martes, 9 de octubre de 2012

Bienvenidos sean Eduardo y Helena

¡¡Exijamos lo Imposible!! 
Fuentes Fidedignas
DESFILADERITO 

Viene Eduardo Galeano

Anteayer, con tanta alegría como sorpresa, encontré en mi buzón de correo electrónico una carta de Eduardo Galeano, escrita como toda su correspondencia por internet en minúsculas y frases cortas y escasas, pero rematada como de costumbre con su peculiar despedida: “vuelan abrazos”.

Cuenta que estará en México “de mediados de octubre a mediados de noviembre” y que lo acompañará Helena. Viene (eso no me lo dijo pero ya lo había leído un par de semanas atrás) a dictar una “conferencia magistral” y seguramente, deduzco, a presentar su nuevo libro, La historia de los días, una colección de 365 viñetas, correspondientes a cada una de las jornadas que forman nuestro año solar pero a lo largo de todos los tiempos.

En 2009, cuando la Universidad Veracruzana le otorgó el doctorado Honoris Causa, en una ceremonia en la que también fue galardonado el poeta nicaragüense Ernesto Cardenalquien por cierto, al final de su discurso, dijo a los presentes: “y por favor, nunca más vuelvan a permitir que Adelita se vaya con otro”--, Eduardo me pidió que leyera una semblanza de su vida y de su obra.

Y aunque nunca he sabido qué significa etimológicamente la palabra “semblanza” y no suelo utilizarla porque de por sí no me gusta, me encerré tres días en el hotel Colonial del puerto jarocho, a tiro de piedra de Xalapa, a teclear las anécdotas de su precocidad adolescente, cuando era “cadete” (office boy) de banco y publicaba cartones políticos en un diario del Partido Socialista de Uruguay.

Relaté, asimismo, por supuesto, la trágica decisión que tomó a los 19 años de edad, cuando alquiló una habitación en un hotel de Montevideo, y se tragó un frasco de pastillas para morirse, porque convencido de que su destino eran las artes plásticas, no soportaba su imposibilidad para la pintura, y sin embargo, para fortuna suya y nuestra, despertó al otro día con renovadas ganas de seguir viviendo.

Protagonista de una biografía admirablea los 23 años publicó Las venas abiertas de América Latina, un libro que hoy a sus 72 recién cumplidos es un clásico traducido a un sinfín de lenguas que ha vendido millones de ejemplares--, luego de fracasar con una primera y última novela llamada Vagamundo, descubrió que su vocación pictórica podía traducirse en pequeñas narraciones que los expertos denominan “viñetas”, y sirven lo mismo para nombrar dibujos que textos cortos.

Asífue lo que dije hace ya más de tres años en aquella solemne y cálida ceremonia en Xalapa, donde Carlos Mejía Godoy tocó y cantó Ay Nicaragua, Nicaragüita, y Eduardo y Helena lloraron con lágrimas secas--, Galeano fue convirtiendo sus libros en verdaderos museos que desde entonces exhiben sus cuadros pintados con palabras y que están (y permanecerán) abiertos las 24 horas de cada uno de los 365 días de todos los años mientras la humanidad exista.

Al final del homenaje, Helena y Eduardo me invitaron a cenar con ellos y con Silvio Rodríguez --a quien la Universidad Veracruzana había llevado a Xalapa desde Cuba sólo para que atestiguara la fiesta-- y fue entonces cuando nos explicaron la causa de la gran emoción que les produjo oír Ay, Nicaragua, Nicargüita, pues muchos años atrás, en plena revolución sandinista (el peor fiasco perpetrado por la izquierda de América Latina), Mejía Godoy llegó a visitarlos en Managua y le regaló esa canción.

Y como lo relato en AMLO: Vida privada de un hombre público, en agosto de 2010, durante una helada noche del invierno de Montevideo, cenando con ellos en su casa del barrio de Malvín, Galeano dijo que esa tarde había escuchado una noticia monstruosa, acerca de una matanza de 72 migrantes centro y sudamericanos en San Fernando, Tamaulipas, y conmovido hasta el horror, me preguntó por qué había ocurrido algo tan inconcebible.

Yo no tenía una respuesta, pero le prometí investigar y de ahí surgió mi “tragedia musical para cabaret” llamada Violetita. De modo que, en espera de los Galeano y muy pendiente de las negociaciones en la Casa Lamm, entre la rectora y los estudiantes de la UACM, que ayer comenzaron felizmente y continuarán este martes conmemorativo de la muerte del Che, hoy también estaré en Twitter, en la cuenta @Desfiladerito132, por si ocupan.

Jaime Avilés

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