Diario Libertad
Editorial
Vaya despedida.
Si el festinar haber eliminado o detenido a dos docenas de capos significara que el combate a la delincuencia organizada se va ganando, como inexplicablemente algunos analistas lo expresan secundando a Felipe Calderón en su repetitiva perorata sexenal.
El hecho que en muchas partes de nuestra atribulada República (aunque eso de República es un eufemismo, pues las Repúblicas se caracterizan por la división de poderes; cuando menos según el muy ilustre Charles Louis de Secondat, Señor de la Brède y Barón de Montesquieu (1689 – 1755) se hayan suspendido los festejos conmemorativos a la Independencia (lo de la Independencia también es otro eufemismo, pues nunca en la Historia de nuestro México moderno habíamos sido más dependientes que ahora) debido a la inseguridad, da una idea del fracaso del presente sexenio.
La toma de casetas de peaje y la advertencia de los 132, que dijeron que estarán presentes en el Monumento a la Revolución antes de acudir al Zócalo para señalar con luces láser a Calderón, lo que no pudo ser impedido por las fuerzas del orden.
Donde habiendo cupo para unas 250 mil personas, solo permitirán el acceso a 80 mil, y de las 80 mil esperadas se calcula que habrán estado unas 30 mil, lo que da a entender que esperaban o suponían que algo pasaría, de lo contrario no estarían vigilando desde la mañana, hasta con perros, a quienes arribaban a la Plaza de la Constitución.
El caso es que la “despedida” que el Pueblo le dio al michoacano que llegó gracias a un escandaloso fraude electoral, no podría haber sido peor. Las mentadas de madre a él y a Peña Nieto resonaron fuerte, al igual que los gritos de fraude y asesino que no cesaron mientras el michoacano aparecía en las pantallas y el balcón.
Además de que la criminalidad que vivimos los mexicanos ya está documentada y expuesta por todo el mundo.
Siempre se ha dicho que no se puede engañar a todos, todo el tiempo. Y Calderón, pese a las millonarias sumas que ha gastado en su propia promoción, no ha logrado convencer a nadie de sus falsos logros; y la noche de ayer, a manos de un individuo que violando sistemáticamente la Constitución ha traicionado a la Patria, fue el cierre de una de los más aciagos tiempos que ha vivido nuestro México.
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