sábado, 6 de octubre de 2012

A la gente le da mucha gueva leer un libro

¡¡Exijamos lo Imposible!! 
Por Esto!
Satiricosas
Por Manú Dornbierer

Libros, libros, libros…
 

La Unesco designó Año Internacional de la Lectura a 2012. En el mundo entero se ha estado celebrando con eventos en bibliotecas, librerías, universidades, escuelas, etc. Por desgracia para México resultó dañino el tropezón de Enrique Peña Nieto hace un año en la FIL de Guadalajara, cuando no pudo contestar cuáles fueron tres libros importantes en su vida. Fue como un balde de agua helada para la promoción del hábito de la lectura en nuestro país. Y después de un periodo de las más punzantes burlas, los promotores del candidato se las arreglaron para que el tema “LECTURA” se minimizara.

Así las cosas, el año empezó celebrándose sin gran apoyo a esa ingente necesidad de los mexicanos de “ejercitar su cerebro” leyendo. Aprovechando el Año Mundial de la Lectura de la UNESCO, debió hacerse como en otros países una campaña profunda, insistente, constante para convencer a la ciudadanía de la importancia de instruirse, algo que sólo se logra a través de los libros. Es indipensable leer en un país en que millones de mexicanos viven y mueren en una ignorancia casi absoluta, sólo torcidamente mal informados por una televisión idiotizante. Y, claro, las televisoras ampliaron, profundizaron, su misión de mantener al pueblo preso en su ignorancia y sólo distraído por vulgaridades y fútbol.

En la prensa escrita la vuelta de 187 grados hacia Peña -el rey ha muerto, viva el rey-, el ardor lambiscón de aquellos que se enriquecieron con los megaembutes de Calderón, los escándalos de la compra-venta de la elección, el estruendo del triunfalismo final, parecieron enterrar al Año de la Lectura. Y ahora que Peña Nieto ha sido declarado presidente electo hay cretinos que se atreven a decir que “no se necesita leer para ser presidente de México”. Sería el momento para que Enrique Peña Nieto mismo tomara el toro por los cuernos. Debería echar mano del sentido del humor y de algo de humildad para ir desfaciendo el entuerto. ¿Qué tal si adonde fuere se presentara siempre con un libro en la mano, ninguno de los que mencionó en aquel desafortunado momento en Guadalajara? Sería hasta buena publicidad para la campaña en pro de la lectura. Un libro, un libro, hay miles que podría leer con agrado y decir convencido: “Sí, es cierto, tenemos que leer”.

Hay en este momento libros importantísimos que hay que leer. El primero que le recomendaría al presidente electo por el Tribilín, sería uno que lo llevara a conocer el mundo en que vivimos realmente. Se llama “Ilusionistas” y lo escribió Noam Chomsky. Esta es la ficha de la publicidad:

“Ilusionistas, de Noam Chomsky, el intelectual más influyente del último siglo, es una primicia mundial de Ediciones Irreverentes gracias al interés del propio Chomsky y del editor y traductor de la obra, el escritor uruguayo Jorge Majfud. En Ilusionistas encontramos las actuales preocupaciones de Chomsky: la crisis económica como arma de enriquecimiento rápido y vergonzante de los más poderosos, el sentido de la democracia y los obstáculos de la lobbycracia, las imposiciones y las representaciones de la realidad, las verdades oficiales y la manipulación de la historia, las diferentes expresiones de la libertad, la tiranía del dinero acumulado y el secuestro de las democracias, las formas de dictadura, y su sentido de un anarquismo progresivoa lo cual se ha agregado una creciente preocupación por el problema ecológico y la probabilidad de un final anticipado de la humanidad. Ilusionistas es más que un libro Indignado, reúne las bases de pensamiento necesarias para quien siga creyendo en un futuro de libertad, igualdad y fraternidad, y ofrece las herramientas necesarias para desmontar las grandes mentiras del sistema capitalista. Después de leer Ilusionistas, si la clase política y empresarial nos sigue robando y esclavizando, será porque así lo hemos aceptado. El capitalismo salvaje gobierna el mundo y nos empobrece con su ‘doctrina del shock’, Chomsky nos enseña la luz al final del túnel y cómo no ser engañado por las mentiras oficiales. Ante el mundo que nos imponen, Chomsky ofrece una alternativa”.

El libro cuesta 12 euros en la web, pero lo hay por supuesto impreso.

Por otra parte, algunas recomendaciones: Un libro interesante que acaba de salir y se llama AMLO: “Vida Privada de un Hombre Público”. Lo escribió Jaime Avilés en un estilo ágil. Hay que leer autores inteligentes y, no voy a decir el nombre, pero el autor más leído en México no lo es. No es forzoso leer novedades. Autores de todos los tiempos seguirán enseñando o divirtiendo a generación tras generación. Tampoco el tema debe ser didáctico ni repetitivo. Pero, los libros de historia son primordiales. El caso es que hay que hacer algo para que los mexicanos lean libros. Y si no sólo Peña Nieto se paseara con un libro en la mano, si lo hicieran muchos funcionarios, si lo hicieran artistas de cine, etc. Le quedan menos de tres meses al Año de la Lectura, pero vienen las fiestas de Navidad. Hagámoslas menos descaradamente comerciales regalando libros. Ayer presenté “Memorias de un Delfín” (2009) en un delfinario de Zihuatanejo. Esta segunda edición (2012) la hizo el gobierno de Guerrero y el Instituto Guerrerense de Cultura. Otra manera de impulsar la lectura.

LAS VERDADERAS ENCUESTAS. Hay una encuesta de Conaculta que explica que entre 70 y 73% de los mexicanos NO LEEN UN SOLO LIBRO AL AÑO se puede consultar en http://www.conaculta.gob.mx/encuesta_nacional.php) . Muchos porque simplemente son analfabetas, no saben leer. De acuerdo con el INEGI hay 5.3 millones de mexicanos mayores de 15 años incapaces de leer. Pero otros que no son analfabetas, simplemente no quieren leer. Grosso modo hay más de 80 millones de seres presuntamente pensantes en este país, que no abren jamás un libro. Según los cálculos, si somos alrededor de 120 millones de mexicanos habría cuando menos alrededor de 30 millones de conciudadanos que no son totalmente reticentes a los libros. Aleluya. Y los gustos de éstos se dividen de la siguiente manera: 11% prefieren leer novelas. 9% Historia. 7% libros de superación personal. Otro 7%, cuento. Los libros de cocina cuentan con un 6% y los fenómenos paranormales otro 6%. Desde luego hay quien lee otras cosas… pero no hay estadísticas.

Para una persona, no leer significa permanecer aislada en un ámbito minúsculo. No abrirse a otros horizontes, no permitirse comprender, conocer y aprender del pensamiento de otros humanos de otras épocas o de las actuales, de sus experiencias, sus sueños, sus pasiones, sus conocimientos. No tener conciencia de otros paisajes, de otras realidades, de otras posibilidades enriquecedoras de la vida. Para un país entero es una condena a la mediocridad y al sometimiento.

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