sábado, 6 de octubre de 2012

Esperamos q' triunfe Chávez en Venezuela

¡¡Exijamos lo Imposible!! 
Por Esto!
Engañosos caminos del entreguismo 
Guillermo Fabela Quiñones

Apuntes

La confirmación de malas noticias nos sigue llegando de afuera. Aquí seguimos tan desinformados como siempre, como lo deja ver la información del diario estadounidense “The Wall Street Journal”, sobre el compromiso de Enrique Peña Nieto de privatizar Pemex. El coordinador de vinculación con empresarios del equipo del presidente electo, Ildefonso Guajardo, declaró a la agencia Bloomberg, que los asesores del mexiquense “están buscando caminos para la apertura de la industria energética mexicana que no requieran la realización de cambios a la Constitución”.

Es muy probable que los encuentren, toda vez que no hay una oposición de la magnitud necesaria para frenar la voracidad de la oligarquía y de la burocracia dorada. Por eso no tuvieron empacho en cerrar el camino, en dos ocasiones, a quien tiene la capacidad y el patriotismo de organizar al pueblo para defender su futuro. De ahí el imperativo de que de una vez por todas, las fuerzas de izquierda entiendan que lo que está en juego es la patria misma, pues dejaría de pertenecernos totalmente en un sexenio más de debacle neoliberal.

La derecha ultra conservadora está preparada para actuar como un solo cuerpo cuando así lo demandan las circunstancias. Por eso avanza cada vez que se lo propone. En sus filas puede hablarse de unidad y disciplina, mientras que las corrientes progresistas manotean y discuten por nimiedades, cuando lo urgente es conformar una fuerza hegemónica capaz de frenar las embestidas de una reacción cada vez más voraz y ambiciosa.

Es muy claro que Peña Nieto llegará a Los Pinos con la espada desenvainada para hacer lo que le dicten sus patrocinadores, cueste lo que cueste. Por eso el PRI y sus aliados necesitaban tener el suficiente número de votos, que “legitimara”, para consumo externo, su programa entreguista y ultra reaccionario. Apuntalar esa legitimación es el objetivo de sus giras al exterior, la próxima de las cuales será a Europa, donde afianzará sus compromisos con los poderes fácticos del viejo continente, particularmente con la Comisión Trilateral.

En este sentido, no hay margen para un optimismo razonado con el cambio de residente en Los Pinos. La entrega del país seguirá su curso, tal como está establecido en los acuerdos tomados en las alturas en Washington, Londres y Berlín. De muy poco habrá de servir, para los mexicanos, que haya una tregua en la “guerra” contra el crimen organizado, con el fin de crear mejores condiciones para los negocios que ya se tienen programados con fuertes inversionistas extranjeras. Vale tal señalamiento porque las condiciones de pobreza y marginación continuarán agravándose.

De ahí la importancia que tendrá, incluso para los mexicanos, el resultado de las elecciones en Venezuela este domingo. Sería un retroceso histórico el triunfo de la derecha representada por Henrique Capriles, quien se presenta como la alternativa de cambio, no sólo por su juventud sino por ser un demócrata, según la propaganda de la oligarquía. La realidad es que lo único que buscan él y sus patrocinadores, es liquidar de una vez la Revolución Bolivariana, la que con todo y sus errores y deficiencias, representa el único valladar exitoso para frenar los avances del imperialismo en América Latina.

México es el país más expuesto a las ambiciones estadounidenses. Lo ha sido siempre, no sólo por la realidad geopolítica, sino porque tuvimos la fortuna de contar con vastos recursos energéticos y riquezas naturales. Ahora sabemos que durante varias décadas, el PRI supo cumplir su responsabilidad de defenderlos, lo más que se pudo, de los embates de la nación vecina. Pero ese partido sufrió un golpe de estado, en 1982, que lo hizo retroceder a los tiempos del porfiriato, pues no otra cosa es el proyecto neoliberal: rescatar las partes malas de la dictadura porfiriana y adecuarlas a nuestro tiempo y circunstancias.

La derrota de Hugo Chávez sería equivalente a cerrar las puertas de la democracia verdadera en Venezuela, la cual se ha estado construyendo a marchas forzadas, como lo patentizan hechos contundentes: los salarios mínimos son tres veces superiores a los de México; se acabó el analfabetismo; hay plena libertad de prensa, como lo demuestra el ejercicio sin ataduras de medios contrarios al régimen de Chávez; es el país latinoamericano que ha logrado la mayor reducción de la tasa de pobreza, según la Cepal en su informe de enero de 2012.

Todos estos avances podrían perderse, aunque con fuertes tensiones sociales, porque sin el régimen de Chávez la intervención estadounidense en Venezuela no tendría frenos. Entonces comenzaría una dura lucha de los pueblos del Cono Sur, que han estado acompañando a Venezuela en su viaje liberador, por resistir las embestidas de la Casa Blanca. Y México quedaría aún más expuesto a la voracidad del imperialismo, que al igual que la oligarquía mexicana, nunca está satisfecho y siempre quiere más y más riquezas, al costo que sea.

(guillermo.favela@hotmail.com)
 

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