Pintura de guerra
Ricardo Rocha
Ya cuando
veíamos que los indios empezaban a pintarse la cara sabíamos que la
película se iba a poner buena. Que iba a haber matazón entre soldados y
apaches.
Pues así está la
cosa cuando observamos el escenario electoral. Ya por lo pronto en la
aldea de los priístas se empezaron a marcar el rostro con los tres
colores. Las provocaciones del gobierno han sido más que suficientes y
ellos están en pie de lucha.
Por supuesto que
no se trata de blancas palomas. Todos tienen su historia. Pero también
está claro que las cargas de caballería oficial han sido una tras otra:
los reiterados señalamientos presidenciales de que PRI es igual a narco,
el embate contra Moreira, la filtración de las indagatorias contra los
ex gobernadores tamaulipecos y un sospechoso cambio de titular en la
fiscalía de los delitos electorales que depende de la procuradora
Morales, empleada del presidente Calderón.
De ahí el
mensaje inusualmente rudo del presidente priísta Pedro Joaquín Coldwell:
el gobierno federal busca criminalizar los procesos electorales, las
acusaciones son una cortina de humo para desviar la atención de la dura
realidad que vive el país, es inadmisible que la Fepade se convierta en
un instrumento “para la persecución aviesa e ilegal de candidatos y
partidos de oposición”; si el gobierno persiste pondrá en duda el
proceso electoral y afectará la credibilidad de las instituciones.
Por si hiciera
falta más combustible, a esta advertencia, por la tarde del lunes,
siguió en los hechos el cese de José Luis Vargas —señalado como
tolerante con el PRI— y la designación de Imelda Calvillo a la
medianoche. Así que las lanzas están rotas.
El tema ahora es
qué va a pasar, considerando el absurdo lapso de casi 45 días de
intercampañas, en el que los candidatos tienen prohibido participar en
reuniones y mítines donde pidan el voto; o sea, usted puede invitarlos a
bodas y bautizos sin problema. Lo que tampoco pueden hacer es
participar en ningún debate en ningún medio, pero, eso sí, dar
entrevistas mañana, tarde y noche.
Es probable que
ese lapso calme en algo los ánimos guerreros. Pero también es probable
que actúe como la pesada tapa de olla exprés que no permita fugas de
calores exaltados. Que, por el contrario, los concentre a riesgo del
estallido. Tiempo de oscuridades y golpeteo político de todos contra
todos pero que se dirigirá en gran medida contra el puntero, por parte
del gobierno calderonista y su partido. Lo cual puede, en efecto,
suponer un desgaste de Enrique Peña Nieto y una caída en su puntaje en
las encuestas ahora no atribuible a sí mismo. Pero que también podría
generar efectos no previstos que significarían un error de cálculo del
gobierno y del PAN.
En otras
palabras, es también muy probable que el golpeteo al ex gobernador
produzca una especie de martirologio que en lugar de debilitarlo suscite
simpatías que terminen fortaleciéndolo. Por lo pronto, ha comenzado un
efecto desde luego no deseado por sus adversarios políticos: el PRI se
está amalgamando todavía con más fuerza en su entorno. Y aun los que se
quejaban de que su círculo no deja pasar a nadie, que se trajo Toluca al
Distrito Federal y que se ha avorazado en las postulaciones de
diputados y senadores, aun ésos ahora todo le perdonan y lo defienden
del enemigo externo. De tal manera que la suerte todavía no está echada:
habrá que ver cómo se comportan los candidatos en esta veda, considerar
si el Panal logra inquietar el panorama con algún candidato relevante,
esperar si no hay errores costosos de alguno de ellos y ponderar el
comportamiento de los medios de comunicación.
Creo —y no se
trata de descubrir el hilo negro— que habrá tres momentos clave de aquí
al 1 de julio: la medición de cómo llegan al 30 de marzo cuando inicien
formalmente las campañas, las primeras encuestas en la primera quincena
de mayo y, sobre todo, la distancia entre segundo y tercer lugar, que,
si es significativa, pudiera provocar un fenómeno de voto útil
espontáneo o prefabricado para que los seguidores del tercero opten por
el segundo.
El caso es que,
de cualquier manera, todo anticipa una batalla tan larga como intensa.
Ya se oyen los tambores y muchos se están pintando la cara.
PD.— Para Sealtiel Alatriste, con mi amistad fraterna de toda la vida y mi admiración creciente por su obra.
Periodista
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