Y una Nación atrapada en el miedo sin
saber qué hacer, encadenada en el desempleo, el empobrecimiento masivo,
las enfermedades y el encarecimiento de alimentos y medicinas.
Aceptando sin conceder, Calderón lleva más de 100 mil crímenes de lesa
humanidad en su fallida estrategia militar, que tiene como resultado las
cárceles repletas de delincuentes. Pero los cárteles recurren a la
renovación inmediata de sus bajas. Y responden con más baños de sangre,
secuestros y terrorismo. Los saldos de esta guerra son como para que
Calderón ya hubiera sido destituido por traición a la patria (Art. 123,
del Código Penal Federal). Pues de facto ha suspendido las garantías de
los derechos humanos, ya que los funcionarios de la PGR hacen caso omiso
de las denuncias y no cumplen con sus obligaciones, dejando en estado
de indefensión a los mexicanos.
Calderón, que se hace el enojado en la ONU, que ha dado una puñalada por
la espalda a los trabajadores, que protege a los imperios del duopolio
televisivo, que ha sumido al gobierno federal en la corrupción y se
muestra arrebatado al cuarto para las doce de su final, deja a un país
destrozado en lo social, económico y confirmado el fraude electoral para
imponer a Peña de la ala derechista del PRI y como él al servicio de
los poderosos. Y ha ordenado matar a discreción, no importa que mueran
mexicanos inocentes.
El dictador de Siria ha matado a más de 30 mil. Calderón a más de 100
mil. Y si Peña continúa con esa “estrategia”, la guerra
calderonista-peñista se prolongará seis años más. En Colombia –ejemplo
que el general Naranjo, asesor de Peña, quiere para México–, van cinco
millones de homicidios en 5 años (La Jornada: 28/IX/12). Pero mientras
ahí están negociando la restauración de la paz social, en nuestro país
Calderón arrecia su guerra y compromete a Peña a continuarla.
¿Dejaremos que el peñismo nos lleve al despeñadero, o saldremos a la
calle a protestar para que los soldados vuelvan a sus cuarteles?
Construyendo un sistema policiaco que resguarde la paz pública conforme a
la Constitución. Para resolver el problema de las delincuencias y
restaurar la soberanía judicial, legislativa y ejecutiva de los poderes
legales, por encima de los grupos, facciones y cárteles que han ganado
terreno y disputan la gobernabilidad nacional, se requiere la concepción
de hombres de Estado, democráticos y republicanos… pero ¡No los
tenemos¡ Calderón no lo fue y termina como un presidente más del montón.
Y Peña no muestra esa cualidad.
cepedaneri@prodigy.net.mx
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