domingo, 12 de febrero de 2012

Poco a poco va saliendo la verdad 2006

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Calderón, tal cual es…
 

, don Julio –dijo Espino después de un largo silencio que me produjo expectación–, los documentos son auténticos.
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A mis ojos, el asunto crecía. Andrés Manuel López Obrador había formulado una denuncia contra Hildebrando Zavala.

El 6 de septiembre de 2006, Proceso publicó:

Diego Hildebrando Zavala, cuñado de Felipe Calderón y socio con 18 por ciento de las acciones de la empresa de software Hildebrando, S. A. de C. V., anunció anoche que hoy demandarán por lo civil a Andrés Manuel López Obrador.

La denuncia será presentada, argumentó Zavala, por el descrédito que el candidato de la Coalición Por el Bien de Todos le ocasionó merced a la acusación que éste hizo durante el debate televisado del martes. López Obrador sostuvo ese día que, como secretario de Energía, Felipe Calderón benefició a su cuñado con contratos por dos mil quinientos millones de pesos.

“Su dicho me ha dañado a mí, a mi familia, a mi empresa, las relaciones con clientes y con sociosaseguró Zavala–. A la fecha, el señor López Obrador no ha demostrado su dicho ni se ha disculpado. Por eso la demanda será por daño moral.”
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Algunos panistas salieron a la defensa de Hildebrando y después el suceso aparentemente se fue para abajo. Sin embargo, la herida nunca terminó de cerrar. El viernes 7 de octubre de 2011, el periódico Reforma publicó la siguiente información:

Un día después de que Andrés Manuel López Obrador se reunió con empresarios de Monterrey, el presidente Felipe Calderón arremetió contra el tabasqueño.

Al participar en un foro de la revista The Economist, en tono irónico, Calderón insinuó que de cara a los comicios de 2012 hay un candidato que se considera invencible, pero que a la postre ganará quien aparentemente tiene menores posibilidades.

Luego de que la sesión de preguntas le hiciera notar el caso de corrupción que protagonizó su “cuñado incómodo” en la campaña de 2006, Hildebrando Zavala, Calderón rechazó la “calumnia” que formuló entonces López Obrador.

“Con absoluta transparenciadijo Calderónse ha demostrado que, apenas pasó la campaña, no hubo nadie quien presentara absolutamente ninguna evidencia de lo que fue una gran calumnia, absolutamente ninguna. De hecho, la acusación que se me hacía es haber dado contratos, de manera indebida, a parientes míos, lo cual fue absolutamente falso”, apuntó.

La nota de Reforma también consigna queen dicho del presidente“Hildebrando creó una pequeña empresa en su propia habitación y 10 años después había crecido”.
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El 20 de abril de 2009, Manuel Espino envió una carta a su relevo en la jefatura nacional del PAN, Germán Martínez Cázares. En la brevedad de tres líneas lo conminaba a una reunión urgente. Se trataba de proteger la figura del presidente de la República, en el remolino de sus propios desatinos: el dinero entregado a Hildebrando Zavala y la violación a los principios de la equidad electoral en 2006.

Escribió Manuel Espino a Germán Martínez:

Germán:

Es muy importante que platiquemos a más tardar mañana, martes 21; después sería demasiado tarde para parar documentos originales que comprometen al presidente y dan la razón a Andrés Manuel.
Anexo copia de uno de los documentos en mención.

Manuel Espino

Tan sólo un día después, el 21 de abril de 2009, respondió Martínez Cázares:

Manuel:

Recibí tu mensaje del día de ayer en el que anexas copia de una factura acompañada de una amenaza. Como bien sabes, el gasto que ampara la factura se efectuó durante tu presidencia y está ejecutado por quien fuera tu tesorero, miembro del Comité Ejecutivo Nacional y actual candidato a diputado por la vía plurinominal.

Como podrás entenderen tu calidad de presidente–, el presidente del PAN no puede ni debe estar sujeto a ningún tipo de amenaza, ya sea por parte de sus militantes o adversarios.

Respecto a la reunión que solicitas, te comento que con motivo de tu mensaje, el único encuentro posible entre nosotros se dará en las reuniones del CEN teniendo a los integrantes de ese comité como testigos de calidad.
Sin más por el momento,

Germán Martínez [rúbrica]
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El tema del gusto del presidente de la República por la bebida lo llevaba en la mente y un día resolví abordarlo con Manuel Espino en el único lenguaje posible: la franqueza. Antes, sin embargo, conversaríamos sobre la salud física y mental de los predecesores de Felipe Calderón en el Poder Ejecutivo. Pareciera que de todos ellos no se haría uno.

Adolfo López Mateos había padecido un aneurisma que a menudo lo apartaba de su trabajo, habitante único en un cuarto oscuro que mitigara el dolor de la migraña. Humberto Romero, su secretario y amigo incondicional, velaba el sigilo sobre asunto tan serio.

Gustavo Díaz Ordaz finalmente cayó vencido por la matanza del 2 de octubre de 1968. Embajador en España varios años más tarde, no resistió a los periodistas que lo interrogaron en Madrid y tocaron el punto de la tragedia. Díaz Ordaz huyó de la embajada, algún tiempo acéfala. Después fue huyendo de la vida.
A Luis Echeverría lo extravió su megalomanía. Pretendió, en complicidad con el presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon, sustituir a Fidel Castro como vocero de América Latina. Documentos desclasificados de la Casa Blanca muestran sin retoque a un hombre hecho para la traición.

El 30 de junio de 1982, Día de la Marina, José López Portillo hizo burla de su condición de presidente de la República y, convertido en fauno, persiguió a Rosa Luz Alegría, toda de blanco y atractiva en el sudor que la bañaba. López Portillo, atleta consumado, trataba su cuerpo como asunto de gobierno, alta prioridad en la agenda cotidiana.

Miguel de la Madrid gobernó con la flojedad de un hombre sin pasiones. Fue como el agua que se evapora al sol. Decía que, ya como ex presidente, querría asistir a los restaurantes como un sujeto bien visto, respetado.

A Carlos Salinas de Gortari lo perseguirán por siempre el asesinato de Luis Donaldo Colosio, a estas alturas enigma sin solución, y la faraónica fortuna de Raúl, su hermano mayor. Por la fuerza de los hechos no podrá decir que dejó la Presidencia con las manos limpias; tampoco olvidar que Colosio, efímero candidato a la sucesión, dijo en su último discurso que México tenía hambre y sed de justicia.

De Ernesto Zedillo destaca su indiferencia por México.

Vicente Fox, corrupto e impune, carga con el peso en toneladas del Chapo Guzmán. Las puertas de la cárcel de Puente Grande le fueron abiertas al capo de par en par y sólo faltó que lo despidieran con la alfombra roja que se estila en circunstancias solemnes. Fox admitió el silencio cómplice de los miembros de su gabinete de seguridad.

Y Felipe Calderón, don Manuel.

Platiquemos.
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Me pesa el lenguaje y las escenas que describe Espino sobre la mesa del restaurante semivacío. Su relación con Calderón se fue degradando hasta el rompimiento definitivo. Dice:

“El gusto por la bebida es viejo en el presidente. Le ha hecho daño a él en lo personal y al país. Voy a ocuparme con usted de hechos públicos. No se me ocurriría mentir o difamar; mucho menos calumniar.

”En mi condición de diputado federal [2002], se me presentó la oportunidad de acceder a la secretaría general del Comité Ejecutivo Nacional del partido. Al aceptar el nombramiento, la diputada suplente tomó mi lugar. En ese entonces ya tropezaba mi relación con Calderón. Sin embargo, él la complicó aún más al divulgar falsas historias sobre mi persona. Un día decidí buscarlo en la Cámara de Diputados. Lo confrontaría:

”–Estás diciendo muchas pendejadas acerca de mi persona y eso no se valele dije–. No quisiera faltarte al respeto ni que llegara el día en que tuviera que darte un chingadazo.”

¿De qué asuntos se trataba?inquirí con Espino.

“Calderón aseguraba que yo cobraba en la Cámara de Diputados y también como secretario general del partido. Le reclamé. Se sostuvo en su dicho. Le expliqué, pausado hasta donde me fue posible.

”Mi suplente era originaria de Ciudad Obregón, yo vivía en Hermosillo. Contaba con una pequeña oficina y una secretaria. A mi suplente le pedí que le mantuviera un sueldo por el tiempo que restaba del periodo legislativo, unos meses. También le pedí que la ayudara con un boleto de avión al mes. Calderón llegó a decirme que a la diputada suplente le aceptaba dinero de su dieta.

”También decía que yo me promovía como posible coordinador parlamentario en la Cámara de Diputados, en el caso de que él se lanzara como candidato al gobierno del estado de Michoacán. El propósito me parecía claro: suscitar recelos, agitar la grilla.

”Le propuse que platicáramos. Me invitó a cenar a la Barraca Orraca, un restaurante ubicado en Insurgentes Sur y Eje 5. Era cliente del establecimiento al que asistía regularmente con sus amigos: Juan Camilo Mouriño, Alejandro Zapata, Francisco Blake, Cuauhtémoc Cardona y Jordy Herrera.

”Instalados en la Barraca, solos, pedimos, a instancias de Calderón, la primera bebida. Y luego otra y otra. Yo le seguí el paso y le hice al valiente, pero no pude alcanzar el mismo ritmo.

”Ahí empecé con un reclamo: por qué hablaba de una novia que nunca existió. Me dijo que había sido don Luis H. Álvarez el autor de la versión. Y remató:

Y tú sabes que él tiene autoridad.

Ah, lo dijo don Luis, pues ahora le reclamo por teléfonoy le dije a Calderón que lo llamaría de inmediato.

”No fue necesario. Me pidió disculpas y aseveró que un grupo de panistas platicaba en una reunión donde participaba Luis H. Álvarez, pero que él nada había dicho a propósito del asunto.”

Continuaron los reclamos, apuntó Espino:

“–Tú dijiste que yo pretendía ser coordinador parlamentario, que ambicionaba mucho poder. Felipe, yo no dije eso.

”–De buena fuente sé que lo dijiste.

”Cuando la versión salió publicada en varios medios, hasta en Proceso, me parece, yo me sorprendí. Llamé a Jordy Herrera, su agregado de prensa en el grupo parlamentario, para indagar de dónde provenía la versión de que yo me apuntaba como relevo de Calderón en caso de que fuera candidato al gobierno de Michoacán. Herrera admitió que Felipe le había dicho que ‘soltaran’ la versión.

”–Fue Jordy el que me lo contó, Felipe.

”–Yo no le tengo confianza. Es un muchacho mentiroso.

”–¿Me crees?

”Sin más, le hablé a Jordy y le dije que en esos momentos me encontraba con Felipe, quien reclamaba mi autopromoción en el PAN.

”–Jordy, tú me dijiste que él te lo dijo. ¿Es así o no?Jordy asintió–. Te paso a Felipe por el teléfono.”

Continuaba la discusión esa noche larga. Cuenta Espino que Calderón le dijo:

“–Como secretario general del PAN has tratado muy mal a Margarita [Zavala].

”–¿En qué consiste el maltrato? Siempre le doy su lugar. Ella es la secretaria de Promoción Política de la Mujer. No tiene de qué quejarse.

”–La tratas muy mal, eres indiferente. No le das apoyo.

”Discutíamos otros temas y no sé a qué hora o cuánto tiempo después de nuestra última discrepancia, llegó Margarita Zavala. Yo le había dicho a Felipe que ya era hora de que nos fuéramos, pero él quería seguir bebiendo.

”Dijo Margarita:

”–Felipe, te he estado buscando. No te reportas, tu chofer me dice que no me puede decir dónde estás. Lo forcé a que me diera tu paradero y por eso estoy aquí. Ya habíamos quedado en que no ibas a tomar.

”–Perdóname por haber venido a platicar con tu marido, Margarita. Ya hemos hablado. Te ofrezco una disculpa, no era ésa mi intención.

”–No te preocupes, Manuel.

”–Discúlpame, pero ya estás aquí, Margarita. Felipe dice que yo te trato mal en el comité ejecutivo del partido, que no te doy tu lugar, que no te apoyamos. ¿Te hemos faltado en algo, Margarita?

”–¿De dónde sacas tú eso?Margarita voltea hacia Felipe y le dice–: ¿cuándo me he quejado yo?

”Y abandona el local.”
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