miércoles, 15 de febrero de 2012

Amlo en el municipio más rico de México

¡¡Exijamos lo Imposible!! 
Empresarios contra el neoliberalismo y la “guerra” estúpida
Jorge Canto Alcocer 

La reunión del domingo fue absolutamente atípica. Si bien el acto fue multitudinario, en esta ocasión los asistentes llegaron en automóviles de lujo, debidamente custodiados, herméticamente protegidos. Esta vez cosa excepcional- las personas no se atropellaban con tal de saludar a Andrés Manuel López Obrador. Llegaron en orden, se sentaron tranquilamente en el elegante auditorio, y luego se retiraron sin grandes alborotos. Muchos de ellos fueron en 2006 activos participantes y hasta patrocinadores de la “guerra sucia” contra Andrés Manuel. En aquel entonces, la mayoría respiró aliviada cuando se anunció la consumación del fraude, y deploró las movilizaciones que intentaron impedirlo. Casi todos comenzaron el sexenio como partidarios del gobierno usurpador. Pero el domingo estuvieron tranquilamente sentados, escuchando con atención los planteamientos de aquel a quien en 2006 calificaron como “un peligro para México”.

San Pedro Garza García, sede de la reunión que rememoramos en esta nota, es el municipio más rico de México. Hasta hace 5 años sus índices de desarrollo humano y calidad de vida eran comparables a los de Europa Occidental. Allí residen algunos de los más poderosos capitanes de la industria, el comercio y la banca, no sólo de México, sino de Latinoamérica. Bastión panista desde hace décadas, recibió con atención y respeto al líder del movimiento popular.

¿Qué ha pasado en este exótico girón de la patria durante el sexenio usurpador? Casi nada. Tras ser un paraíso de tranquilidad, San Pedro Garza García está hoy en manos de la delincuencia organizada. Los asesinatos y secuestros se suceden con periódica y alarmante continuidad. Ciertamente la policía está armada hasta los dientes y cuenta con patrullas sofisticadas, pero en voz baja se afirma que en realidad sirven a los “verdaderos jefes”, que proceden de Sinaloa. Ni siquiera el Alcalde está seguro, mucho menos los hombres que hasta hacía poco presumían su poder adquisitivo en los esplendorosos “malls”, en las agencias de los autos más onerosos del mundo y en cuanto centro de consumo hubiera construido el capital durante los años dorados.

Hoy los más ricos se han trasladado a Texas, California y Florida, pero son muchos los empresarios cuyos sueños son intranquilos, a pesar de pagar seguridad israelí e instalaciones dignas de los bunkers militares.

Y eso sólo es parte del desastre. El otro lado de la moneda se encuentra en el desplome de la producción, el comercio y los servicios en general. Los ingresos de los grandes capitanes se han pulverizado al paso en el que se ha degradado la capacidad económica de la antes pujante y hoy casi extinguida clase media, y la pobreza ha dado paso a la miseria y el hambre.

Aunque sigue siendo el municipio más rico de México, San Pedro Garza García ya no estrena “malles” ni agencias de autos. Ahora estrena cinturones de pobreza, mendicidad, prostitución callejera, narcomenudeo, secuestros, ejecuciones y demás “lindezas” del México de Calderón. Paradójicamente, parece estrenar también conciencia, provocada por el abrupto fin a su fantasioso sueño de ciudad de la Europa nórdica, y su despertar a la realidad de un país devastado, saqueado, colapsado por la corrupción, el entreguismo y la irresponsabilidad.

Hasta los poderosos empresarios de San Pedro parecen haber entendido cuáles son los verdaderos peligros para México. Por eso, el domingo pasado, cuando Andrés Manuel terminó su discurso, los aplausos y las sonrisas se generalizaron. Seguramente nuestro líder también estaba muy satisfecho: se había logrado un paso más en el largo camino rumbo a la transformación nacional.

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