Las razones del amor en AMLO
María Teresa Jardí
Basta un solo caso para que muera ejecutada la Justicia cuando la
venganza ocupa el lugar que por sensatez, incluso de los propios
ejecutores, que se convertirán más temprano que tarde también en
víctimas, no debe ocupar nadie más. Aunque sea en un solo caso con
dimensiones políticas, ejecutada muere la Justicia cuando la venganza
ocupa su lugar.
Y así como en el caso español, claramente la falange es la ejecutora de
la Justicia con la condena al Juez Garzón. Falange que aplaudía cuando
Garzón perseguía a los miembros de ETA al punto de haberlo convertido en
un héroe del nacionalismo español. Falange que preocupada se
manifestaba cuando, por sus crímenes de Estado, logró de manera pública
acusar a Pinochet. Falange que convirtió a Garzón de hèroe a villano por
atreverse a querer establecer la memoria de lo ocurrido bajo el
franquismo, del que hoy se venga al costo de convertir a la justicia en
venganza, de lo que no se va a reponer pronto el pueblo español, sin
haber logrado nunca entender la falange que Garzón, quien ha consagrado
su vida a ser jurista, abomina por igual al terrorismo de Estado que al
terrorismo que no es de Estado, y Franco es un claro representante de
ese delito atroz. Y sentado por la falange que de nuevo gobierna España
en el banco de los acusados, se encuentra el mejor jurista de estos
tiempos de horror.
En el caso mexicano, el iniciador del crimen atroz que significa el
hacer ocupar a la venganza el lugar que le corresponde a la Justicia es
Ernesto Zedillo. Aunque su autoría no exima al resto de seguidores que
se dan dentro de la clase política y ahí es donde yo encuentro las
razones de AMLO propiciando el amor en aras de una concordia que sólo
trae el verse reflejado en el otro.
Hay eventos que por sensatez ameritan una contundente defensa. El PRI,
hoy perseguido político por un usurpador que el PRI ayudó en su llegada
ilegítima, firmó la sentencia de lo que hoy le ocurre, cuando calló,
cuando Zedillo metía a la cárcel por venganza al hermano del
ex-presidente, que le hacía sombra, acusado de un crimen del que no sólo
no se le probó la autoría, sino con el que, además, se acabó con lo que
pudiera haberle quedado de prestigio a la institución general
procuradora de la justicia, sembrando cadáveres, contratando brujas,
usando amantes...
El PRI calló y hoy el PAN levanta, de su silenció, la cosecha. Contra el
PRI están enfiladas de momento todas las baterías del panismo
usurpador. Y no sé si el PRI lo entiende o ha perdido ya la noción de lo
que le puede caer encima. Se respiran incluso otra vez aires de
tentaciones magnicidas, lo que sumiría al país en otra larga noche de
dictadura fascista. E igual para el PRI sería la muerte definitiva para
lo que pueda quedar de aquel PRI que logró la hazaña de mantener al país
más o menos tranquilo a lo largo de setenta años. Seis años más de
desgobierno panista para el país pintan como el fin de la posibilidad de
cambio a seguir escribiendo aunque sea la historia de la segunda mitad
del siglo pasado.
También calló el PRI cuando Zedillo dio marcha atrás en uno de los
rubros que a México ponía a la cabeza como ejemplo para América Latina:
el del asilo político. Se me dirá que Zedillo es priista y sí bajo esas
siglas llegó ese traidor y sí llegó bajo esas siglas, como llegó
Salinas, y la desgracia del PRI inicia con la llegada justamente de la
derecha tecnócrata.
Zedillo es de derecha y su corazón se encuentra al lado de lo peor del
panismo. Y por eso lo defiende el también traidor amén de usurpador,
Felipe Calderón. A su servicio la Secretaría de Relaciones Exteriores
para vergüenza del pueblo mexicano. “Como lo está al servicio de todos
los mexicanos acusados en el extranjero”, mintiendo, declaran, los que
han dejado que se asesine con ese crimen, que se conoce con el disfraz
de pena de muerte, a montones de mexicanos, sin asistencia consular ni
defensa alguna, en el país vecino. Muchos probablemente inocentes de los
crímenes por los que fueron sentenciados y simplemente condenados por
el color de la piel y el hecho de ser pobres y migrantes. Y, sí, también
iniciador es Zedillo de la conversión en filtro de México para los
emigrantes que en fosas clandestinas van apareciendo en algunos de los
estados elegidos por la derecha panista para convertir a México el gran
cementerio en que para vergüenza también de los mexicanos se encuentra
convertido nuestro país. El bueno es AMLO y el PRI tendría que ponerse
las pilas de manera rauda antes de que sea tarde para todos.
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